

Por: Ruben Ayala Vera
No Basta Con Indignarse.
Fernanda nos duele. Paraguay nos duele...
El brutal asesinato de la adolescente Fernanda Benítez, a manos de otro adolescente con quien, supuestamente, mantenía una relación de pareja, nos estremece a todos y todas. Pero más allá del horror del hecho en sí, lo que debería alarmarnos es el entorno que lo vuelve posible. No basta con indignarse; debemos mirar más profundo.
¿Qué estamos haciendo como sociedad? ¿Qué señales ignoramos? ¿Qué voces silenciamos?
Este crimen es el grito desesperado de un país que necesita sanar. Es el espejo roto de una juventud sin rumbo, muchas veces atrapada entre la violencia, el abandono, las drogas y una educación que no alcanza, en un sistema de salud mental casi inexistente. Es también el resultado de una sociedad descompuesta por la corrupción, la impunidad y la desigualdad.
La tragedia de Fernanda no es un caso aislado: es un síntoma. Y los síntomas no se resuelven solo con castigos ejemplares, sino con cambios profundos. Necesitamos reconstruir el tejido social, como ya lo pedía monseñor Rolón, desde las raíces: la familia, la comunidad, la escuela, la política, la justicia.
Fernanda no puede volver, pero sí podemos decidir que su muerte no sea en vano. Que nos sacuda. Que nos convoque. Que nos una.
Por ella, por todos, soñemos un nuevo amanecer para Paraguay: un país donde vivir no sea un riesgo, amar no sea un peligro, y crecer no sea una amenaza.