

Por: Agencia InnContext
La Red de Innovación Local (RIL) relevó cuatro experiencias que reflejan el potencial de la tecnología para mejorar la gestión pública y poner a las personas en el centro de las soluciones.
Desde plataformas que promueven la participación vecinal en la higiene urbana, sistemas inteligentes para monitorear calles y drones para emergencias, hasta inteligencia artificial para proteger el arbolado, las iniciativas muestran que la innovación va más allá de modernizar sistemas: es una oportunidad para anticipar necesidades, ampliar el acceso y fortalecer la toma de decisiones.
En San Pablo, Brasil, el sistema GAIA transforma a los ciudadanos en sensores urbanos activos mediante una red de más de 100 vehículos equipados con sensores y cámaras que capturan el estado del pavimento. “Utilizamos Internet de las Cosas e Inteligencia Artificial para conocer con precisión la calidad del asfalto”, explicaron autoridades locales. Los datos se vuelcan en tableros de control que guían el mantenimiento, logrando evaluar el 90% de las calles y recorrer más de 200.000 km al mes.
En Luján de Cuyo, Argentina, la plataforma “Limpiando Luján” permitió reducir drásticamente los reclamos por poda y residuos gracias a la georreferenciación de camiones recolectores, un chatbot para consultas y reclamos geolocalizados. “El grado de satisfacción ciudadana en servicios clave superó el 97%”, destacó el municipio. El sistema optimiza recorridos, reduce la huella de carbono y mejora la eficiencia de la flota.
En Quito, Ecuador, el Cuerpo de Bomberos incorporó drones al Sistema de Aeronaves Pilotadas a Distancia para vigilancia preventiva, localización de víctimas y monitoreo de incendios. “Esta herramienta reduce tiempos de respuesta y minimiza la exposición del personal ante situaciones de riesgo”, señalaron. La flota creció de uno a 11 drones y ha evitado que focos térmicos se transformen en catástrofes.
Por su parte, Ciudad de Guatemala implementó el primer censo forestal inteligente con inteligencia artificial, imágenes satelitales y sensores remotos. Con el software i-Tree, se planifican podas, reforestaciones y controles de plagas. “Este proyecto transformó la gestión del arbolado en una tarea estratégica y basada en evidencia”, informaron. El piloto registró 7.700 árboles, detectó 92 especies y calculó una producción anual de oxígeno suficiente para 750 personas.