sábado 21 de junio de 2025 - Edición Nº2390

Internacionales | 29 may 2025

Resurgir de la Extrema Derecha.

El fascismo no murió en mayo de 1945

El auge de la extrema derecha en varios países del mundo y el genocidio palestino perpetrado por el sionismo israelí, confirman que el fascismo no terminó con la derrota de los nazis en la segunda guerra mundial hace 80 años.


Por: Leonel Herrera

El auge de la extrema derecha en varios países del mundo y el genocidio palestino perpetrado por el sionismo israelí, confirman que el fascismo no terminó con la derrota de los nazis en la segunda guerra mundial hace 80 años.

El 9 de mayo de 1945, tropas de la extinta Unión Soviética llegaron a Berlín y forzaron la rendición incondicional de la Alemania nazi, responsable del genocidio de 6 millones de judíos europeos y otros crímenes atroces.

La caída del “Tercer Reich” (Estado nazi) inició con su derrota estratégica en la Batalla de Stalingrado (actual ciudad rusa de Volgogrado) en febrero de 1943, considerada la batalla más sangrienta en la historia de la humanidad con más de dos millones de bajas, entre combatientes de ambos bandos y civiles soviéticos.

La grave derrota de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas de Alemania) y sus ejércitos aliados a orillas del Río Volga significó un punto de inflexión en el curso final de la guerra. Nunca más el ejército alemán pudo recuperar la capacidad ofensiva que lo caracterizó en los primeros años de la confrontación bélica.

La derrota de las tropas de Adolf Hitler había iniciado en la Batalla de Moscú en abril de 1942 y su caída definitiva en el frente oriental se completó con la Batalla de Kursk en agosto de 1943 y con el fin del asedio de Leningrado (ciudad rusa de San Petersburgo) en enero de 1944.

En junio de 1945, un mes después de la captura soviética del búnker de Hitler, los aliados (Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos) también llegaron a Berlín, una ciudad en ruinas tras el devastador ataque efectuado por las fuerzas soviéticas para aniquilar la férrea defensa montada por las últimas unidades militares alemanas.

Pero el fascismo no terminó con la caída de Hitler, ni con la muerte de Benito Mussolini a manos de los partisanos italianos que lo colgaron en una plaza pública de Milán en abril de 1945. No murió, sólo se escondió en las cloacas de la historia para volver varias décadas después.

Este resurgimiento del fascismo tiene dos expresiones actuales. Una es el apogeo de la extrema derecha en varios países de Europa: en algunos, como Italia y Hungría, gobierna; y en otros, como Austria, República Checa y Países Bajos, forma parte de coaliciones gobernantes junto con partidos conservadores.

Mientras tanto, en el resto de países, especialmente en España, Portugal y Francia, aumentan vertiginosamente hasta ponerse, como en el caso francés, a un paso de tomar el poder. Este ascenso extremista incluye a la propia nación germana con Alternativa para Alemania (AfD), partido con clara tendencia neonazi.

Incluso, países de reconocida tradición socialdemócrata, como Suecia, Noruega y Finlandia, no han escapado de la creciente influencia de fuerzas políticas que en alguna medida, unas más y otras menos, simpatizan con la herencia nazi-fascista.

Fuera del viejo continente, gobernantes ultraderechistas como Donald Trump (Estados Unidos), Javier Milei (Argentina) y Nayib Bukele (El Salvador), comparten algunos rasgos fascistoides que registran su origen en los movimientos fascistas de la primera mitad del siglo veinte.

Estos autócratas y populistas destacan, entre otras cosas, por su perspectiva xenofóbica, antiinmigrante y antiderechos de minorías (Trump), su trasnochada retórica anticomunista y antiestatista (Milei) y el desmantelamiento de la democracia (Bukele). A este clan fascistoide pertenecen también personajes como el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro.

Vale recordar que dictaduras militares latinoamericanas en los años 60, 70 y 80 también fueron de corte fascista, sobre todo en Chile (Pinochet), Argentina (Videla), Bolivia (Banzer), Paraguay (Stroessner), República Dominicana (Trujillo), Nicaragua (Somoza) y otros países del sur y centro de América.  Por eso Milei y Bolsonaro son apologistas de las dictaduras de sus países.

Y la otra expresión de la reedición del fascismo es la del genocidio del pueblo palestino perpetrado por el Estado israelí. En una terrible ironía de la historia, los descendientes de los judíos perseguidos por los nazis ahora se ensañan con los palestinos en Gaza.

En cantidad, no se comparan las decenas de miles de palestinos masacrados con los seis millones de judíos asesinados en los campos de exterminio nazi. Sin embargo, como Hitler deseaba desaparecer al pueblo judío, Netanyahu quiere eliminar al pueblo palestino; así mismo las imágenes de la destrucción total de Gaza son similares a las de Varsovia arrasada por la maquinaria bélica del “Tercer Reich”.

Así que el 80 aniversario de la derrota del fascismo y el fin de la segunda guerra mundial está empañado por el ascenso de la extrema derecha y el genocidio palestino por Israel. Por otro lado, igualmente trágico es el actual enfrentamiento entre rusos y ucranianos, descendientes de quienes lucharon juntos en el ejército  soviético para derrotar a las hordas hitlerianas.

Leonel Herrera. Periodista, analista y activista social salvadoreño.

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