miércoles 10 de septiembre de 2025 - Edición Nº2471

Internacionales | 10 sep 2025

Doha; Qatar Un Ataque Sin Precedentes.

En total impunidad, Israel bombardea la capital de Qatar

09:54 |Este 9 de septiembre de 2025, Israel bombardeó la capital de Qatar, Doha, en un acto abierto de agresión contra un Estado soberano y no beligerante. La operación, bautizada como “Summit of Fire” (Cumbre de Fuego) y en hebreo “Pisgat HaEsh” (Cumbre de Fuego).


Por: Claudia Aranda. Fuente: Agencia Pressenza

Doha bajo fuego: un ataque sin precedentes

Este 9 de septiembre de 2025, Israel bombardeó la capital de Qatar, Doha, en un acto abierto de agresión contra un Estado soberano y no beligerante. La operación, bautizada como “Summit of Fire” (Cumbre de Fuego) y en hebreo “Pisgat HaEsh” (Cumbre de Fuego), fue dirigida contra dirigentes políticos de Hamas reunidos en negociaciones de cese al fuego (ceasefire).

Bombardear en plena capital qatarí no es un episodio aislado: forma parte de una estrategia de guerra unilateral y sin fronteras que Israel despliega contra Gaza, Líbano, Siria, Yemen e incluso Irán. La comunidad internacional reaccionó con consternación, pero sin medidas concretas. Declaraciones y advertencias se multiplican, mientras Israel reafirma su derecho a actuar “donde sea necesario”. En rigor, lo ocurrido equivale a una declaración de guerra contra Qatar, silenciada por la impunidad que otorga el respaldo estadounidense.

Dos días que cambiaron el mapa del conflicto

8 de septiembre, Gaza y Cisjordania. Al amanecer, el ministro de Defensa israelí advirtió de un “mighty hurricane” (huracán poderoso) sobre Gaza City si no se liberaban rehenes. Barrios residenciales de Shejaiya y Zeitoun fueron bombardeados, dejando decenas de muertos, incluidos niños y mujeres. En Cisjordania, dos adolescentes palestinos murieron por disparos de soldados israelíes cerca de Nablus.

9 de septiembre, Gaza City. A las 10:00 (UTC+3), las Fuerzas de Defensa de Israel ordenaron la evacuación total de la ciudad, empujando a cientos de miles de civiles a desplazarse sin destino claro. La ONU denunció que el 90 % de la población gazatí ya está en movimiento y que el costo de transporte —superior a 1 000 dólares por familia— hace imposible obedecer la orden.

9 de septiembre, Doha. A las 16:00 (UTC+3), misiles lanzados por aviones israelíes impactaron en el distrito residencial de Katara, en Doha. Videos mostraron humo espeso, coches incendiados y familias huyendo entre vidrios rotos. Israel confirmó haber atacado la sede de Hamas. Khalil al-Hayya, número dos del movimiento en Gaza y jefe negociador, sobrevivió, aunque se reporta la muerte de su hijo y de su director de oficina. Qatar calificó el bombardeo como un “acto criminal cobarde”, denunciando la violación de su soberanía.

Barrios residenciales como campo de batalla

El ataque no se produjo en un enclave militar aislado, sino en un barrio urbano de Doha. Los daños alcanzaron viviendas particulares, locales comerciales y espacios culturales de Katara. Testigos describieron escenas de pánico civil, con ambulancias trasladando heridos por quemaduras y traumatismos. Aunque Israel insistió en que el blanco era exclusivamente Hamas, los hechos muestran un escenario distinto: un bombardeo que puso en riesgo directo a población qatarí inocente.

Khalil al-Hayya y la decapitación política

Khalil al-Hayya, nacido en Gaza en 1960, es miembro de la oficina política de Hamas y el número dos del movimiento en la Franja, bajo Yahya Sinwar. Su papel es político y diplomático, no militar. Ha sido figura clave en diálogos en El Cairo y Doha, y su biografía personal —marcada por la pérdida de familiares en bombardeos israelíes de 2007 y 2014— lo convirtió en símbolo de resistencia y en negociador indispensable.

