miércoles 18 de junio de 2025 - Edición Nº2387

Cultura | 8 abr 2023

Libro cúspide de la literatura maya y univers

Popol Vuh, tesoro maya y universal

Hay libros que dejan marcas en las personas y más allá, en colectivos, países y distintas generaciones. Hablamos del Popol Vuh o Popol Wuj -el más cercano a la ortografía K’iché-, y con un sentido universal como pocos.


Por: Agencia Pressenza

Popol Vuh, tesoro maya y universal

Hay libros que dejan marcas en las personas y más allá, en colectivos, países y distintas generaciones. Hablamos del Popol Vuh o Popol Wuj -el más cercano a la ortografía K’iché-, y con un sentido universal como pocos.

Religión, mitología, historia y astrología sitúan a esta obra en la cúspide de la literatura maya y universal, sin discusión alguna.

Entre sus diferentes nombres, se le conoce como “Libro del Consejo”, “Libro de la Comunidad”, “Libro Sagrado”, “Libro de la Estera” y hasta “Biblia Maya”, lo cierto es que muchos enigmas en torno a sus orígenes quedan hoy por descubrir.

A su gran valor estético, los estudiosos suman el de ser una gran ventana por la cual se puede vislumbrar la cosmogonía del pueblo K’iché antes de la llegada de los españoles a tierras americanas.

Su contenido corrobora datos encontrados en la alfarería, las estelas y hasta en los monumentales monolíticos que nos dejaron de herencia y algunos permanecen en lo profundo de la vegetación de la selva de Guatemala.

En lo que a influencias concierne, la presencia del Popol Wuj es innegable en la literatura nacional, pero también en la de autores centroamericanos.

El Premio Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias no hubiera creado su obra maestra, Hombres de maíz, si no hubiera existido el antecedente del antiguo códice.

Asturias regresó a los orígenes, pero no al mito occidental (Ulises, Prometeo, la Biblia), sino al precolombino, a lo primigenio del ser latinoamericano, el hombre de maíz.

En términos generales, en la historia narrada en el manuscrito original del siglo XVI se aprecian tres partes: una que describe la creación y el origen de los hombres de maíz; otra sobre un tiempo anterior a ese proceso, con las aventuras míticas de los dioses gemelos Hunahpú e Ixbalanqué en el inframundo maya; y la última con el linaje del pueblo k’iché hasta los últimos reyes asesinados por las huestes españolas.

Para entender la gran importancia del Popol Wuj, los investigadores señalan que habla de una cosmogonía y una cosmovisión. La primera hace referencia a la forma en que un pueblo explica el origen del universo y todo lo que le rodea, mientras la segunda responde a la manera en que ese pueblo ve el mundo y cómo lo explica mediante historias.

También refleja aspectos únicos del territorio desde el cual fue escrito, así como expresiones espirituales, ideológicas y artísticas. Lo mejor es que sus valores siguen vivos en las comunidades mayas porque están contenidos en las historias que los abuelos aún relatan.

UNA HISTORIA AZAROSA

Junto con los conquistadores llegaron varios sacerdotes, quienes en su afán de convertir a los indígenas a la “verdadera religión”, destruyeron cuanto tuviera alguna conexión con las religiones precolombinas: templos, dioses y bibliotecas enteras de códices.

Estudios indican que el Popol Wuj, como lo conocemos, fue escrito un poco después de la Conquista en el idioma k’iché con auxilio del alfabeto castellano por uno o varios indígenas cristianizados, posiblemente miembros de la realeza derrotada.

Algunos identifican a uno de los posibles autores con un indígena llamado Diego Reinoso, pero la mayoría concuerda en enmarcarlo en origen desconocido o autor colectivo por la tradición oral.

Donde sí hay coincidencia es en la fecha aproximada de su redacción, entre 1554 y 1558, hasta que casi dos siglos después vieron la luz la versión que trascendió hasta nosotros, cuando el sacerdote Francisco Ximénez tuvo el original en forma de versos e hizo la traducción al idioma castellano en prosa.

A partir de ese manuscrito del dominico, se publicaron versiones en diferentes países e idiomas durante los siglos siguientes.

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