Por: Movimiento de Lucha Contra la Violencia Sexual Hacias Niñez y Adolescencia.

Hoy, una vez más, nosotras y nosotros: niñas, niños, adolescentes, juventudes y personas adultas de diferentes puntos del país, Asunción, Central, Encarnación y Ciudad del Este, nos movilizamos y alzamos nuestras voces.

Marchamos porque no queremos tener miedo. Marchamos porque nuestros cuerpos valen, porque nuestras voces importan y porque nuestras vidas merecen ser vividas con dignidad y libres de violencia. Hoy estamos acá porque Felicita no está, y porque muchas más tampoco están. Y no queremos seguir sumando ausencias.

Al Estado le decimos: ¡que cumpla su deber y nos escuche!

Estamos cansadas y cansados de gritar, de denunciar, de pedir ayuda, y que nadie nos escuche. Las cifras aumentan, pero las respuestas no. Vemos y vivimos las violencias en nuestras casas, en las escuelas, en las calles, en las plazas y en los servicios de salud, lugares donde se decide ignorarnos.

En 2024 hubo más de 9 denuncias de abuso sexual por día. En nuestras comunidades vemos cada vez más embarazos adolescentes. O se normalizan violencias como los matrimonios y uniones tempranas entre adultos y niñas y adolescentes. ¡Eso es abuso!

Y mientras esto pasa, un sector oficialista busca eliminar el Ministerio de la Niñez y Adolescencia, y reemplazarlo por el Ministerio de la Familia. Con esto, solo quedamos más desprotegidas y desprotegidos porque invisibiliza nuestras necesidades y derechos. ¿Quién nos protegerá si no se habla de niñez y adolescencia, sino de familias? En un país donde el 80 % de los casos de abuso se dan dentro de nuestras familias. Muchas niñas, niños y adolescentes no están protegidos por sus familias y por eso el estado debe velar por nosotras y nosotros.

No queremos más discursos vacíos donde dicen que con los niños no, pero que después no nos incluyan en espacios donde se discuten políticas que deberían protegernos. La participación protagónica es nuestro derecho y estamos acá exigiendo que eso se cumpla.

Nos preocupa el aumento de la explotación sexual en el contexto de la ruta bioceánica del Chaco. Estos proyectos ponen en situación de vulnerabilidad por el desplazamiento que implica, principalmente para niñas y adolescentes indígenas. ¡Tenemos que estar atentas y atentos y el estado tiene la obligación de protegerlas!

Exigimos una Educación Integral de la Sexualidad en todas las escuelas, que tenga un enfoque de derechos, con información científica, perspectiva de género, laica, intercultural e intergeneracional. Rechazamos la propuesta de Educación de la Afectividad y Sexualidad en la Escuela que hoy el MEC está impulsando desde un enfoque fundamentalista y antiderechos. Cuando menos hablamos sobre género y sexualidad, es más difícil romper con el silencio y la normalización de la violencia. ¡Basta de trabas y tabúes!

Desde la comunidad de adolescentes trans exigimos que nos reconozcan y respeten nuestras voces. ¡La igualdad es para todas las personas! Todos los días vulneran nuestro derecho a vivir libres de violencia. Exigimos leyes, resoluciones y decretos que rompan prejuicios y discriminaciones. ¡Tenemos derecho a ser nosotras mismas y a expresas la identidad con la que me construí!

Exigimos justicia, protección y reparación para las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual. Cuando rompemos el silencio, recibimos castigos en vez de protección. Les preguntamos: ¿qué pasa después de la denuncia?

Exigimos atención integral y respetuosa en los hospitales, que las y los docentes nos crean, que la fiscalía investigue y que nuestras comunidades nos protejan. Queremos que nuestras denuncias no terminen archivadas. Queremos políticas pensadas con nosotras y nosotros. Porque somos sujetas y sujetos de derechos. Porque no somos propiedad de nadie. Porque no queremos más excusas. Porque el abuso sexual no es un problema privado, es una responsabilidad pública. ¡El Estado es responsable!

A la sociedad le decimos: súmense a nosotras y nosotros.

Necesitamos que se sumen, que marchen y actúen con nosotras y nosotros, que hablen del tema, que no lo tapen más. Que cuando vean algo, que sientan que no está bien, digan algo. Que acompañen, que escuchen, que crean. Que no repitan discursos de odio que nos hacen daño, especialmente a quienes estamos más vulnerabilizadas. Que defiendan nuestros derechos con nosotras y nosotros. Hay que dejar de pensar que la violencia sexual solo pasa en otras familias, en otras casas o en otras comunidades. Porque puede pasar en todas partes y se debe actuar.

El abuso sexual no es culpa nuestra. No es porque provocamos, no es porque andábamos solas o solos, no es porque confiamos. Es porque hay adultos que nos lastiman, y hay gente que lo permite con su silencio.

A otras niñas, niños y adolescentes, les decimos: no están solas, no están solos.

Tu cuerpo es tuyo. ¡Nde rete, nde mba’e! Nadie tiene derecho a tocarte, a lastimarte, a hacerte sentir mal con lo que sos. No importa si es alguien conocido, alguien querido, alguien cercano. Si algo te duele, si algo no está bien, hablá. Contá. No te calles. Tu voz tiene fuerza. Vos tenés derecho a vivir sin miedo. Buscá a una persona de confianza.

Queremos decirte que no es tu culpa. Que lo que pasó no define quién sos. Que hay personas que luchamos todos los días para que podamos vivir mejor, más libres, más protegidas y protegidos. Que somos muchas y muchos, y que cuando nos unimos, somos poder y fuerza. Y que vamos a seguir marchando, gritando, exigiendo.

Por Felicita. Por todas las que ya no están. Por todas las que aún no pueden hablar. Por todas y todos los que sobrevivieron. Por todas y todos los que soñamos.

¡Basta de retrocesos! ¡Defendamos nuestros derechos!

31 de mayo de 2025. Movimiento de Lucha contra la Violencia Sexual hacia Niñas, Niños y Adolescentes.