

Por: Fuentehttps://henoi.org.py/
Paraguay, país que todos reconocemos como productor primario, no produce semillas. Desde el inicio de la expansión sojera, en el último quinquenio del siglo pasado, el Instituto Paraguayo de Tecnología Agropecuaria – IPTA fue lentamente dejando de trabajar en el mejoramiento de semillas criollas, para centrarse en el mejoramiento de semillas del agronegocio, especialmente soja y trigo. Un caso penoso fue cuando se abandonó el programa del algodón en base a variedades criollas, para hacer lugar a las variedades de propiedad de Delta Pine Corp., pagando regalías sin ninguna necesidad.
En sus diferentes centros experimentales la institución refiere trabajar en alianza con asociaciones que nuclean a grandes terratenientes y agroexportadores, como la Cámara de exportadores de cereales y oleaginosas – CAPECO, o el Instituto de Biotecnología – INBIO. La producción de alimentos no es prioridad para esta entidad.
No hay datos oficiales accesibles acerca del volumen ni del valor de las semillas importadas para cada ciclo agrícola. Tampoco son transparentes los datos de la demanda semillera nacional. Lo que conocemos acerca de las semillas, bien fundamental que da inicio a la vida en todas sus formas, es lo que relatan los reales productores de alimentos, pequeños campesinos y comunidades indígenas que producen la mayor parte de la alimentación verdadera que llega a nuestra mesa.
Sabemos que el 100% de las semillas hortícolas son importadas. Las semillas de algunos rubros tradicionales de nuestra dieta, como los porotos, habillas, maní, zapallo, mandioca, seguían siendo producidas por manos campesinas. El reporte en la actualidad es que se ha profundizado la MUY GRAVE crisis semillera en todas las regiones. Si se funde la semilla se funde todo nuestro trabajo, afirma Sonia Acevedo, de Puente Kyha, Canindeju; y explica
“Acá es preocupante la situación, tuvimos cuatro años consecutivos de sequía; no se puede comparar nuestra zona con otras porque en otros lados un poquito llovió, pero acá nada. Maíz nativo prácticamente hemos perdido, yo por ejemplo hace dos años que apenas puedo alimentar mis gallinas, tampoco tengo maíz blanco para mi consumo, algunos compañeros nomás tienen alguito, estamos rodeados por maíz transgénico, y nosotros no podemos plantar eso, cuesta 1.200.000 guaraníes por hectárea. La semilla de mandioca está con enfermedad a simple vista; cuando plantamos no desarrolla raíces, quedan finitas, apenas dan para comer. Y no hay ninguna preocupación desde el estado, no responden, ni un técnico mandan para sugerir qué vamos a hacer”
Similar es el panorama que describe desde el sur Inocencio Penayo, agricultor agroecológico itapuense, actualmente viviendo y trabajando en Sapucai, Paraguari. Nos cuenta que está iniciando el ciclo 25/26, y que están en pleno momento de germinación.
“La situación de las semillas es muy complicada, la gente ha dejado de producir su propia semilla, para enfrentar esa situación es que estamos enfocando a la agricultura regenerativa, para regenerar el suelo, y fundamentalmente las semillas. Lo que veo que más se ha perdido son variedades de maní, variedades de maíz y las leguminosas. Como sabemos, hay más de 20 variedades de porotos en el Paraguay, y hoy las fincas no tienen más que una o dos, si es que tienen. Habilla no hay más. Y las plantas medicinales también están en grave crisis. Con respecto a la mandioca, años anteriores tuvimos ataque de la mosca blanca, este año no, pero si tuvimos ataque de heladas que tomaron desprevenidos a los agricultores, la gente no guardó”
Mario Galeano, desde Crescencio González, en San Pedro Norte, reporta
La semilla es una preocupación a nivel regional. Hace dos semanas tuvimos una plenaria regional con compañeras y compañeros de once distritos y hablamos un día entero de las semillas; los compañeros reportan problemas de semillas en toda esta región. En Crescencio tenemos un poco más, pero la producción campesina se está acabando. Las semillas de rama, de maíz, de maní, de habilla… de a poco desaparecen. Están afectadas seriamente por el cambio climático: con la sequía se nos fundió todo. Otro factor que afecta seriamente es el ataque de plagas. Mucho hemos pedido al gobierno que haya un instituto agronómico nacional que promueva la semilla madre, pero no hay respuesta; antes IPTA mejoraba semillas de algodón, maní, y otras, ahora nada, Solamente se dedican a las semillas del agronegocio. La mayor preocupación son las semillas de rama (mandioca) y de maíz; cuando van desapareciendo las semillas nativas, ellos, los grandes, avanzan promoviendo las semillas transgénicas con discurso muy mentiroso: que no vas a trabajar más, que estas son mejores, pero no te dicen que te vas a hacer dependiente de ellos. Y así cada vez más los pequeños campesinos y los indígenas van plantando transgénicos, y eso también hace que desaparezcan nuestros alimentos. Escasea 70% de las semillas campesinas; de habillas, arvejas, de diferentes variedades.
