

Por: Agencia InnContext
El Bosque Atlántico es uno de los bosques con mayor diversidad de vida del Planeta. Se extiende a lo largo de la costa oriental de Brasil y se adentra tierra adentro en Argentina – Selva Misionera - y Paraguay. Más de 148 millones de personas viven y dependen social cultural y económicamente de los servicios ambientales (agua, energía, protección del suelo, entre otros) que brinda el Bosque Atlántico. Su riqueza biológica es muy variada, contiene el 7% de las especies de plantas y el 5% de las especies de animales vertebrados del mundo. Muchas de estas plantas y animales son endémicas, lo que significa que no existen en ningún otro lugar del mundo. Originalmente cubría 1.345.300 km2, pero en los últimos 40 años según información producida por MapBiomas, el bosque fue reducido significativamente por la deforestación, la urbanización, la producción. Hoy queda sólo alrededor del 24% de los bosques originales. En Argentina, en el mismo periodo de tiempo se perdieron el 17% de los bosques de esta ecorregión (305 mil ha de bosques). A pesar de ello, los esfuerzos de conservación y restauración realizado por varias organizaciones como Fundación Vida Silvestre Argentina, WWF Brasil y otras, agrupadas en la Red Trinacional de Restauración del Bosque Atlántico y PACTO por la Restauración de la Mata Atlántica, han colocado al Bosque Atlántico como Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial por la ONU.
En ese sentido en Misiones, Argentina, Fundación Vida Silvestre trabaja hace más de 15 años junto con más de 130 familias rurales, con quienes se han restaurado más de 475 hectáreas de selva misionera. En base al conocimiento de las familias productoras y del equipo técnico del proyecto, se trabaja en resguardar y recuperar servicios ambientales esenciales para las personas, como el agua. Muchos de los plantines que se utilizan para el trabajo de restauración provienen del “Vivero Nativo de Vida Silvestre Andrés Johnson” que se encuentra en la Reserva de Vida Silvestre Urugua-í (un área protegida privada en la que se protegen 3.243 hectáreas de selva, la cuenca media del arroyo Urugua-í y una muy rica biodiversidad). El vivero obtuvo recientemente el certificado de Área Productora de Semillas de Especies Nativas lo que pone en valor la conservación de las especies de árboles nativos de la selva. Sólo entre 2019 y 2022 salieron del vivero Andrés Jonhson más de 51.400 plantines.
La restauración, además contribuye a la conservación del yaguareté, el felino más grande de la región. La conservación exitosa del yaguareté es fundamental para mantener los bosques saludables, las reservas de carbono, la biodiversidad, la disponibilidad de agua y el patrimonio natural y cultural. La especie estaba al borde de la extinción cuando se realizó el monitoreo poblacional en el 2005, que indicaba que solamente quedaban 40 individuos. A través de los esfuerzos de conservación, el último monitoreo poblacional realizado durante 2022 indica que la población se encuentra estable con un tamaño total estimado entre 72 y 122 yaguaretés (con una media de 93). La protección y recuperación de la población del felino en la selva misionera, y en la región, implica trabajar bajo una gran estrategia que trasciende fronteras y aúna esfuerzos entre Argentina, Brasil y Paraguay para tener un impacto positivo en buena parte del Bosque Atlántico.
En el informe “Senderos forestales” de WWF se nombran diferentes ejemplos de éxito a nivel global: el trabajo de conservación y restauración del Bosque Atlántico es uno de ellos debido a los logros que se han conseguido a través de la colaboración trinacional, aunque destaca que es necesario aumentar y amplificar los esfuerzos que se vienen realizando.