viernes 05 de julio de 2024 - Edición Nº2039

Medio Ambiente | 16 feb 2024

Los riesgos de la Amazonia.

Hasta la mitad de la Amazonia está en riesgo de desaparecer en 2050

Los investigadores destacan la influencia del mayor bosque tropical del planeta como regulador del clima e instan a las comunidades locales e internacional a protegerlo. El descenso de la deforestación en Brasil durante el último año demuestra que «los cambios se pueden hacer y dar resultado a corto plazo», resalta la paleoecóloga Encarna Montoya.


Por: ELISENDA PALLARÉS

La deforestación en la Amazonia brasileña encadena tres años bajo una situación crítica. Foto: LATIN AMERICA NEWS AGENCY

El bosque tropical más extenso de la Tierra podría sufrir cambios irreversibles en 2050. Tanto, que hasta la mitad de su territorio corre el riesgo de convertirse en otro sistema que no proporcione los recursos ecosistémicos de un bosque lluvioso amazónico, según un nuevo estudio científico que acaba de publicar la revista Nature. Concretamente, los investigadores apuntan a que entre el 10% y el 47% de la Amazonia puede verse afectada por transiciones ecosistémicas que le lleven a un «tipping point» o «punto de no retorno, y esto tendría repercusiones en el clima global.

«La horquilla puede parecer desmesurada, pero hay una serie de factores interactuando entre sí que pueden promover un efecto cascada y una retroalimentación que hace que ese 47% que nos proporcionan los datos actuales hasta se nos quede pequeño», señala a Climática Encarnación Montoya, paleoecóloga investigadora de Geociencias Barcelona (GEO3BCN-CSIC) y coautora de la publicación.

«Durante 65 millones de años, los bosques amazónicos han sido relativamente resistentes a la variabilidad climática. Ahora, la región está cada vez más expuesta a un estrés sin precedentes debido al aumento de las temperaturas, las sequías extremas, la deforestación e incendios», asevera el estudio. Montoya explica que estos factores pueden provocar que se convierta en un «bosque abierto, fragmentado o incluso en una sabana en el peor de los escenarios».

La Amazonia estabiliza en clima mundial

El informe destaca que la conservación de la selva amazónica es clave para el clima mundial porque alberga más del 10% de la biodiversidad terrestre del planeta y almacena una cantidad de carbono equivalente entre 15 y 20 años de emisiones globales de CO₂. «Tiene un efecto de enfriamiento neto (por evapotranspiración) que ayuda a estabilizar el clima de la Tierra», resaltan.

Salvar la Amazonia tiene beneficios para el clima de todo el planeta: «El principal efecto anti cambio climático en las zonas tropicales son los bosques y es primordial que se protejan. Su desaparición multiplica por dos el efecto invernadero: por un lado, deja de captar y de ser un sumidero de carbono y, por otro, su tala emite», por lo que aumentarían los efectos de la crisis climática, indica Montoya.

Además, el bosque amazónico aporta hasta el 50% de las precipitaciones en la región y es crucial para el suministro de humedad en toda América del Sur, lo que permite que otros ecosistemas y actividades económicas prosperen en lugares que de otro modo serían más áridos, como los humedales del Pantanal y la cuenca del río La Plata.

El trabajo, liderado por la Universidad Federal de Santa Catalina (Brasil) y en el que han participado científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español (CSIC), ha analizado cinco factores que pueden desestabilizar la Amazonia: el aumento de la temperatura, la disminución de las precipitaciones, el aumento de la temporada seca, la intensidad de las lluvias y la deforestación.

La deforestación se puede revertir

El estudio sitúa como punto de inflexión una deforestación acumulada del 20% y señala el 10% como el «límite seguro», un umbral que se habría superado. Sin embargo, hay visos de esperanza: en los últimos meses se ha producido un importante descenso en la deforestación en Brasil, coincidiendo con la entrada de Lula da Silva como presidente tras el mandato de Bolsonaro.

«Esta reducción masiva de la deforestación en Brasil de un año para otro ha sido un cambio político, por las políticas de gestión de este país, y este análisis no recoge estos datos desde que Lula es presidente. Esto da esperanza porque demuestra que los cambios se pueden hacer y dar resultado a corto plazo», resalta Montoya. Pero la Amazonia está gobernada por nueve países diferentes y «el agua que reciben los bosques están conectada, los ríos no entienden de fronteras».

Un aumento en la temperatura media global de 2 °C (respecto a la era preindustrial) sería otro límite crítico, siendo un calentamiento de 1,5 °C el valor considerado seguro para el bosque amazónico.

Respecto a las precipitaciones, el punto de inflexión se sitúa en los 1.000 litros por metro cuadrado anuales, y el seguro en los 1.800 litros. Los investigadores señalan que la estación seca no debería superar el umbral crítico de los ocho meses.

Los pueblos indígenas, protectores de la Amazonia

Los investigadores apelan a la responsabilidad local e internacional para reducir los factores de riesgo como la deforestación y el calentamiento global para evitar la degradación de la Amazonia.

Montoya pone en valor el papel de las comunidades locales: «Las poblaciones indígenas son los principales protectores del bosque amazónico». Pone en relieve su conocimiento tradicional y que «viven, conocen y usan de manera sostenible los bosques amazónicos» y por eso considera que no pueden quedar fuera de la gestión.

El estudio destaca que la desaparición de parte del bosque amazónico supondría no solo una pérdida irreversible de biodiversidad, sino de valores socioeconómicos y culturales. «La Amazonia es el hogar de más de 40 millones de personas, incluidos 2,2 millones de personas indígenas de más de 300 etnias» que verían perjudicados sus medios de vida y «sistemas de conocimiento que inspiran a las sociedades a nivel mundial».

Esta publicación, coordinada por el brasileño Bernardo Flores, es fruto del primer informe científico del Panel Científico por la Amazonia, una iniciativa auspiciada por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. «Espero que este trabajo sirva para que todo el mundo se dé cuenta de que lo que pasa al otro lado del Atlántico es importante para todos. Sus habitantes son los primeros afectados, pero si el clima cambia lo hace para todos», concluye Montoya.

 

 

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