viernes 23 de mayo de 2025 - Edición Nº2361

Cultura | 30 abr 2025

37 Feria Internacional del Libro de Bogotá

Palabras como cicatrices.

Del 25 de abril al 11 de mayo de 2025 se celebra en Bogotá la Feria Internacional del Libro en el recinto ferial de la capital colombiana bajo el lema “Las palabras del cuerpo”


Por: J. Ignacio ´Iñaki` Chaves G.. Fuente: Agencia Pressenza

Inauguración de la Feria Internacional del Libro. Bogotá. (Imagen de Iñaki Chaves)

Del 25 de abril al 11 de mayo de 2025 se celebra en Bogotá la Feria Internacional del Libro en el recinto ferial de la capital colombiana bajo el lema “Las palabras del cuerpo” y con el objetivo de promover “una reflexión sobre cómo se encarnan las historias: desde el lenguaje hasta el movimiento, desde la migración hasta la memoria, desde la música hasta la violencia, y desde el medioambiente hasta el periodismo”.

Me voy a permitir, antes de empezar esta crónica, hacer una pequeña crítica, sin acritud y solamente como un dato cuanto menos curioso. En la edición de la FILBo 2024, con Brasil como país invitado, al final de la inauguración oficial, tras una larga espera para escuchar los discursos de los presidentes Lula da Silva y Gustavo Petro, más los de algunas de las personas que los acompañaban en la mesa presidencial, se invitó a toda la concurrencia, prensa incluida, a un ágape en el pabellón brasileño.

En la FILBo 2025, en la inauguración oficial la tarde del viernes 25, en un acto más corto y puntual, el convite era privado y solamente se podía acceder con invitación. Y eso que el escritor Javier Cercas, quien cerró los discursos inaugurales, había comentado de las tres palabras de la Revolución Francesa –libertad, igualdad y fraternidad—y de cómo nos solemos olvidar de la última: la fraternidad entre todas y todos porque somos una sola especie. Pero lo de la fraternidad para con los demás se quedó en palabras y no hubo ni igualdad ni libertad para acceder a esa nave española e intercambiar opiniones y contactos con las y los invitados frente a un vino y una tapa.

Palabras y cultura de paz

Ahora sí, volvamos a la crónica de este 25 de abril en la feria del libro. En esta ocasión, los territorios invitados de honor son: en el ámbito internacional España, que está presente con la propuesta de “Una cultura para la paz, con los otros y con el planeta”, rindiendo “homenaje a la tradición compartida entre España y Colombia de bibliotecas rurales ambulantes como símbolos de paz”, y en el nacional la Guajira, como región “cuna de culturas ancestrales y musa de la literatura latinoamericana”.

Van a ser diecisiete días con más de 2.300 actividades culturales, con 500 autoras y autores invitados entre nacionales, de Piedad Bonnett a Laura Restrepo pasando por Juan Gabriel Vásquez, e internacionales, con Luis García Montero, Javier Cercas o Rosa Montero, y con la presencia de delegaciones de 25 países y cerca de 500 expositores en 60.000 metros cuadrados con una veintena de salas para la programación paralela, diversas zonas gastronómicas, parqueaderos gratuitos para bicicletas, salas de maternidad o mapas en braille e intérpretes en lengua de señas para personas con esas discapacidades.

El acto inaugural en el auditorio principal de Corferias contó con una mesa de autoridades, en esta oportunidad muy ´macha`, con once hombres y solamente una mujer, en la que se encontraban el alcalde de Bogotá, el ministro de Cultura de España, el viceministro de las Artes y la Economía Cultural y Creativa de Colombia, el embajador de España en Colombia, el presidente de Corferias, el presidente de la Cámara Colombiana del Libro, la escritora colombiana Piedad Bonnett y el escritor catalán Javier Cercas.

Inició los discursos el presidente de Corferias, Andrés López, para quien la feria del libro es “una industria que construye humanidad” y que cuenta con “el poder transformador de las palabras”, destacando en su discurso que “la cooperación y el multilateralismo deben ser el camino” y que deberíamos poner “las palabras en el centro de la convivencia”.

Le siguió el presidente de la Cámara Colombiana del Libro, Emilio Aristizábal, que saludó “a los miembros de los oficios del libro”, recordando las palabras del pasado año de la autora Irene Vallejo, señaló el valor de “celebrar las letras, la imaginación y el poder de la palabra” y pidió incluir “el libro y la lectura en los planes de desarrollo”.

