martes 24 de junio de 2025 - Edición Nº2393

Internacionales | 2 mar 2025

Por la Secretaría General de OEA.

La recta final en la batalla por la OEA y movimientos en otro organismo clave del continente

El próximo 10 de marzo, Paraguay puede quedarse con el sillón del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en una disputa que expresa puertas adentro de ese organismo internacional el nuevo contexto geopolítico marcado por una puja entre Estados Unidos y China y una degradación del sistema multilateral.


Por: Periodista Jorge Cabrera.

El Ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay Rubén Ramírez Lezcano, expone su Plan de Trabajo ante el Consejo Permanente como candidato a Secretario General de la OEA. (Foto: Juan Manuel Herrera/OAS

El próximo 10 de marzo, Paraguay puede quedarse con el sillón del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en una disputa que expresa puertas adentro de ese organismo internacional el nuevo contexto geopolítico marcado por una puja entre Estados Unidos y China y una degradación del sistema multilateral.

La plena convergencia del gobierno del Paraguay con los valores de Occidente, la adhesión a los principios que rigen una economía de mercado -moderna y abierta al mundo- y un incuestionable compromiso con el respeto a la voluntad popular y con la construcción de una sociedad con inclusión y oportunidades hacen del canciller Rubén Ramírez un candidato natural y oportuno para suceder al uruguayo Luis Almagro.

La candidatura del canciller Ramírez, a la que el gobierno del presidente Santiago Peña ha dedicado importantes esfuerzos diplomáticos y una planificación minuciosa, se apoya en esas bases y también en el compromiso y la genuina voluntad del Paraguay de apoyar y robustecer los principios que deben seguir rigiendo a la OEA: la defensa de la democracia, la integración, el fomento al diálogo constructivo y respetuoso y el entendimiento de que la cooperación política es indispensable para combatir el crimen organizado, que tanto erosiona la confianza de la ciudadanía en las instituciones.

Podemos seguir esgrimiendo razones valederas para sustentar la ambición paraguaya. Ellas se vinculan con algunos de los temas presentados públicamente por el ministro Ramírez: vocación por fortalecer la democracia en la región, para que las instituciones garanticen la vigencia de los derechos humanos, profundicen la cooperación política para enfrentar el crimen organizado transnacional, el tráfico de drogas, el lavado de activos y la corrupción; en suma, una hoja de ruta con foco en la acción para que la OEA recupere relevancia.

Hablamos por lo tanto de propósitos y de objetivos claros en tiempos agrios para el sistema multilateral, a cuyo descrédito han contribuido los advenedizos y oportunistas de la política. La experiencia de trabajo y el compromiso con el buen funcionamiento de los organismos del sistema multilateral, especialmente los del Sistema Interamericano, en una región en la que la exclusión, la marginación y la violencia amenazan la convivencia y el orden constitucional, deben ser condiciones básicas de las candidaturas para puestos de decisión.

En ese sentido, luce sumamente apresurada la decisión de Uruguay –que se encuentra en un momento de transición política- de apoyar la candidatura del ahora ex ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, a la dirección general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Con sede central en Costa Rica, el IICA es una institución clave del Sistema Interamericano para la seguridad alimentaria, la producción agrícola y la sanidad animal y vegetal de la región, cuyo nuevo director general será electo a fin de año por los ministros de Agricultura de todas las Américas, incluyendo a los pequeños estados insulares del Caribe.

 

Lanzar la candidatura de Mattos a la dirección general del IICA en el crepúsculo del gobierno de Luis Lacalle Pou y con una antelación no habitual en este tipo de contiendas, luce, antes que cualquier otra cosa, como la búsqueda de una salida honrosa para una situación dramática y poco ejemplar: la explosión causada por la caída de un esquema ponzi organizado por la empresa uruguaya Conexión Ganadera que recibió ayudas financieras gubernamentales y estafó a miles de inversores por unos 400 millones de dólares, situación ocurrida en las propias narices de la administración pública.

El primer paso para dar nuevo significado al sistema multilateral y preservar su prestigio en los turbulentos tiempos que corren es respetar su historia, sus procesos y su transparencia. América Latina y el Caribe, y muy particularmente el Mercosur, es una región clave para la seguridad alimentaria del planeta.

Para llevar a cabo esa misión y estar a la altura de su responsabilidad, la región debe madurar sus procesos para decidir candidaturas y no aventurarse en lo que parece un salvataje de un barco averiado y sin rumbo.

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