Pero nosotros colocamos como centro del problema las semillas de rama, que están MUY afectadas con ataque de hongos y otras plagas. Y podríamos decir que la mandioca ocupa el 50% de la alimentación de la familia campesina, porque es un rubro central para nuestra dieta. Además, la mandioca es un rubro de renta que vendemos para poder comprar otros alimentos como aceite y otros. Entonces, si desaparece la mandioca, las consecuencias son muy graves para todos nosotros. La mandioca también está desapareciendo de a poco.
Producción campesina afectada por monocultivos forestales
Finalmente, Amalio Domínguez, de 3 de Febrero, Caaguazú, nos cuenta:
El tema de semillas de autoconsumo, en los últimos 3 años se vio afectado por el cambio climático, sequías, granizadas, cada vez más plagas. Acá ya se ha perdido el 80 u 85%. Porque vos plantás y sale menos de la mitad, sobre todo por culpa de la sequía, y así se va perdiendo, sobre todo el maíz sapé, el maíz blanco, poroto, habilla, maní… escasea en las manos de los productores por causa del cambio climático. Por otro lado están los rubros de renta. Las semillas de tomate cuestan 1.180.000 guaraníes por mil plantas; eso es demasiado caro. Por eso, como Federación Nacional Campesina, nosotros nos estamos reuniendo, hablamos, y estamos viendo la necesidad urgente de ir recuperando, porque es muy preocupante. Lo que es natural está en peligro, y únicamente ayudándonos entre todos podremos ir recuperando.
Veníamos advirtiéndolo desde hace décadas: Sin semillas no hay comida, sin comida no hay vida. Los agronegocios no producen alimentos, sino comida que enferma.
Sin semillas, ¿qué comemos? ¿Cómo comemos? ¿Cuánto cuesta comer bien? ¿Cuánto se ha deteriorado la alimentación de nuestro pueblo en este mundo bombardeado de comida ultra procesada, transgénicos y agrotóxicos? ¿Cómo salimos de esta crisis alimentaria? ¿Es posible una alimentación sana, sabrosa y soberana?
Tres grandes eventos reunirán a activistas de todo el mundo para debatir una agenda de acción conjunta en defensa de la vida y del derecho a la alimentación: el Foro Nyéleny, que será en Sri Lanka en setiembre, la COP 30 de clima en Brasil, en noviembre, y la II Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural. En Colombia, en febrero 2026.
Y siendo el actual sistema agroalimentario el principal responsable de emisión de gases de efecto invernadero, y por lo tanto del cambio climático, ¿Pueden las organizaciones sociales disputar efectivamente un cambio de rumbo en la manera en que producimos, para frenar este cambio mortífero?
Sabemos, los campesinos y quienes trabajamos con ellos, que la solución está en el apoyo a la producción de semillas criollas de manera suficiente y masiva para abastecer la demanda de los productores, iniciando un proceso de acompañamiento y evaluación de la disponibilidad de semillas, evaluando los problemas locales y diseñando soluciones específicas para cada especie, localidad y productor.
Estas soluciones no están a la vista, por lo que es urgente fortalecer la organización, la unidad y la lucha para frenar esta fase del capitalismo que hace padecer al Paraguay, y los pueblos del mundo, colonialismo, subordinación y despojo.