

Por: Daniel Duarte. Fuente: Ciencias del Sur. (Paraguay)
Karikó, bioquímica húngaroestadounidense, pasó décadas trabajando en marginación y hasta perdió un puesto en la Universidad de Pensilvania por empecinarse en una idea: que el ARN mensajero era útil clínicamente. La pandemia fue la demostración irrefutable de que estaba en lo cierto; gracias a su trabajo, las innovadoras vacunas contra la COVID-19 de Pfizer fueron posible.
Mohammadi es una activista iraní por los derechos de las mujeres y abolicionista de la pena de muerte. Se la conoce por su labor periodística, pero se olvida mencionar que primeramente se graduó en física y se dedicó a la ingeniería. Ha sido apresada y condenada por el régimen teocrático a una pena de 31 años y 154 latigazos.
Ambas mujeres comparten la tenacidad y perseverancia ante la adversidad, cualidades que las convierten en ejemplos inspiradores. Nunca renunciaron a sus convicciones—y lograron cambiar la ciencia, en el caso de Karikó, y ojalá, en el caso de Mohammadi, logre cambiar su país.