

Por: Boyanovsky Bazán
Benjamin Netanyahu y Donald Trump.
A 21 meses de la ofensiva israelí sobre Gaza, los más de 60 mil muertos, la crisis humanitaria y la dificultad para suministrar ayuda, sumado a los crecientes pronunciamientos de organizaciones y países sobre el genocidio cometido revirtieron la tendencia. Ante el enojo de Donald Trump y la impasividad de Benjamin Netanyahu, varios países centrales, hasta entonces con una posición parcial a favor de Israel o de una neutralidad mantenida devinieron en un perfil crítico que incluyó la intervención directa en el envío de insumos para paliar la hambruna y el desastre sanitario y su pronunciación a favor de la histórica solución de dos estados.
Con el visible liderazgo de Francia, 15 países firmaron el martes un comunicado por el que se convoca al mundo a reconocer el Estado de Palestina de cara a la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre. A través del «llamado de Nueva York», Francia lanzó el pedido colectivo. Su presidente, Emmanuel Macron, no tardó en ratificar la posición oficial que ya había expresado días atrás.
El «llamado» se realizó al término de una conferencia en la ONU sobre la solución de dos Estados, convocada por Francia y Arabia Saudí, que pese al intento de boicot de EE UU es Israel, logró reunir a decenas de ministros de distintos países. En esos días, el canciller galo, Jean-Noël Barrot mantuvo un encuentro con el secretario General de la ONU, António Guterres, tras lo cual afirmó públicamente «un impulso imparable y sin precedentes en favor de una solución política del conflicto palestino-israelí». Acompañaron a Francia en la convocatoria Canadá, Australia, Andorra, Finlandia, Islandia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, San Marino, Eslovenia y España.
Pero no se quedó ahí la cosa. Poco después, el primer ministro británico, Keir Starmer, anunció públicamente un giro en su posición y exige ahora un alto el fuego inmediato, la renuncia a los planes de anexión en Cisjordania y medidas concretas que conduzcan hacia una «solución de dos Estados». Y aunque no se pronuncia por esta opción, Alemania también endureció su postura y señaló que la posición firme de otros países europeos es insoslayable. Y, como España y Francia, comenzó a profundizar el envío de ayuda humanitaria a Gaza. En las últimas horas se les unió Países Bajos.
Naciones Unidas recibió con “satisfacción» los pronunciamientos, entendiéndolos como «esfuerzos por revitalizar” el proceso para una solución. El portavoz adjunto, Farhan Haq, apuntó que Guterres “lleva tiempo advirtiendo de que la solución de Dos Estados está al borde del colapso. Por lo tanto, el apoyo que hemos visto en los últimos días es muy bienvenido».
Quien se mostró muy molesto con estos posicionamientos fue el presidente de los EE UU. Trump resolvió castigar a Canadá aumentando los gravámenes impuestos a los productos importados desde ese país al 35 %, por encima de lo establecido en el acuerdo que comparten con México. Luego lo justificó argumentando fallas en la lucha contra el tráfico de fentanilo, pero previamente había atribuido el arancelazo a la decisión del gobierno del primer ministro Mark Carney. En su visión, cualquier opción pacífica que reconozca la autoridad palestina, implica un empoderamiento a Hamas, en línea con lo que aduce Israel.
Sin embargo, la Declaración de Nueva York incluye un llamamiento para que el Movimiento de Resistencia Islámica se desarme y renuncie a gobernar la Franja de Gaza, a la vez de que el Ejército israelí que se retire del enclave y que ponga fin a los asentamientos en Cisjordania, enfatizando además su apoyo a una fuerza de estabilización de Naciones Unidas en la región.