

Por: Mauricio Herrera Kahn. Fuente:Agencia Pressenza
(Imagen de Xinhua)
China no tiene litio, tiene estrategia. No lo extrae, lo controla. Y en un mundo gobernado por baterías, quien controla el litio, controla el futuro.
La paradoja geológica
China no es el país con más litio, ni siquiera está en el top 5 de reservas, pero eso no importa porque el litio del siglo XXI no se gana bajo tierra, se gana en las cadenas de valor, en las fundiciones, en los laboratorios, en las fábricas de baterías y en eso, nadie ha llegado tan lejos como China.
Mientras otros países discuten regalías y concesiones, China ya fabrica el 75% de todas las baterías de ion-litio del planeta, controla el 60% del procesamiento mundial de litio y domina más del 70% de la producción global de cátodos y ánodos. Australia extrae, Chile exporta, Argentina negocia, Bolivia planifica, África entrega pero es China la que industrializa y vende.
Reservas locales, mirada global
Geológicamente, China posee solo el 3,9% de las reservas globales de litio (1,5 millones de toneladas LCE), ubicadas en Qinghai, el Tíbet y Sichuan. Produce unas 19.000 toneladas anuales, valoradas entre US$ 950 y US$ 1.200 millones, según el precio de mercado. Pero su poder no está en el subsuelo, está en la estrategia. China no depende de su litio, depende de su visión.
Control global sin territorio
En los últimos 15 años China ha invertido en más de 50 proyectos de litio en el extranjero:
Australia
•Greenbushes. El mayor yacimiento del mundo, 250.000 toneladas LCE anuales. Tianqi posee el 51% de Talison Lithium.
•Mount Marion, operado por Mineral Resources y Ganfeng, 100.000 toneladas LCE. Ganfeng posee el 50%.
•Pilgangoora, con Ganfeng y CATL como socios estratégicos. 95.000 toneladas LCE. Participación china: 25%.
Argentina
•Cauchari–Olaroz: 40.000 toneladas LCE. Ganfeng tiene el 46,7%.
•Sal de Vida son 30.000 toneladas en primera fase. Parte comprometida con empresas chinas.
•Tres Quebradas (3Q) es 100% propiedad de Zijin Mining. Proyecta 20.000 toneladas LCE.
Chile
•Tianqi Lithium controla el 23,8% de SQM. Accede a unas 35.000 toneladas LCE anuales. Valor: más de US$ 1.000 millones.
África
•Zimbabwe (Bikita) es controlada por Sinomine. 29.000 toneladas LCE. Valor proyectado: US$ 850 millones.
•República Democrática del Congo (Manono), aún sin producción masiva, pero con potencial superior a 40.000 toneladas. Participación china estimada: 60%.
Europa
•Portugal. Tianqi posee el 50% de una planta de refinado en joint venture con Galp.
•Serbia, el proyecto Jadar está suspendido, pero empresas chinas monitorean oportunidades.
Resultado: China procesa hoy más del 60% del litio consumido globalmente, generando una cadena de valor de más de US$ 50.000 millones anuales. Solo el refinado e industrialización representan US$ 20.000 millones.
Dato clave es que China extrae menos del 15% del litio que consume, pero fabrica el 75% de las baterías globales. Su modelo: poder sin mina. Soberanía sin concesiones.
Los tres pilares del modelo chino
El modelo se basa en tres pilares:
Primero, política estatal coordinada. Desde 2010, el litio es “recurso estratégico”, con planes quinquenales, subsidios, zonas industriales y normativas a toda la cadena.
Segundo, inversión internacional como política de Estado. Empresas como Ganfeng, Tianqi, CATL, BYD y Sinomine actúan como brazos del Partido Comunista. Compran, firman acuerdos, financian infraestructura y se instalan en los yacimientos clave. Son empresas privadas, sí, pero operan con lógica soberana.
Tercero, industrialización total. China no solo refina el litio, lo transforma. Lidera la producción de baterías, exporta autos eléctricos, desarrolla trenes, buses y sistemas de almacenamiento. No vende salmuera, vende tecnología.
El litio como sistema de poder
A diferencia de Occidente, que ve el litio como un recurso a extraer y vender, China lo entiende como sistema, como arquitectura estratégica, como núcleo de una nueva civilización energética.
Estados Unidos intenta responder con su “Minerals Security Partnership”, buscando reducir su dependencia. Europa habla de “soberanía verde”, pero sin plantas ni fundiciones no hay soberanía. Japón compra, Corea se asocia, África sigue esperando.
Las cifras que explican todo
En 2023, CATL superó los US$ 30.000 millones en ventas. Ganfeng multiplicó su facturación por 3 en tres años. BYD superó a Tesla como la mayor fabricante de autos eléctricos del planeta. Todo con litio procesado en China, aunque el mineral venga de Argentina, Bolivia, Chile o Zimbabwe.
¿Quién manda entonces?
El que transforma, no el que extrae. China no invade, integra. No saquea, procesa.
La incomodidad de hacer las cosas mejor
Y eso incomoda porque el modelo chino no necesita una gota de litio chileno para hacer temblar a Wall Street, ni una tonelada argentina para preocupar a Tesla, ni un salar boliviano para cambiar el eje del poder global. Le basta con hacerlo mejor, más rápido, más integral, más soberano.
¿El costo?
Alianzas estratégicas, control tecnológico, dependencia política, sí, pero con resultados. China no tiene minas, tiene diseño. No tiene litio, tiene el futuro, tiene el poder.