viernes 22 de agosto de 2025 - Edición Nº2452

Internacionales | 22 ago 2025

Ocaso Neoliberal.

Entre Bastillas y Estallidos: del ocaso neoliberal al horizonte multipolar

09:14 |En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un fenómeno alarmante: el ascenso de movimientos y gobiernos de ultraderecha que, en lugar de ampliar derechos sociales y ambientales, representan un retroceso en conquistas históricas.


Por: Claudia Aranda. Fuente: Agencia Pressenza

(Imagen de Muros que hablan)

En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un fenómeno alarmante: el ascenso de movimientos y gobiernos de ultraderecha que, en lugar de ampliar derechos sociales y ambientales, representan un retroceso en conquistas históricas.

Este proceso no se limita a un solo país o cultura, sino que se manifiesta globalmente, alimentando discursos xenófobos, autoritarios y anti-derechos. Puede entenderse, en parte, como una reacción ante procesos revolucionarios incompletos, donde las promesas de igualdad, fraternidad y libertad —como las aspiradas en la Revolución Francesa— quedaron truncas o manipuladas.

De la Bastilla a la República  

La Revolución Francesa, iniciada con la toma de la Bastilla en 1789, abrió un terremoto político y social en Occidente. Tras la caída del Antiguo Régimen, Francia atravesó una cadena de estallidos: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), la abolición de los privilegios feudales, la radicalización jacobina, el “Terror” de Robespierre, las contrarrevoluciones internas y guerras externas, el Directorio y finalmente el Consulado napoleónico. Solo con la proclamación de la República en 1792 y la posterior Constitución republicana se consolidó, con enormes tensiones, un nuevo orden.

El revolucionario Thomas Paine resumió con lucidez: *“Un tiempo llega en que el miedo deja de hacer efecto, y la indignación ocupa su lugar”* (Paine, 1792). Ese tiempo fue la Revolución.

El paralelo con el presente resulta inevitable: un mundo polarizado, dominado por potencias occidentales, donde las ideas de emancipación se enfrentaron entonces a una férrea resistencia interna y externa, tal como hoy las democracias enfrentan retrocesos autoritarios.

Estallidos sociales contemporáneos  

El ciclo histórico vuelve a hacerse visible. En América Latina, los recientes estallidos sociales expresan un malestar profundo frente al neoliberalismo. El caso chileno es paradigmático: una revuelta que unió al pueblo en las calles, desde estudiantes y trabajadores hasta artistas e intelectuales, con barricadas y ollas comunes. Como en 1789, la reacción fue brutal: la violencia estatal y un pacto político-mediático diseñado para impedir transformaciones estructurales.

Lo que se abrió como un proceso constituyente emancipador fue sofocado por la élite. El resultado: frustración masiva y la emergencia de una ultraderecha pinochetista que promete orden a cambio de libertades, en sintonía con figuras como Bukele en El Salvador o Milei en Argentina.

El filósofo alemán G.W.F. Hegel advirtió: “La historia se repite: una vez como tragedia y otra como farsa” (Hegel, 1832). Esa frase cobra actualidad ante la repetición de patrones: estallidos que anuncian cambio, y reacciones que buscan sofocarlos con autoritarismo.

Del neoliberalismo en ruinas al horizonte multipolar  

El sistema neoliberal global, basado en el egoísmo y la avaricia más recalcitrante, ha profundizado desigualdades y desencadenado crisis climáticas. Como un Antiguo Régimen moderno, intenta perpetuarse mediante miedo y control. Pero ya no logra sostener su hegemonía.

Hoy emerge un orden multipolar, con potencias orientales como China que impulsan modelos políticos y económicos distintos, centrados en cooperación, infraestructura y desarrollo tecnológico sustentable, más allá del consumismo depredador de Occidente.

Antonio Gramsci lo advirtió en tiempos de transición: “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparece una gran variedad de fenómenos morbosos” (Gramsci, 1930). Esa es la condición actual: un interregno donde coexisten autoritarismo desesperado y horizontes emancipadores.

Este tránsito multipolar no garantiza automáticamente un mundo más justo, pero abre un horizonte en que Occidente debe estrechar lazos con sociedades humanamente más evolucionadas en términos comunitarios. El centro de gravedad se desplaza, y con él, la posibilidad de repensar un orden más humano.

Conclusión  
La resistencia autoritaria que hoy encarna la ultraderecha global representa, en última instancia, la desesperación del sistema neoliberal en su fase terminal. Pero cada estallido social, desde la Bastilla hasta Santiago, es una señal de que subsiste una energía transformadora que las élites no logran extinguir.

La historia enseña que los derechos no se heredan para siempre: se conquistan, se defienden y se renuevan. Frente al declive neoliberal y el ascenso multipolar, la humanidad tiene la oportunidad de reconstruir sus cimientos sobre la cooperación y la justicia, no sobre la codicia.

Jean-Jacques Rousseau ya lo había intuido: “El hombre ha nacido libre, y sin embargo, en todas partes se encuentra encadenado” (Rousseau, 1762). Nuestra tarea histórica es romper nuevamente esas cadenas.

Referencias  

– Paine, T. (1792). Rights of Man. Londres.
– Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). Asamblea Nacional Francesa.
– Hegel, G.W.F. (1832). Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. Stuttgart.
– Gramsci, A. (1930). Cuadernos de la cárcel. Roma.
– Rousseau, J.J. (1762). El contrato social. París.

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