sábado 23 de agosto de 2025 - Edición Nº2453

Salud | 23 ago 2025

Deterioro de la Salud Mental.

Fuertes por fuera… luchando por dentro: El deterioro de la salud mental en América Latina y el Caribe

09:37 |El Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de América Latina y el Caribe estima que una de cada cuatro personas en la región experimentará un trastorno de salud mental a lo largo de su vida.


Por: Fuente: PNUD.

(Imagen de Joanne Adela - Pexels)

El Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de América Latina y el Caribe estima que una de cada cuatro personas en la región experimentará un trastorno de salud mental a lo largo de su vida. La depresión ya es la segunda causa de discapacidad en mujeres y la tercera en hombres, medida como la cantidad de años en que las personas no pueden vivir plenamente debido a una condición que afecta su bienestar y funcionamiento.

La pandemia de COVID-19 aceleró aún más esta crisis. Los confinamientos, la incertidumbre económica y el miedo al contagio se sumaron a presiones ya existentes: una conectividad digital constante que desdibuja los límites entre el trabajo y el descanso, al tiempo que abre la puerta al ciberacoso y la comparación social; una fragmentación social que debilita los lazos comunitarios y aísla a las personas; y un clima cambiante que genera estrés emocional y económico.

Jóvenes con vulnerabilidad a transtornos

Según el PNUD, la rápida adopción de los teléfonos inteligentes y la normalización del uso de redes sociales han agravado esta situación, especialmente entre jóvenes. El uso excesivo de pantallas se ha relacionado con alteraciones en patrones del sueño y una mayor vulnerabilidad a trastornos del estado de ánimo en adolescentes. En conjunto, estas tendencias han hecho que los problemas de salud mental en la región sean más comunes y urgentes.

Así, en América Latina y el Caribe (ALC) se reportan niveles de ansiedad más altos que nunca, superando tanto a los países desarrollados como al promedio global. En el 2021, el 7,3% de la población de la región tenía un trastorno de ansiedad, en comparación con el 6,4% en los países de la OCDE y el 4,7% a nivel global. Hace dos décadas, ALC y los países de la OCDE presentaban una prevalencia similar (alrededor del 5,5%), pero la brecha ha ido aumentando.

La depresión también ha crecido, pasando del 3,5% en 2000 al 4,4% en 2021. Aunque esto sitúa a la región en línea con el promedio mundial, todavía está ligeramente por debajo del nivel de la OCDE (5,1%).

El informe señala brechas de género, donde las mujeres están desproporcionadamente más afectadas. En promedio, la ansiedad y la depresión son 1,8 veces más comunes en mujeres que en hombres: el 9% de las mujeres enfrenta ansiedad y el 6% depresión, frente al 5% y 3% de los hombres, respectivamente. La violencia de género, las responsabilidades desiguales de cuidado y las expectativas sociales rígidas contribuyen a esta mayor vulnerabilidad (Valle, 2025).

Si bien esta brecha de género también se observa en los datos de la OCDE y a nivel global, es más amplia en ALC. Las normas sociales relacionadas con la masculinidad pueden ocultar los desafíos de salud mental en los hombres. Las tasas de suicidio masculino en ALC son significativamente más altas que las femeninas, lo que sugiere que muchos hombres están atravesando dificultades en silencio. El estigma alrededor de expresar las emociones y la búsqueda de ayuda psicológica puede limitar el bienestar y la libertad de muchas más personas de las que muestran los datos.

Falta de acceso al sistema de salud empeora situación

El acceso a la atención en salud es uno de los principales obstáculos para abordar esta problemática. Los servicios de salud mental son escasos en toda la región, y su acceso sigue siendo un reto. Esto debido a la baja disponibilidad de especialistas: en promedio, ALC tiene 3.4 psiquiatras por cada 100,000 personas, muy por debajo de la media de más de 18 en los países de la OCDE. Las comunidades rurales enfrentan limitaciones aún mayores. Las interrupciones en las cadenas de suministro de medicamentos psicotrópicos a menudo impiden una atención continua y de calidad (Valle, 2025).

“A pesar de la carga creciente, la mayoría de los países de la región asignan menos del 3% de sus presupuestos nacionales de salud a la salud mental. Aumentar la inversión e integrar la atención en salud mental en los servicios de atención primaria es fundamental, especialmente para las personas en zonas rurales o marginadas. La tecnología también puede jugar un papel importante. Plataformas digitales de terapia en línea, las redes de apoyo y aplicaciones móviles pueden complementar los tratamientos tradicionales. Integrar servicios de salud mental en las escuelas y espacios comunitarios también puede ayudar a reducir el estigma y la sensación de exclusión. A nivel regional, mejorar la recolección y reporte de datos es esencial para formular políticas eficaces, ya que la falta de información de calidad limita la capacidad de los países para evaluar necesidades o medir avances en este tema (Valle, 2025)” señala el informe.

Fuente: PNUD.

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