miércoles 18 de junio de 2025 - Edición Nº2387

Internacionales | 18 jun 2025

Las infancias en un mundo violento

Los niños jugándose la vida v/s los poderosos jugando con sus vidas

08:27 |Desde los inicios, la humanidad ha sido víctima de los efectos de los innumerables conflictos bélicos, una de las experiencias más atroces que cualquier ser humano pueda vivir, los que han cobrado millones de víctimas, siendo uno de los segmentos, más vulnerable e indefenso, de la población civil las infancias y adolescencias.


Por: Agencia Pressenza

(Imagen de Rafael Edwards)

Desde los inicios, la humanidad ha sido víctima de los efectos de los innumerables conflictos bélicos, una de las experiencias más atroces que cualquier ser humano pueda vivir, los que han cobrado millones de víctimas, siendo uno de los segmentos, más vulnerable e indefenso, de la población civil las infancias y adolescencias.

Millones de menores son protagonistas, testigos y víctimas de la crueldad de estos conflictos y experimentan una radical transformación de sus vidas cotidianas, conviviendo y sobreviviendo a diario con los horrores de la guerra. Para Eglantyne Jebb, fundadora de la organización no gubernamental Save the Children (Salvar a los niños) “Todas las guerras, justas o injustas, desastrosas o victoriosas, son guerras contra los niños”, palabras con plena vigencia y que se unen al resultado del análisis, de los datos más recientes disponibles y las tendencias mundiales predominantes, de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) que señala que “la repercusión de los conflictos armados sobre los niños y niñas de todo el mundo ha alcanzado niveles devastadores –y, probablemente, sin precedentes– en 2024”.
En contexto de conflictos bélicos, los derechos de las infancias se ven sistemáticamente vulnerados y un número indeterminado -puesto que las cifras oficiales no representan la cruda realidad – de niñas y niños han fallecido o han sido gravemente heridos, han dejado de recibir las atenciones básicas de educación, salud, alimentación y refugio, expuestos a todo tipo de violencias y desplazados de sus ámbitos familiares y geográficos, convirtiéndose en las víctimas colaterales de conflictos descontrolados de poder entre naciones por el dominio geográfico, político y económico.

Las crudas cifras de los conflictos
A mitad del año 2024, UNICEF señalaba que más de 460 millones de niñas y niños viven en países que están en guerra y que, desde que comenzó el monitoreo de este flagelo, en el año 2025 han podido acreditar millones de casos de violaciones graves ocurridas en zonas en conflicto presentes en casi la totalidad de los continentes.
Desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás en Gaza (octubre 2023), que se transformó en un genocidio, la misma organización reporta las cifras de 15.000 niñas y niños muertos, 34.000 heridos y más de un millón en situación de desplazados y privados de derechos básicos. En el conflicto entre Rusia y Ucrania, que se origina en febrero de 2022, la ONU (Organización de Naciones Unidas) cifra, al término del 2024, en 2.400 niñas y niños muertos y heridos, más miles de familias viviendo en clandestinidad debido a los riesgos de la guerra.
La organización Save the Children, aparte de denunciar la muerte de miles de niñas y niños en la guerra de Sudán, iniciada en abril 2023, informa que “más de 2,9 millones de niños sudaneses sufren desnutrición aguda y otros 729.000 menores de cinco años padecen desnutrición aguda grave” y que de no recibir ayuda oportuna su muerte es inevitable.
En la guerra de Siria, desde marzo 2011 a marzo de 2024, la cifra de niñas y niños muertos y heridos sobrepasa los 14 mil. Además, los informes pronostican que de un universo de 16,7 millones de personas sirias que deberán recibir ayuda humanitaria, de toda índole, casi 7,5 millones corresponderán a las infancias de ese país. Estas cifras no contemplan a las víctimas que siguen existiendo día a día producto de restos explosivos y minas terrestres presentes en el territorio. En la República del Congo, de acuerdo con los datos de la organización Humanium al año 2024 había un 36% de asesinatos y mutilaciones, un 25% de actos de violencia sexual, un 18% de reclutamiento y utilización en combates y un 19% de secuestros de niñas y niños de un universo de 6,1 millones de personas desplazadas.
En la misma línea, también la guerra deja graves secuelas físicas y/o emocionales en las infancias que se transmiten a las generaciones futuras y que derivan de vivir en zonas geográficas con daños de infraestructura, inseguridad alimentaria y sanitaria, desarraigo constante y la alteración de las estructuras sociales y económicas.

El clamor del mundo
Una estimación entregada por la ONU habla de que 59 millones de niñas, niños y adolescentes podrían fallecer de aquí al 2030 si no se toman urgentes medidas para abordar esta crisis humanitaria.
Diversas organizaciones, movimientos, personalidades y personas han alzado su voz en todos los conflictos, para visibilizar y detener esta muerte de las infancias, en el intento de poder alzarse por encima de los odios y las alineaciones políticas o ideológicas que hacen perder el sentido de humanidad, del dolor humano, y donde la crueldad justificada, en nombre de una causa, se siente lejana y ajena y nos deja como especie en nuestra peor condición evolutiva. Estas organizaciones han exigido de forma permanente el cese de acciones que desencadenan en violaciones a los derechos de las infancias, específicamente lo que dice relación al asesinato y mutilación, el reclutamiento por la fuerza a grupos armados, los ataques a escuelas y hospitales,
la violencia sexual, el secuestro y la denegación de la ayuda humanitaria.
Asimismo, se ha recurrido al marco jurídico existente, que entrelaza el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional, para que se obligue a los estados y a la comunidad internacional a brindar especial protección a este grupo etario absolutamente vulnerable en tiempos bélicos. Sin embargo, las cifras, las historias y todo el material gráfico del cual hemos sido testigos, evidencian que lo ocurrido en los conflictos armados se contraponen absolutamente a lo señalado en la Declaración de Ginebra sobre los derechos del niño de 1924, en sus citas “la humanidad ha de otorgar al niño lo mejor que pueda darle”… “el niño debe ser el primero en recibir socorro en caso de calamidad”.

La necesidad de un desarrollo humano, con mirada humanizadora
“En el campo socio-cultural y político, la absolutización del espacio ha contribuido a su sobreestimación en la estrategia militar, y en la geografía política moderna, sobre todo luego de la fundación de la pretendida ciencia conocida como “Geopolítica”. Su utilización por los ideólogos del fascismo, racismo y etnocentrismo, contribuyó a la justificación de actos de agresión y colonización de países débiles, a la práctica del genocidio y a la utilización del desarraigo, traslación y rotación masiva de las poblaciones sometidas. Esta absolutización del espacio está en la base de la doctrina agresiva de la seguridad nacional y del expansionismo de los imperios modernos, adornada con la falsa concepción del “espacio vital”.
En realidad, el progreso científico-técnico y el sistema de medidas demográficas permiten (…) asegurar el desarrollo del país sin ensanchar su territorio. Estas posibilidades se aumentan con el crecimiento de la integración regional e internacional”. (Diccionario del Nuevo Humanismo).

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