jueves 03 de julio de 2025 - Edición Nº2402

Internacionales | 2 jul 2025

Chile y los BRICS

Boric debe estar en el BRICS

Boric debe estar ahí. No por capricho, no por protocolo, no por turismo diplomático. Debe estar en la cumbre del BRICS porque el mundo está cambiando de eje y si Chile se queda pegado a Washington y Bruselas, se va a quedar fuera del siglo XXI.


Por: Mauricio Herrera Kahn. Fuente:Agencia Pressenza

Lula Da Silva, Gabriel Boric

Boric debe estar ahí. No por capricho, no por protocolo, no por turismo diplomático. Debe estar en la cumbre del BRICS porque el mundo está cambiando de eje y si Chile se queda pegado a Washington y Bruselas, se va a quedar fuera del siglo XXI.

Debe estar porque Gaza arde, porque Trump reaparece como el emperador de la hipocresía, porque Israel sigue masacrando a niños y nadie en la ONU se atreve a levantar la voz. Debe estar porque los países que conforman el BRICS están diciendo basta. Basta a la dictadura del dólar, basta al Consejo de Seguridad, basta al discurso único sobre democracia y derechos humanos cuando esos derechos se entierran bajo los escombros de Rafah.

El presidente Boric no va a un cóctel. Va a una trinchera geopolítica donde se están redibujando las alianzas, el comercio, la energía, los bancos y la ética internacional. Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica. Pronto también Irán, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes. Y en julio quizás se sumen Venezuela, Argelia, Bangladesh o incluso países que antes vivían bajo la sombra del FMI. Se acabó el tiempo en que todo pasaba por Nueva York o Ginebra. Hoy los acuerdos se firman en Samarcanda, Johannesburgo, Moscú o Brasilia.

Chile no puede seguir actuando como si nada pasara. Como si lo correcto fuera seguir a ojos cerrados la línea de la OTAN, del Departamento de Estado, de los “socios confiables”. Porque esos socios miraron para otro lado cuando nos robaron el litio. Esos socios firmaron tratados de libre comercio que nos convirtieron en exportadores de agua disfrazada de fruta. Esos socios avalaron golpes en América Latina, callaron ante dictaduras aliadas y hoy frente al genocidio en Gaza, simplemente se cruzan de brazos.

Boric no va como vocero de una ideología. Va como Presidente de un país que quiere existir en el siglo XXI. Que quiere tener voz, soberanía, mercados, alianzas. Que quiere decidir con quién comercia, a qué banco recurre, qué monedas usa. Que quiere paz, pero no sumisión. Que quiere derechos humanos, pero no sólo cuando conviene a Occidente.

Chile necesita estar en el BRICS no porque sea una moda, sino porque es una opción. Una puerta. Una forma de romper con la dependencia de siempre. El litio chileno no necesita a Goldman Sachs, necesita soberanía tecnológica y alianzas productivas. El cobre chileno no necesita más AFP en la Bolsa, necesita fundiciones, baterías, trenes. El agua del sur no necesita más tratados internacionales que la encadenen a Nestlé. Necesita una política del siglo XXI que piense en bloque, que piense en región, que piense en futuro.

Boric no va a arrodillarse frente a Putin ni a Xi Jinping. Va a levantar la cabeza frente a USA y a la UE. Va a decir que Chile no acepta más misiles en nombre de la libertad. Que no aceptamos más veto en la ONU. Que no aceptamos que nos digan con quién podemos aliarnos. Si Chile quiere una política exterior digna, no puede limitarse a jugar de sparring en la OEA mientras América Latina entera se alinea con Asia, África y Eurasia.

Boric debe ir al BRICS porque hay una fractura histórica en curso. Porque mientras Europa se tambalea entre la ultraderecha y la nostalgia colonial, el Sur Global se está articulando como nunca antes. Lo que fue Bandung, lo que fue el Movimiento de los No Alineados, lo que soñó Salvador Allende, lo que defendió Lula antes del golpe de Temer, lo que defendió Chávez antes de ser demonizado, hoy vuelve a tener cuerpo, forma y moneda. Y Chile no puede mirar desde la galería.

Hay quienes dicen que ir al BRICS es meterse con dictaduras. Pero callaron cuando Estados Unidos invadió Irak. Callaron cuando Israel bombardeó hospitales. Callaron cuando Arabia Saudita desmembró periodistas. Callaron siempre, salvo cuando el enemigo no era blanco, no era occidental, no era rentable.

Chile debe mirar a Brasil, su vecino continental, su espejo político. Lula no teme decir la verdad. No teme hablar de Palestina, de desigualdad, de colonialismo. Lula construyó los BRICS porque entendió que el mundo no es uno. Porque entendió que el mundo real empieza donde terminan las caricaturas de CNN.

Boric tiene una oportunidad histórica. No para tomarse una foto. No para quedar bien con el PC o con los empresarios. Sino para inscribir a Chile en el nuevo mapa. Para recuperar la voz, la dignidad, la iniciativa. Para salir del rincón donde nos dejaron los tratados, las consultoras, las sonrisas de embajada. Para decir que Chile no está en venta. Que no aceptamos que nos digan con quién hablar, qué pensar, qué votar.

Si no va, Boric no sólo pierde una cumbre. Pierde el futuro. Y Chile pierde con él.

Y si un día el mundo se parte en dos, que Chile no se quede del lado del silencio. Que se quede del lado que aún llora por Gaza. Del lado que aún cree en los pueblos. Y del lado que aún se atreve a soñar con justicia.

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