miércoles 04 de junio de 2025 - Edición Nº2373

Derechos Humanos | 2 jun 2025

Donald Trump contra migrantes

Trump impiadoso con los migrantes: les tima parte de las remesas

No sólo los persigue y los expulsa: también les aumenta el impuesto al dinero que envían a sus familias. El presidente que vuelve a quitarle a los más desprotegidos para beneficiar a los más ricos. Lo hace aunque propios y extraños le advierten que la medida es económicamente contraproducente.


Por: Andrés Gaudín

No sólo los persigue y los expulsa: también les aumenta el impuesto al dinero que envían a sus familias. El presidente que vuelve a quitarle a los más desprotegidos para beneficiar a los más ricos. Lo hace aunque propios y extraños le advierten que la medida es económicamente contraproducente.

Con el despampanante nombre de “Gran y hermoso proyecto de ley”, el presidente estadounidense Donald Trump presentó en sociedad un texto groseramente discriminatorio con el que no sólo ahondará los afanes xenófobos –sádicos y cavernarios– con los que persigue a los más débiles.  Aunque los diputados le hicieron un tímido retoque, si la aprueban los senadores la emperifollada ley le permitirá dar otro giro al exprimidor para sacarles a los inmigrantes que trabajan –que aportan al fisco, que producen lo que otros no– otro porcentaje de sus salarios. Esta vez, y sobre lo que ya les cobran los grupos financieros que lucran con las remesas, el jugo saldrá del dinero que ese sector del mundo laboral destina a ayudar a las familias que quedaron en sus países de origen.

El ajuste será del 3,5%. Trump quería que fuese del 5, un clásico de su forma de negociar: inventar un problema donde no lo hay, tirar un número alto y luego transar. Así pasó con los aranceles aduaneros con los que traban las importaciones. Ese 3,5% no es poco, sin embargo, serían más de U$S 2000 millones de dólares anuales sobre lo que ya vuelcan los inmigrantes por el pago de impuestos. El presidente dijo, y no explicó cómo, que esa sobre tasa –actualmente los remesantes pagan entre un 5 y un 10% de comisión a las financieras y bancos que se encargan del traslado del dinero– ayudará a evitar el ingreso de personas que pretenden radicarse y trabajar en EE UU. Todo vale por los recortes impositivos prometidos a los más ricos.

Es tal el compromiso de Trump con la resaca de la sociedad norteamericana que, aún a sabiendas de que el país necesita cada vez más inmigrantes para desarrollar su economía, igual se tiran a una piscina sin agua. No es exagerado: son los latinos quienes en gran medida bancan los arrebatos bélicos imperiales y el sistema previsional que cada vez menos cuida de los viejos. La Reserva Federal y el Banco Mundial toman el caso de México y coinciden en un dato sublevante: mediante el pago de impuestos, los mexicanos solos vuelcan al Tesoro, cada año, U$S 324 mil millones. De cada U$S 100 ganados, 82 se destinan al pago de impuestos y al consumo de bienes y servicios. Sólo 18 quedan para convertirse en las remesas giradas a sus familiares.

Pese a que la medida está presentada como ventajosa en términos fiscales para EE UU, los analistas del sector financiero advierten que su aplicación supondría desafíos de índole legal y una combinación de factores podría volverse en su contra. Fuentes de los agentes financieros –Western Union, Money Gram, Global 66, Waldo’s, Elektra-Banco Azteca, Oxxo y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, entre otros–, los grandes ganadores del negocio de las remesas, señalan que el dinero enviado ya contempla el pago de tributos internos, con lo que la nueva legislación supondría el establecimiento de un régimen de doble imposición tributaria. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, la única de la región que levantó la voz, razonó además que la medida es discriminatoria y contraviene un tratado bilateral sobre remesas, firmado en 1994.

En términos prácticos el impuesto sobre las remesas no sólo encarecerá los envíos sino que erosionará las economías familiares, observó Tomás Bercovich, analista de la plataforma chilena Global 66. Será, también, un factor inflacionario. “El impacto principal se verá en una menor capacidad de gasto en las economías receptoras. Las familias tendrán menos dinero para cubrir sus necesidades básicas, lo que llevará inevitablemente a una reducción del consumo, lo que afectará a las economías locales, en especial en ciudades o regiones altamente dependientes de las remesas”.

