lunes 28 de julio de 2025 - Edición Nº2427

Internacionales | 28 jul 2025

El Derecho Internacional Pisoteado.

La ley del más fuerte

09:33 |Asistimos cada vez más a eventos donde el Derecho Internacional es flagrantemente vilipendiado y pisoteado, tanto en la letra como en el espíritu.


Por: Olivier Turquet. Fuente: Agencia Pressenza

Asistimos cada vez más a eventos donde el Derecho Internacional es flagrantemente vilipendiado y pisoteado, tanto en la letra como en el espíritu.

Los últimos ejemplos: arremeter contra Naciones Unidas, el ataque a Francesca Albanese, la interceptación, en aguas internacionales, de la Flotilla de la Libertad con ayuda humanitaria… Son la deriva y los episodios más recientes de una realidad donde los poderosos proclaman con cinismo: «aquí manda la ley del más fuerte».

Es una estrategia para hacernos sentir impotentes ante la desproporción entre el poderío militar-económico desplegado y la acción que pueda desplegar el ciudadano de a pie, o el de los movimientos sociales, e incluso de Estados e Instituciones Internacionales aislados.

Coincidimos con lo que venimos sosteniendo en la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia:

  • Urge una reforma democrática y participativa de la ONU.
  • Se necesitan Consejos de Seguridad temáticos con autoridad real sobre los gobiernos, capaces de recuperar credibilidad para regular conflictos internacionales.

Pero también echamos muy en falta mediadores auténticos. ¿Dónde quedaron figuras como las que mediaron en conflictos durante la segunda mitad del siglo XX? Si para negociar aranceles con Trump dependemos de Meloni, o para sentar a Putin confiamos en Erdogan… mal asunto, estamos vendidos.

El mundo atraviesa una crisis profunda, y esta crisis resucita fantasmas que ya creíamos enterrados.

La no violencia enseña que los problemas solo se resuelven cuando son aceptados, comprendidos y superados. Un proceso complejo y no lineal —pues la mente es experta en autoengañarse— que aplica tanto a personas como a sociedades.

La cruda verdad es que no estamos reflexionando sobre la violencia.

Esta «ley del más fuerte» resurge hoy como supuesta solución a conflictos. Pero es un retroceso: viene de antes del Código de Hammurabi, antes del Derecho Romano, del Common Law, de la Carta Magna… mucho antes de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Si volvemos a ese antes, ¿para qué construimos leyes, Derecho Internacional, la ONU o la convivencia civilizada?

La humanidad ha desarrollado formas más inteligentes y éticas: desde la compasión ancestral hasta la solidaridad, el Ubuntu o la Regla de Oro. Volver a la ley del más fuerte borra siglos de evolución: ¿Qué sentido tendrían entonces la Ley, el Estado, la Justicia, la Democracia o la Convivencia, si al final quien tiene fuerza (económica, militar, política) impone su voluntad?

Como señala Pat Patfoort, resolver conflictos exige indagar en sus fundamentos: las raíces culturales, experienciales y las creencias que los alimentan.

Compañeras de Combatientes por la Paz me decían que en sus talleres de Comunicación No Violenta con israelíes y palestinos, el miedo es el denominador común que justifica la violencia. Pero también podría ser el puente para la convivencia. Así como el duelo por seres queridos perdidos es el cimiento de la reconciliación en Círculo de Padres.

Porque otra verdad persiste: la ley del más fuerte puede parecer eficaz, pero hasta quien la ejerce sabe, en lo profundo de su corazón, que no es justa.

En este momento histórico, es crucial comprender nuestra evolución inconclusa hacia la justicia y la dignidad humana. Incompleta, pero urgentemente necesaria.

Y esta necesidad exige una doble acción:

  1. Externa: por la verdad, justicia, reconciliación y no violencia.
  2. Interna: en cada uno de nosotros, para reconocer, comprender y transformar la violencia y los prejuicios que anidan dentro y fuera de nosotros.
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