sábado 07 de junio de 2025 - Edición Nº2376

Derechos Humanos | 13 mar 2025

Educación Intercultural Bilingüe en México.

Una mirada a la situación actual de la Educación Intercultural Bilingüe en México

En la actualidad, la educación intercultural bilingüe promovida por los pueblos indígenas dialoga con los afrodescendientes y las diversidades. El desafío es lograr una sinergia entre las acciones promovidas por el Estado y por la sociedad civil.


Por: Edgar Pérez Ríos

Foto: Edgar Pérez Ríos

En la actualidad, la educación intercultural bilingüe promovida por los pueblos indígenas dialoga con los afrodescendientes y las diversidades. El desafío es lograr una sinergia entre las acciones promovidas por el Estado y por la sociedad civil. La nueva escuela mexicana, el Colectivo Nacional de Normales Interculturales Bilingües y la experiencia zapatista muestran un camino para seguir avanzando. El desafío de interculturalizar la educación y tender puentes para revitalizar las lenguas.

La Escuela Normal Indígena Intercultural Bilingüe “Jacinto Canek” forma docentes con principios humanísticos y, una conciencia étnica y social. Foto: Edgar Pérez Ríos

Los debates en torno a la educación intercultural en México se han robustecido, de manera que, además de la situación de los pueblos indígenas, incluimos temas afines relacionados con afrodescendientes, diversidad sexual, migración y racismo. Particularmente, la educación intercultural bilingüe se asocia con la educación escolarizada en contextos indígenas o con presencia de población hablante de lenguas indígenas. En ese sentido, la educación intercultural bilingüe dialoga cada vez más con otras aristas dentro de los debates interculturales. 

Tras los antecedentes del Primer Congreso Indigenista Interamericano de 1940 en Pátzcuaro, la firma de tratados internacionales durante la segunda mitad del siglo XX, el levantamiento zapatista de 1994 y las demandas de organizaciones indígenas en la década de 1990, la cuestión de la educación intercultural bilingüe ha cobrado relevancia nacional mediante la creación de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe y de diversas Escuelas Normales Interculturales, dependientes de la Secretaría de Educación Pública. 

A partir de este escenario, es posible advertir dos grandes vertientes que enmarcan las acciones a favor de la educación intercultural y bilingüe. Por un lado, aquellas promovidas desde el Estado mexicano y, por otro, las desarrolladas por actores de la sociedad civil. Si bien las iniciativas pueden ser antagónicas, en ocasiones tienen puntos de encuentro, de diálogo y se reconfiguran, precisamente, mediante dichas relaciones. De este modo, puede haber confrontación directa hacia las políticas educativas del Estado, así como una constante revisión crítica de ellas.

La nueva escuela mexicana

Un ejemplo ilustrativo es el de las maestras y maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación del estado de Oaxaca. Aunque son trabajadores del Estado y las escuelas pertenecen a la Secretaría de Educación, muchas de las prácticas educativas con enfoque intercultural y bilingüe que implementan provienen de un modelo pedagógico propio. Este Plan para la Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) no tiene como base filosófica la interculturalidad sino la comunalidad, es decir, la forma de vida de los pueblos indígenas de Oaxaca, incluyendo su diversidad cultural y lingüística

Las políticas educativas interculturales bilingües promovidas por el Estado han transitado de ser meros instrumentos de asimilación cultural a adoptar una perspectiva intercultural crítica, mediante la denominada Nueva Escuela Mexicana. En efecto, el actual plan de estudios contempla a la interculturalidad crítica como un eje articulador: “Un diálogo permanente con la realidad más allá del aula, en los espacios escolares y en los lugares de la comunidad”. En este contexto, la interculturalidad se refiere a sujetos, comunidades e identidades lingüísticas, culturales, sociales y territoriales diversas que interactúan, dialogan, se interpelan y producen diferentes realidades en un marco de relaciones asimétricas

Si bien existen varios desafíos en torno a la práctica docente con enfoque intercultural bilingüe, el actual plan de estudios del sistema educativo mexicano insta a las y los profesores a “desarrollar procesos formativos y relaciones pedagógicas que permitan comprender, durante la educación básica, la lógica colonial que opera en nuestra experiencia humana cotidiana”. Surgido en 2019, el Colectivo Nacional de Normales Interculturales Bilingües trabaja en la construcción de una propuesta curricular para la formación inicial básica docente desde la interculturalidad. Esta propuesta responde a los principios de la Constitución Política y al fundamento de la Nueva Escuela Mexicana: cerrar las brechas históricas en materia de equidad y reconocimiento de los derechos educativos de los pueblos originarios.

Universidades interculturales y prácticas comunitarias

A nivel de educación superior, en 2003 surgen universidades interculturales promovidas por el Estado mexicano. Aunque el pronunciamiento oficial señala su calidad y pertinencia cultural y lingüística, en la práctica existe una confluencia entre el multiculturalismo neoliberal y el experimento con innovaciones educativas con enfoque intercultural y descolonial. En realidad la experiencia educativa de cada universidad es diversa, poniendo de manifiesto tensiones y contradicciones, a la vez que respuestas diversas que permiten una construcción diferenciada en relación con las prácticas educativas interculturales.

