

Por: Fuente: Sociedad de Economía Política del Paraguay (Seppy).
El sistema de gobierno del cartismo, en el que Santiago Peña es solo una pieza de tantas, con un uso excesivo del poder político, debilitamiento de la sociedad civil, reducción del espacio opositor, ataques a los medios de comunicación y uso del Estado para fortalecer un sector empresarial, es un proyecto que está en proceso de consolidación, según sostiene la economista Alhelí González Cáceres, presidenta de la Sociedad de Economía Política del Paraguay (Seppy).
Para la analista, lo relevante del Gobierno es la consolidación del proyecto político y económico del cartismo, que tiene como ejes predominantes “al sector financiero especulativo junto con el espacio ilícito e ilegal de acumulación de capitales, que se combinan con un modelo de gestión estatal sumamente autoritario, regresivo y conservador, con foco en el desmantelamiento de derechos sociales, políticos y económicos”.
Un factor importante en el modelo cartista es el aprovechamiento de una tendencia de la sociedad paraguaya hacia el autoritarismo, indica González, que es una estrategia para avanzar contra los sectores populares organizados.
“Hay que tener claridad en que la gestión estatal en Paraguay ha tenido históricamente un contenido sumamente autoritario, vivimos en una sociedad autoritaria que reivindica la violencia y el abuso disfrazado de ‘disciplina’. El proyecto cartista del cual Peña es solo una pieza en el tablero de ajedrez, refuerza los rasgos autoritarios de la sociedad para reimpulsar una ofensiva hacia los sectores populares más organizados”, manifestó.
Esta ofensiva está muy bien dirigida, y es contra los sindicatos y toda la clase trabajadora tanto del sector público como privado. La ley contra las organizaciones no gubernamentales es la principal muestra, luego de su sanción por el Congreso y en espera de su veto o promulgación. “Esto claramente puede observarse en la ofensiva hacia la sindicalización y los sindicatos que no se subordinan al proyecto de dominación cartista, una ofensiva hacia la clase trabajadora tanto del sector público como privado. Considero que la ley anti-ONG es síntesis de este proyecto de dominación que busca disciplinar y silenciar a las voces disidentes”, sostuvo.
Otro factor muy importante en esta instalación de una nueva forma de Gobierno es la transición hacia un nuevo sistema de producción agraria, y en esta mirada es central observar la avanzada hacia el Chaco. “Un dato no menor es la transición hacia un nuevo patrón de reproducción del capital agrario que tiene por foco al sector silvopastoril y el monocultivo forestal, destinando grandes cantidades de recursos a financiar la explotación de los bienes comunes y los recursos naturales. La avanzada hacia el Chaco es claro ejemplo de ello”, remarcó.
Finalmente, un aspecto esencial, que es el financiamiento. El cartismo es el único Gobierno que en los últimos años definió un proyecto para el sector dominante, y su respaldo, entre otros, es el sionismo internacional, que tiene como figura preponderante a Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.
Gran parte de la clase empresarial dominante fortalece su negocio a través de todo el grupo vinculado a ueno bank, ayudado por el Estado, donde hasta el presidente Santiago Peña tiene acciones. “En mucho tiempo, la clase dominante paraguaya, no ha tenido un proyecto político económico tan claro como lo tiene hoy el cartismo, con respaldo de los organismos financieros internacionales”, remató.