

Por: https://www.lapoliticaonline.com/
Ministra del MOPC Claudia Centurión y el Presidente Santiago Peña.
A pesar del anuncio del Gobierno sobre la construcción de un gasoducto en el Chaco paraguayo, una obra que de concretarse conectaría Vaca Muerta con Brasil, el poyecto no cuenta aún con un estudio de factibilidad. La inversión estimada es de USD 1.900 millones, pero los privados advirtieron desde el vamos que la iniciativa no sería factible en cuanto a rentabilidad, lo que compromete al Ejecutivo de Santiago Peña.
Mediante un documento dado a conocer por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), a través del Viceministerio de Minas y Energía, se confirmó que el proyecto no sería viable, como adelantó LPO en abril.
"Se informa que el Viceministerio de Minas y Energía no cuenta con el estudio requerido ni con la traza, pues el corredor energético bioceánico aún no ingresó a la etapa de diseño", respondió el equipo de Mauricio Bejarano al portal Consenso, especializado en temas ambientales y energéticos.
El Gobierno busca posicionar a Paraguay como un actor estratégico en la integración energética regional y, a través de los corredores logísticos, se propone conectar los océanos Atlántico y Pacífico. Hasta el momento hay poco entusiasmo en el sector privado, que en teoría debe poner alrededor de USD 1.000 millones para el gasoducto.
Javier Milei y Santiago Peña.
El plan contempla extender un gasoducto desde la Patagonia argentina, a lo largo de 110 kilómetros, hasta Pozo Hondo, en el departamento de Boquerón, punto de inicio de la ruta bioceánica en Paraguay, pero la incertidumbre radica en la rentabilidad de la obra por el volumen de recursos que se necesitan desembolsar.
Este corredor cruza de Oeste a Este el Chaco paraguayo hasta alcanzar la frontera con Brasil. Desde Pozo Hondo, el Gobierno de Peña -o el sector privado- deberá construir 530 kilómetros adicionales de gasoducto, paralelos a la traza de la bioceánica, para llegar a Carmelo Peralta, en el departamento de Alto Paraguay, frente a la ciudad brasileña de Porto Murtinho, en el estado de Mato Grosso del Sur.
Peña había proyectado que el gasoducto estaría operativo en 2030, pero la situación actual deja al descubierto, una vez más, la brecha entre la visión de Estado y la lógica del capital privado
Lo claro y los concreto hasta el momento es la falta de recursos para la financiación del proyecto, a lo que ahora se suma el inexistente estudio de factibilidad, algo que complica mucho más el plan del Gobierno. Peña había proyectado que el gasoducto estaría operativo en 2030, pero la situación actual deja al descubierto, una vez más, la brecha entre la visión de Estado y la lógica del capital privado.
Mauricio Bejarano, viceministro de Minas y Energía, segundo desde la izquierda.
En paralelo al proyecto del gasoducto, la empresa Lee United Petroleum de Canadá proyecta una inversión inicial de unos USD 20 millones para la exploración de hidrocarburos no convencionales en el Chaco paraguayo, lo que se enmarca dentro de la idea de Peña de coronar a la región occidental del país como un hub energético a nivel regional.
La intención de la empresa canadiense de establecerse a largo plazo en Paraguay es para impulsar una plataforma y diseñar un modelo energético descentralizado, competitivo y sostenible, según esgrime la propia firma.