Por otra parte, existen esfuerzos promovidos por gestores culturales, comunidades indígenas, investigadores académicos, asociaciones civiles y profesores indígenas que generan prácticas educativas afines a la educación intercultural bilingüe: promueven prácticas y conocimientos territorialmente situados, con pertinencia cultural y mediante el uso de las lenguas indígenas. Especialmente, la transmisión intergeneracional de conocimientos en las comunidades indígenas que ha permitido dar continuidad a las lenguas originarias, a los diferentes rituales, al sistema de gobierno propio, a la organización sociopolítica y a las formas de relacionarse con sus territorios.

Si bien las prácticas comunitarias pasan desapercibidas para los investigadores, constituyen los esfuerzos más sólidos en pro de una educación cultural y lingüísticamente pertinentes. Aunado a ello, existen casos más conocidos como la educación autónoma zapatista en Chiapas, la educación comunitaria en Cherán (Michoacán) o la educación comunitaria en la Sierra Norte de Oaxaca, cuyas dinámicas están más sistematizadas y convocan la participación de diversos agentes educativos. En algunos casos, entablan alianzas con académicos o activistas interesados en fortalecer las prácticas educativas locales.

Interculturalizar la educación

En cuanto a la promoción y enseñanza de lenguas indígenas existen múltiples iniciativas y diferentes enfoques: cursos impartidos en las universidades, activismo digital, uso de cómics, generación de materiales didácticos para la educación básica, nidos de lenguas y mapeos lingüísticos. Quienes promocionan estas actividades suelen ser los propios hablantes de lenguas o especialistas en el tema. 

En ese sentido, en 2020, se firmó la Declaración de Los Pinos (Chapoltepek) – Construyendo un Decenio de Acciones para las Lenguas Indígenas, promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Gobierno de México. El objetivo principal de esta iniciativa es “llamar la atención sobre la grave pérdida de lenguas indígenas y la necesidad apremiante de conservarlas, revitalizarlas y promoverlas y de adoptar medidas urgentes a nivel nacional e internacional”.

Los verdaderos esfuerzos siguen siendo encabezados por los propios hablantes, la mayoría de las veces sin un respaldo financiero que les permita fortalecer los procesos.

A cuatro años de haberse firmado la Declaración, se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la situación de las lenguas indígenas mexicanas no ha tenido ninguna mejora. Su desplazamiento continúa avanzando y aún no se vislumbran acciones firmes y concretas centradas en cada lengua en particular. De modo contrario, los verdaderos esfuerzos siguen siendo encabezados por los propios hablantes, la mayoría de las veces sin un respaldo financiero que les permita fortalecer los procesos.

Finalmente, el discurso del expresidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto en la mira nacional a los pueblos y las lenguas indígenas. Sin embargo, ha tenido matices de folclor y, aunque con buenas intenciones, los aspectos culturales y lingüísticos han sido banalizados, sirviendo como bandera para celebraciones nacionales o actos políticos. Este panorama ha sacado a la luz el carácter racista de la sociedad mexicana, reflejado en los comentarios discriminatorios hacia las culturas indígenas en las redes sociales. Esta situación refleja la imperiosa necesidad de interculturalizar la educación y las instituciones en aras de conformar una sociedad más dialógica.

Tender puentes para revitalizar las lenguas

Si bien hemos avanzado tanto en el discurso como en la práctica, sobre todo en relación con prácticas educativas interculturales, aún faltan muchos esfuerzos dirigidos hacia el fortalecimiento de las lenguas indígenas. El bilingüismo sigue inclinado hacia el español en detrimento de las decenas de lenguas originarias y sus variantes. Es necesario que tanto los esfuerzos promovidos por el Estado como las iniciativas particulares puedan tender puentes de colaboración y diálogo, en los términos que se consideran pertinentes, pensando en una meta común: el fortalecimiento y revitalización de nuestras lenguas y culturas mexicanas.

Asimismo, vale la pena recalcar el papel que, de manera particular y autogestiva, juegan los docentes que atienden escuelas en contextos indígenas. Muestra de ello son los egresados de la Escuela Normal Bilingüe e Intercultural de Oaxaca. En el marco del XXV aniversario de la unidad educativa, analizaban sus trayectorias docentes y enfatizaban la carencia de materiales educativos en lenguas originarias pero señalaban diversas estrategias de creación de materiales por cuenta propi: títeres, loterías, materiales audiovisuales, libros, juegos y cantos. Esto habla de un compromiso de los docentes hacia las niñeces indígenas. 

Finalmente, debemos advertir que los esfuerzos que existen en nivel primaria por llevar a cabo una educación intercultural bilingüe suelen verse afectados porque en nivel secundaria prácticamente no existen modelos educativos con perspectiva intercultural bilingüe (salvo algunos casos como las secundarias comunitarias indígenas). Y lo mismo ocurre en nivel media superior. Por todo esto, se requiere pensar en un sistema educativo integral donde prevalezca una línea intercultural que garantice el fortalecimiento de dichas prácticas durante toda la trayectoria escolar de los estudiantes.

Edgar Pérez Ríos es Doctor en Ciencias, en la Especialidad de Investigaciones Educativas (Cinvestav-IPN). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, Socio Titular del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y miembro de la Red de Formadores en Educación e Interculturalidad en América Latina.

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