

Por: Pedro Pozas Terrados
Recientemente, Naciones Unidas ha dejado claro que para combatir la crisis climática a la que nos estamos enfrentando por culpa de las malas políticas de los países de la Tierra, se debe contar con la sabiduría indígena, que han sabido durante milenios ser parte de la propia naturaleza, cuidar los recursos que les daba y proteger los ecosistemas naturales.
Pero la soberbia humana ha llegado a un punto que se mira a sí misma, dando la espalda a los elementos que precisamente le da la vida, extrayendo los recursos naturales de una forma inconsciente solo pensando en los aportes económicos, sin darse cuenta o sabiendo, que esos mismos patrimonios naturales son finitos y que la naturaleza no puede recuperarse al ritmo de destrucción a la que la sometemos.
Los pueblos indígenas han sabido perfectamente conectar con la madre Tierra, protegiendo los recursos que obtienen de ella de una forma ecológica y sostenible, sin contaminar los elementos imprescindibles para su existencia.
Hoy en día, estamos cometiendo un gran error contra la vida, un genocidio consentido contra los pueblos originarios que nos dan lecciones de amor a la madre Tierra. Los aislamos, les consideramos seres muchas veces sin derechos a lo más básico olvidándonos que son también ciudadanos con pleno derecho. Se asesinan a sus líderes, se les presiona, se les expulsa de sus tierras a pesar de que existan leyes que les protejan, se les utiliza en las campañas electorales y después se les ignoran. Es una realidad la que tienen que soportar que viola los más elementales derechos humanos. Sin embargo, los gobiernos miran para el otro lado, No quieren o más bien temen, enfrentarse cara a cara con ellos, porque su sabiduría es superior a los mandatos de Estado que vienen siempre originados por intereses políticos, económicos y de poder.
El ejemplo lo tenemos en Argentina, un país hermano y que sin embargo, sus gobernantes ignoran a los pueblos indígenas. En la provincia de Formosa, al norte del país, los pueblos originarios están siendo olvidados, los utilizan a conveniencia de los políticos. Las escuelas donde estudian sus niños, muchas de ellas no tienen paredes, solo un techo, prácticamente en la intemperie sin que exista una educación igualitaria al resto de los ciudadanos. Su cultura está siendo mutilada en las propias escuelas, su lengua olvidada, una forma más de destruir a las generaciones futuras haciéndolas olvidar de dónde vienen y cuál es su identidad.
Félix Díaz, líder indígena que lleva dos años y cinco meses acampado frente a la casa rosada donde reside el Presidente del Gobierno para ser recibido por éste y tratar sobre la situación en que se encuentran sus pueblos en Formosa apelando a las leyes argentinas, está siendo despreciado por el propio Presidente que sabe de su existencia y que desde su despacho, posiblemente riendo, observa el acampe frente a su despacho sin que tenga un mínimo de empatía o acercamiento hacia ellos o bien acercarse para poder escuchar las reivindicaciones de los pueblos originarios de Argentina.
Hace sólo unos días, Félix ha lanzado un comunicado a su gobierno, al mundo, que reproduzco a continuación como símbolo de la nobleza indígena, de la libertad de su pueblo que sufre la pobreza y el hambre, como símbolo de un llamamiento desgarrador y con el apoyo político de Naciones Unidas Su título: