

Por: Claudia Aranda. Fuente: Agencia Pressenza
(Imagen de Xinhua/Huang Jingwen)
Así lo sentenció Xi Jinping ante los líderes de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) en su cumbre de 2025, una cita de dos días en la ciudad de Tianjin, China.
En un contexto global dominado por la tensión, los conflictos regionales y las disputas geopolíticas, el presidente chino no solo delineó el espíritu de la organización, sino que también proyectó la filosofía de una superpotencia que busca moldear un orden internacional alternativo. El evento, que demostró cómo la cooperación es la piedra angular frente a la competencia, se erigió como un foro clave para el diálogo en una Eurasia en constante efervescencia.
La Cumbre de la OCS en el tablero geopolítico
Del 31 de agosto al 1 de septiembre, Tianjin albergó a los líderes de la OCS, una alianza que, desde su fundación en 2001, se ha convertido en el bloque regional más grande del mundo en términos de población y extensión. Sus 10 miembros plenos—China, Rusia, India, Pakistán, Irán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán—trabajan juntos para combatir el terrorismo, el extremismo y el separatismo, además de impulsar el desarrollo económico y la conectividad a través de proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Más que un simple foro, la OCS es un reflejo del modelo de cooperación propuesto por China. En contraste con las alianzas militares tradicionales, su mandato se centra en la estabilidad y el desarrollo mutuo. Como señaló Xi Jinping en su discurso: “Desde su fundación, la OCS ha promovido el espíritu de Shanghái, fortaleciendo la solidaridad, la confianza mutua y la cooperación práctica; somos amigos y socios.” Un espíritu que busca la integración en lugar de la confrontación.
El mandatario chino no se limitó a la retórica; también abordó los desafíos que enfrenta la organización en un mundo caótico. “Los países miembros enfrentan tareas cada vez más difíciles para asegurar la seguridad y el desarrollo en un mundo caótico e interconectado”, reconoció. En este contexto, subrayó que la OCS debe ser un pilar de la estabilidad: “Se debe fortalecer la responsabilidad compartida para promover la paz, estabilidad y prosperidad regional, y profundizar la coordinación contra amenazas de seguridad, incluido el terrorismo.”
Una plataforma para la reconciliación histórica
La cumbre no solo reforzó los lazos entre los miembros permanentes, sino que también sirvió como un espacio vital para países invitados. La participación de Armenia y Azerbaiyán fue particularmente notable, dada la historia reciente de conflicto entre ambos. Sus respectivos contactos con China, junto con su presencia en un foro de seguridad regional, subrayan la capacidad de la OCS para actuar como una plataforma neutral para la diplomacia y la reconciliación.
Países como Turquía también asistieron, mostrando un creciente interés por vincularse a la dinámica de seguridad y desarrollo que se gesta en Eurasia.
La Diplomacia China: Socios, no rivales
El presidente Xi Jinping aprovechó el marco de la cumbre para mantener múltiples encuentros bilaterales cruciales, en los que reforzó la visión china de una política exterior basada en la cooperación y el rechazo a la confrontación.
Quizá la reunión más significativa fue la que mantuvo con el primer ministro indio, Narendra Modi. Tras años de tensiones fronterizas, especialmente tras los enfrentamientos en la región de Ladakh en 2020, los líderes coincidieron en que es fundamental restaurar la paz y el diálogo. Ambos reafirmaron que India y China son “socios, no rivales,” y que las disputas deben resolverse a través de la diplomacia, sin permitir que las diferencias limiten el alcance de la relación.
En un tema de seguridad que concierne a ambos, Modi planteó la necesidad de frenar la financiación y la radicalización del terrorismo transfronterizo. Por su parte, Xi aseguró el apoyo de China y resaltó la importancia de fortalecer la seguridad multilateral “sin aplicar dobles estándares.” También se abordó la cooperación económica, con la mirada puesta en el desequilibrio comercial de India y las tensiones causadas por las tarifas impuestas por EE.UU. en el contexto geopolítico global.
Otras reuniones importantes incluyeron la de Xi con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien consolidó la alianza estratégica y la coordinación en asuntos globales. Este encuentro refleja la apuesta conjunta por un orden multipolar que sirva de contrapeso a la influencia occidental. Xi también sostuvo diálogos con líderes de Turquía, enfocándose en la cooperación económica y la búsqueda de estabilidad regional en zonas sensibles como Gaza y Ucrania.
La promesa de China y la proyección de la OCS
Durante su discurso, Xi Jinping reforzó el compromiso de China con la región, anunciando un paquete de ayuda sustancial. “Este año, China asignará 2 mil millones de yuanes en ayudas y 10 mil millones de yuanes en préstamos para proyectos dentro de la OCS”, un gesto que refleja el compromiso chino para impulsar el desarrollo regional y global.
Además de los anuncios económicos, el presidente chino subrayó la importancia de la colaboración en áreas clave de futuro. “Debemos aprovechar la enorme escala de mercado para facilitar el comercio y la inversión, y avanzar en cooperación en energía, industrias verdes, economía digital e inteligencia artificial”, afirmó. También destacó la importancia de la educación y el intercambio cultural, señalando que “apoyamos la educación y la formación técnica; China está comprometida con la capacitación de talento innovador y el fortalecimiento de los lazos entre los pueblos.”
La OCS, con su enfoque en el multilateralismo, representa un contrapeso al orden global liderado por Occidente. Como bien señaló Xi, “la OCS ha establecido un nuevo paradigma para las relaciones internacionales, insistiendo en un multilateralismo genuino que representa un contrapeso al orden global liderado por Occidente.” A medida que la alianza crece en miembros e influencia, se consolida como un actor clave en el escenario global, que prioriza el respeto mutuo, el desarrollo conjunto y la estabilidad regional en una era de incertidumbre.
Análisis y perspectivas futuras
La Cumbre de Tianjin 2025 no fue solo una reunión diplomática, sino una declaración de intenciones. La OCS, que a menudo se ha visto como una respuesta regional a la OTAN, ha evolucionado hacia un foro más amplio de cooperación económica y cultural, consolidando la influencia de China y Rusia en Eurasia. El enfoque en el diálogo para resolver conflictos, como el de India y China o el de Armenia y Azerbaiyán, demuestra que la organización aspira a ser un mediador de paz, más allá de sus funciones de seguridad.
La filosofía china de cooperación frente a la competencia proyecta un modelo de relaciones internacionales que busca la armonía y la estabilidad por encima de la confrontación. En un mundo cada vez más dividido en bloques, la OCS se posiciona como un foro donde las naciones pueden encontrar intereses comunes, construir confianza y moldear un orden multipolar. La envergadura de sus miembros y su peso estratégico hacen de esta alianza una fuerza al alza, cuyo impacto se sentirá mucho más allá de las fronteras de Eurasia.