El diario mexicano La Jornada, que tomó la bandera en la defensa de los migrantes aztecas, observó la situación desde todos los ángulos. “Sumado a la implacable cacería humana de los inmigrantes y al uso de las bases de datos para identificar y deportar indocumentados, es previsible que el impuesto tenga como principal efecto interno empujar a los trabajadores foráneos a la informalidad e incluso a la clandestinidad, con lo cual no sólo disminuirá la ya insuficiente mano de obra a disposición sino que se produciría un efecto contrario en  la recaudación”. Suma un dato revelador:  en promedio, los extranjeros pagan al fisco el 20% de sus ingresos, pero si se ven obligados a trabajar clandestinamente, el erario dejará de percibir U$S 90.000 millones al año, 2,6% de los ingresos federales.

El resultado de la aplicación del impuesto sería por demás negativo. Más allá de México que recibe el 10% de las remesas giradas desde todo el mundo, para los países de la región tales recursos significan hasta la cuarta parte de su economía. Para Nicaragua equivalen al 27,2% de su PBI, para Honduras el 25,2%; para El Salvador 23,5%; para Guatemala 19,6%; para Haití 18,7%; para Jamaica 17,9%; para Dominicana 7% y para México 3,4 por ciento.

En el análisis global del proyecto, Trump y sus asesores desnudaron sus patas cortas: volvieron a actuar con odio, pero de inteligencia nada. No vieron lo que los bancos vieron. Para el BBVA, el aumento en el costo de los servicios de giro podría llevar a los remesantes a buscar vías alternativas, no precisamente lícitas, para enviar ese dinero esencial para los receptores. “Si los caminos para eludir el gravamen llevan al uso de estos mecanismos no regulados, existe el riesgo de que organizaciones criminales –carteles de la droga– se involucren en esa actividad”. Hechos a la clandestinidad, los narcos podrían valerse de esquemas de transas en plataformas opacas de la dark web, la parte de internet no incorporada a los motores de búsqueda convencionales, que permiten el anonimato de sus usuarios. «

Dime con quién andas…

En medio de los últimos episodios de tensión en las relaciones EE UU-México –enésimo capítulo de las diferencias acunadas desde mediados del siglo XIX, cuando por la fuerza el imperio se quedó con Texas y parte de los actuales territorios de California, Kansas, Nuevo México, Oklahoma y Wyoming–, Trump retomó una conducta digna de esos tiempos. A las deportaciones, el aumento de aranceles, mayores tributaciones en las remesas y hasta el cambio de nombre de accidentes geográficos, la Casa Blanca agregó ahora una verdadera agresión derivada de la designación de un embajador que reúne todas las características para no ser lo que se conoce como un diplomático: Ronald Johnson, halcón conocido en Centroamérica.

Johnson, habitué de páginas de sangre en varios continentes. Veterano de la CIA, fue un “boina verde” de las Fuerzas Especiales y su antecedente en el servicio exterior, haber sido embajador en El Salvador: prácticamente diseñó la agenda fascista del presidente Nayib Bukele. Gema Kloppe (George Washington University, citada por Deutsche Welle), recuerda que su estadía en Centroamérica coincide con la construcción de la mega cárcel en la que Bukele aloja a los latinos expulsados en masa y sin antecedentes por su socio Trump. Johnson también tuvo que ver con los sucesivos decretos de Bukele suspendiendo los derechos ciudadanos básicos.

Alejado de las costumbres y las cortesías propias de la diplomacia tradicional, cultiva relaciones con la ultraderecha regional. Apenas llegado a México, y antes de presentar sus cartas credenciales al gobierno de Sheinbaum, Johnson fue homenajeado por el excantante Eduardo Verástegui, nazi explícito, frustrado candidato presidencial del minúsculo Viva México. En una concurrida cena interpretada como un exprofeso acto de provocación, el ex boina verde recibió la bienvenida de senadores del ala ultra católica de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, los mismos que suelen reunirse con Santiago Abascal, el líder del partido fascista español Vox.

Según versiones, la intimidad entre Verástegui y Johnson nació del amor del mexicano por el Make America Great Again, la definición ideológica del trumpismo. Dime con quién andas… Se conocieron face to face por su participación en reuniones de organizaciones extremistas y haber compartido cartel con personajes del estilo de Javier Milei y Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair. El discurso de Verástegui, centrado en el combate al aborto, la defensa de la familia tradicional y el ultra nacionalista, le dio espacio ens grupos conservadores, que recuerdan cuando el 22 de febrero pasado cerró su intervención en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de National Harbor, Maryland, y agradeció la ovación con el brazo derecho extendido, el clásico saludo nazi.

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