martes 09 de septiembre de 2025 - Edición Nº2470

Internacionales | 8 sep 2025

Las fuerzas de la barbarie y la crueldad

Martín Gak: «En Gaza, la idea del dolor del otro puede ser nuestro propio dolor»

El experto argentino en ética y religión vive en Berlín y estudia el conflicto en Medio Oriente. Dice que el mundo necesita paladines políticos para enfrentar a "las fuerzas de la barbarie y la crueldad".


Por: Alí Mustafá. Fuente: Tiempo Argentino

«No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar»

Antonio Gramsci

Martín Gak es experto en ética y religión, y analista internacional. Se define como «filosofo por sudor y periodista por casualidad». Vive desde principios de los ’90 fuera de la Argentina y desde hace diez años profundiza en el conflicto en Oriente Medio. Estudió en EE UU y Francia y actualmente vive en Berlín, donde es productor periodístico. Desde allí cubre noticias internacionales para distintos medios de Europa y América Latina. Y desde ese lugar en el mundo, también se cataloga como argentino y judío, proclama «me niego a permanecer en silencio» y rechazó la invitación que hizo el presidente Javier Milei para que el primer ministro israelí visite Argentina.

–Se dice que Israel es la única democracia de Oriente Medio, pero fronteras adentro tiene leyes de apartheid que limitan los derechos de los árabes palestinos. ¿Qué tipo de democracia sería esa?

–Israel no es una democracia y nunca lo fue. Israel es una teocracia secularizada, pero casi todas las teocracias lo son. Es decir, Israel tiene leyes que no sólo privilegian a un grupo religioso, a eso se puede superponer castas raciales dentro del estado. Por ejemplo, el judío yemení o etíope tiene menos derechos de facto que el judío polaco. Pero la base es la exclusividad de membresía del estado para un grupo que en principio el estado mismo entiende como grupo religioso: los judíos. Todos los demás son ciudadanos de segunda categoría con derechos limitados. Por mucho tiempo esto fue visible en las leyes de derecho civil, de migración. Un judío tenía derecho de asentamiento  mientras un no-judío no. Hoy tenemos en el folio más reciente de la ley fundamental expresiones claras. Por ejemplo, el artículo 1-C.  que dice que solo el judío tiene derecho a autodeterminación en Israel. 

-En este contexto, ¿cómo se llega al 7 de octubre de 2023?

-Con 80 años de 700 chicos raptados por año, con 80 años de robo de tierras, con 80 años de torturas, con 80 años de desapariciones forzadas, con 80 años de violaciones y abuso sexual incluido de menores en prisiones israelíes, con 80 años de masacres esporádicas, con 80 años de bombardeos de artillería contra civiles. Con (las masacres de) Tantura, con Deir Yasin, con Sabra y Shatila, con la operación militar Plomo Fundido. Pero es importante señalar que también se llega al 7 de octubre con una estructura de seguridad en crisis, o programada o accidental. Israel hizo de la zona aledaña a Gaza una zona liberada el 7 de octubre. 

–Una encuesta reciente que publicó en el diario Haaretz Dahlia Scheindlin, investigadora de políticas en The Century Foundation, dice que más del 90% de los israelíes tradicionalistas, ortodoxos y ultraortodoxos apoyan la expulsión de los palestinos de Gaza y de los árabes de Israel.

–Reuvén Rivlihn (NdR, presidente de Israel entre 2014 y 2021) dijo en octubre de 2014 que Israel es una sociedad enferma de racismo. Y agregó que quedaba poco tiempo para hacer de Israel una sociedad capaz de cumplir con sus obligaciones democráticas. La advertencia no solo fue desoída. Israel fracasó y este sondeo es solo uno de muchas expresiones. En este sentido, el problema no es Israel sino, como bien dijo este presidente conservador, una sociedad enferma. 

Martín Gak: "En Gaza, la idea del dolor del otro puede ser nuestro propio dolor"

–¿Cómo ve el papel de la comunidad internacional en la resolución del conflicto?

-Creo que la comunidad internacional y especialmente sus actores políticos, supuestos representantes de la voluntad popular en países democráticos, ha fracasado y esto pone en tela de juicio el futuro de los proyectos democráticos. 

-Israel goza de una impunidad que ha interpelado y puesto en tensión a los organismos internacionales de prevención y sanción. ¿Cómo se hace para que los organismos internacionales vuelvan a tener autoridad en cuestiones de violación a los DD HH?

–Creo que necesitamos paladines políticos capaces de enfrentarse a capa y espada contra las fuerzas de la barbarie y la crueldad. Y eso quiere decir poner a los israelíes en jaque pero también socavar discursos como el mileismo en Argentina, que celebran la crueldad, como hizo Milei desde algún escenario, y aplauden el infanticidio en Gaza. (NdR, se refiere a un posteo en X de Sergio Pikholtz de enero de 2024 por el que debió renunciar a la vicepresidencia de la entidad).

-Se puede percibir que en la política argentina muchas fuerzas, sobre todo las nacionales y populares, les cuesta mucho denunciar a Israel o acompañar las marchas en contra del genocidio. ¿Por qué cree que sucede?

-Argentina vive dentro de una burbuja informativa sionista que es refractaria incluso a las fuentes más obvias como Oxfam, OMS o Cruz Roja. Compraron la idea de que todos los gazatíes son Hamas, como dicen los ministerios israelíes.  En esto el periodismo argentino es directo implicado en la campaña de desinformación. Un lugar especial en el infierno está reservado para gente que llamándose periodista son nada más que agentes de prensa para el Ministerio de Asuntos Estratégicos israelí. Ellos se paran frente a las cámaras y vomitan mentiras e inexactitudes. Y no creo que no estén al tanto de eso. 

–¿Qué rol juega la DAIA?   

-La DAIA se ha convertido en una organización mafiosa que habla abiertamente de llevar adelante procesos de intimidación jurídica contra críticos del estado de Israel. Una de las cuestiones de fondo es que a esta altura, frente a los ojos de un público que ve horrorizado el infanticidio masivo en Gaza, la DAIA no hace ni más ni menos que promover el antisemitismo. Quizás en este momento sean, después de Israel, una de las cosas más peligrosas a las que el judaísmo se tiene que enfrentar: una representación fraudulenta que busca hacerlos cómplices de masacres, crímenes de guerra y de lesa humanidad.

–El sionismo ha cerrado filas con la derecha internacional y con las nuevas iglesias evangélicas. ¿Cuál es el punto de conexión entre ellos?

–La derecha internacional es un instrumento del sionismo y por eso lo alimenta. En muchas manifestaciones de (Jair) Bolsonaro se veían más banderas israelíes que brasileñas. Todos vieron el final de campaña de Milei, entendido como una marioneta de medias de nylon de (Benjamin) Netanyahu, y solo basta mirar cómo se posicionan (Geert) Wilders en Holanda, (Marine) Le Pen en Francia, el AFD en Alemania, (Nigel) Farage en el Reino Unido o (Santiago) Abascal en España para reconocer que los mejores amigos de Jerusalén son los hijos del fascismo, del nazismo y del antisemitismo asesino de la Europa de mitad del siglo XX. 

–Como conocedor de la filosofía de Baruj Spinoza, ¿podría ensayar una reflexión spinoziana sobre esto?  

–Spinoza tiene una idea que siempre corre el riesgo de ser leída en vertiente New Age: “todo es uno”. Creo que para los que estamos viendo Gaza y sangrando en la distancia y llorando a chicos muertos y a madres destrozadas podemos ver que la idea del dolor del otro puede ser sin duda nuestro propio dolor.

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