A continuación, fue el turno de Ernest Urtasun, ministro de Cultura de España, quien manifestó que era “un orgullo y un honor participar en esta inauguración”, resaltó cómo “las palabras nos arrastran con su fuerza”, que hay “palabras tan valiosas que requieren un esfuerzo para sostener su significado: como paz” y nombró a la feria como “una conversación desde miradas distintas”, que esperaba un evento “con sorpresas, con más preguntas que certezas” y en el que se dieran “tantos comienzos como libros”. También recordó la palabra memoria, de la que dijo que no la hay sin cicatrices, recordando el poema homónimo de Piedad Bonnett, y se despidió dando las gracias a Colombia y diciendo que confiaba en “encontrar en la literatura un nosotrxs”.

Después fue el turno del alcalde mayor de la capital, Carlos Fernando Galán, quien creo que no supo ver el escenario en el que se encontraba y, al margen de mencionar que su esposa presentaría libro en la feria y destacar que Bogotá es “una ciudad que está más viva que nunca”, soltó un discurso apologético de su labor como regidor para destacar ´todo` lo que ha hecho y hace por la ciudad.

Le sucedió el viceministro colombiano de las Artes y la Economía Cultural y Creativa, Fabián Sánchez Molina, quien señaló que “el país se reinventa e imagina con cada palabra” y que “la cultura es un cuerpo que se dice y se mueve” en una feria que es “un territorio vivo” en el que “circulan libros y se movilizan idea”, una casa “donde Colombia se lee”, en la que destacó el papel de dos homenajeados: Orlando Fals Borda y Guillermo Cano, y en la que agradeció a España por “apostarle al vínculo entre cuerpo y palabra” y por acompañarnos a “escribir juntos el país que soñamos”.

Después tomó la palabra Piedad Bonnett, envuelta en una cerrada ovación de todas las personas presentes, quien inició afirmando el acierto de la FILBo con el lema de esta edición cuando se cumplen cinco años de una pandemia que nos dejó “cuerpos intocables”, un panorama en el que “la virtualidad ha desplazado a lo táctil” y una época en la que “todo se consume y los cuerpos alardean en las pantallas”. Defendió a las minorías, raciales y sociales, a la mujer, la muerte digna, la libre sexualidad y el suicidio y se reafirmó en que “la escritura es y será siempre política”, que “somos construcciones sociales y culturales”, que “no hay escritura sin cuerpo” y que la literatura debe hacerse preguntas, en el caso colombiano sobre las numerosas violencias que nos asolan, sobre las muchas exclusiones que nos aplican o sobre los ´falsos positivos` con los que nos quieren engañar. No se olvidó de la imponente e impuesta inteligencia artificial que “nos desdibuja como cuerpos” y se despidió recordando que “escribimos y leemos para vivir doblemente”.

Cerró el acto el escritor Javier Cercas quien empezó mencionando que para conocer cualquier lugar hay que conocer otros sitios y se refirió al lema de la Revolución Francesa para señalar que “libertad e igualdad son valores y la fraternidad es un hecho”. Pidió pasar “de la soberbia de las armas a la humildad de las letras” y agradeció a Colombia por la hospitalidad. Se reconoció no como un escritor español, sino como “un escritor en español enriquecido con los escritores latinoamericanos” y reconoció que fueron estos –García Márquez, Fuentes, Vargas Llosa, etc.—quienes “nos devolvieron la novela, el legado perdido de Cervantes”. Terminó pidiendo dos cosas: una, que los políticos no peleen y que se unan para trabajar por el interés general, y dos, que defendamos la lengua universal que tenemos y que es un tesoro, para lo que se necesitan más recursos.

Lean el manifiesto de la feria del libro en este 2025 “Las palabras del cuerpo”, y piensen que, como escribe Piedad Bonnett: “No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin”.

Recuerden que las palabras, como esas cicatrices, pueden ser puñales o flores, que nos duelen o nos enamoran, con ellas construimos pensamientos y memorias, que conforman nuestros cuerpos por fuera y por dentro, y que nos hacen soñar para seguir viviendo. Así que, celebremos los libros, las palabras y los cuerpos, en todas sus formas y expresiones, y celebremos también que la FILBo sigue viva y activa en el panorama cultural de Bogotá y Colombia. Pueden consultar toda la programación y más en este enlace.

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