a quien elevó a la categoría, casi celestial, de alguien "ungido por Cristo" para guiar su rebaño (los brasileños) durante el discurso pronunciado durante una masiva concentración golpista realizada a fines de febrero en San Pablo.
Aborto y educación sexual constan entre las mayores perversiones con las que "el maligno (léase Lúcifer) y la izquierda" quieren adoctrinar a la sociedad, denuncia la joven y muy bien coacheada Michelle.
Aborto
Uno de los temas omitidos por Lula en el almuerzo del viernes fue la despenalización del aborto, a pesar de ser una bandera históricamente defendida por el Partido de los Trabajadores (PT). En el gobierno petista evitan un asunto que desagrada a los electores evangélicos faltando menos de siete meses para las elecciones de intendente en 5,6 mil ciudades.
El derecho a que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo ha sido reivindicado por la actual primera dama , Rosángela Janja da Silva, una socióloga con décadas de militancia petista, así como por el candidato lulista la alcaldía de San Pablo, la más importante del país, Gulherme Boulos.
A pesar del bajo perfil puesto de manifiesto hasta el momento por el Poder Ejecutivo es posible que el PT acabe por confrontar con la derecha tanto sobre aborto como sobre la despenalización de las drogas, la reducción de la minoría de la edad de imputabilidad penal y la violencia policial contra la población humilde. Se trata de temas indirectamente vinculados a la realidad de los municipios, pero que tienden a ganar centralidad en una campaña muy disputada.
Desmovilizados, por ahora
El gobierno de izquierda electo gracias al voto de la mayoría de las mujeres y el respaldo del movimiento feminista, no convocó a una movilización para conmemorar el 8 de marzo. Brasilia no tuvo grandes concentraciones , al contrario de lo ocurrido en otras capitales latinoamericanas , como el Distrito Federal de México o Buenos Aires. O la propia París, donde la celebración por el Día de la Mujer ocurrió a la par de los festejos por la constitucionlización del derecho a la interrupción del embarazo.
Desde la capital francesa, la ex presidenta Rousseff, una de las personalidades convidadas a los actos por el derecho al aborto, hizo un revisión de su paso por el gobierno (2011-2016) durante el cual fue atacada sin misericordia por el lobby envangélico y la extrema derecha donde comenzaba a descollar un personaje hasta entonces poco conocido: Jair Bolsonaro. El entonces capitán-diputado conmemoró el impeachment contra la primera mujer presidenta de la historia haciendo loas al militar que la torturó durante la dictadura.
Desde el inicio del fin de la gestión Rousseff, signado por masivas protestas conservadoras, la derecha ha demostrado tener la iniciativa en varios asuntos de la agenda nacional y el control de las calles. La camisetas amarillas de la selección combinadas con demandas neocons se han adueñado de las avenidas revirtiendo la hegemonía que allí había ejercido la izquierda de fines de los ãnos 1970.
Madrid y Washington
Con el mismo realismo que revisó la historia de la lucha por la democracia y los derechos de la mujer, Lula hizo una evaluación del acto convocado por el capitán Bolsonaro, su esposa Michelle y el pastor Silas Malafaia, un evangelista sionista sintonizado con Washington. "La protesta golpista fue grande" y pone negro sobre blanco el poder de los enemigos de la democracia, ponderó.
En el Planalto estudian la posibilidad de responder a esa muestra de fuerza conservadora con otro acto, que necesariamente debería ser tanto o más populoso. Una fecha posible sería el 1 de mayo. Antes de esa movilización debe ocurrir otra, ésta organizada por los movimientos sociales, el 31 de marzo en repudio a los 60 años del golpe contra Goulart.
Para Lula ese combate debe ser complementado con otro que plante bandera a una suerte de internacional extremista cuyos referentes son Donald Trump, Jair Bolsonaro y Javier Milei, entre otros.
El miércoles pasado, en el Planalto, le dijo al premier español que "ya es hora de enfrentar a una extrema derecha que actúa coordinadamente. No podemos transigir ante el totalitarismo ni paralizarnos por la perplejidad”. En ese mismo encuentro citó las coincidencias entre el gobierno petista y la administración del demócrata Joe Biden, en favor de un plan global contra el trabajo uberizado.
La idea del petista es avanzar con esa propuesta en favor del “trabajo digno” codo a codo con Sánchez y Biden. Y hacer que esa propuesta se amplifique en el ámbito del G20, actualmente comandado por Brasil. Lula quiere motorizar esta "internacional" antifascista lo antes posible. Tiene dos urgencias, las elecciones brasileñas de octubre, donde medirá su popularidad, y las estadounindenses de noviembre, donde una victoria de Trump favorecería claramente al bolsonarismo.