Atacar a al-Hayya en medio de negociaciones no solo buscaba eliminar a un dirigente: era un golpe dirigido contra la estructura política y administrativa del gobierno de facto en Gaza, cuyos representantes son civiles y no combatientes armados. El mensaje es claro: Israel pretende destruir la posibilidad misma de un interlocutor político.

La cobardía de bombardear la mesa de negociación

La operación exhibe un carácter cobarde por varias razones. El lugar: se atacó en la capital de un Estado mediador, bajo cuya protección se desarrollaban negociaciones de paz. Los objetivos: eran negociadores civiles, no combatientes armados. Atacarlos viola el principio de buena fe en la diplomacia. Los daños colaterales: los misiles impactaron en zonas residenciales, con riesgo para familias qataríes ajenas al conflicto. La impunidad garantizada: Israel asumió la autoría con orgullo, sabiendo que no habrá sanciones. Es un acto de matonaje respaldado por el poder estadounidense.

El derecho internacional reducido a cenizas

El bombardeo contra Doha encaja en la definición de acto de agresión de la Resolución 3314 de la ONU (1974): “el bombardeo por las fuerzas armadas de un Estado contra el territorio de otro Estado” constituye agresión. Qatar no atacó a Israel ni permitió ataques desde su suelo. Jurídicamente, lo ocurrido es una declaración de guerra encubierta.

Declaraciones internacionales:

Majed al-Ansari, portavoz qatarí: “Un acto criminal cobarde que viola nuestra soberanía y constituye una afrenta a todo el derecho internacional.” António Guterres, ONU: “Violación flagrante de la soberanía de un Estado miembro y un golpe a los esfuerzos de mediación.” Liga Árabe: “Israel ha cruzado todas las líneas rojas, convirtiendo las capitales árabes en objetivos de guerra.”

Lo que se podría hacer y no se hace

Existen mecanismos reales para sancionar a Israel, pero se bloquean sistemáticamente. Consejo de Seguridad de la ONU: puede imponer sanciones o autorizar el uso de la fuerza colectiva bajo el Capítulo VII. Nunca ocurre porque Estados Unidos aplica su veto. Asamblea General: puede convocar una sesión “Unidos por la paz”, como en Corea (1950) o Sudáfrica (1981). Sus resoluciones son solo recomendaciones. Corte Internacional de Justicia: podría condenar la violación de soberanía, pero sus fallos dependen de la voluntad de los Estados. Israel y EE. UU. ya ignoraron la sentencia de 2004 sobre el muro en Cisjordania. Corte Penal Internacional: podría investigar crímenes de guerra y emitir órdenes de arresto. Israel no reconoce su jurisdicción y los aliados no cooperan. Sanciones económicas y diplomáticas: podrían suspenderse acuerdos, congelar activos, limitar vuelos. Europa y el mundo árabe no actúan por dependencia tecnológica, miedo a represalias o divisiones internas. Embargos de armas: reducirían la capacidad bélica israelí. EE. UU., principal proveedor, jamás lo permitirá.

La impunidad estructural y el papel de Estados Unidos

La raíz está en el blindaje estadounidense. Washington aporta 3.800 millones de dólares anuales en ayuda militar, sistemas de defensa avanzados y respaldo satelital. Durante la guerra de los 12 días contra Irán, Israel ejecutó la operación “Rising Lion” (León Ascendente) con apoyo directo de EE. UU. en reabastecimiento aéreo y coordinación de radares. Sancionar a Israel implica confrontar también a Estados Unidos. Ese temor divide a los países árabes, paraliza a Europa y convierte a la ONU en espectadora. La impunidad no es casual: está estructuralmente garantizada.

Una guerra contra todos los vecinos con advertencia contra todo el planeta 

El ataque en Doha se inscribe en una ofensiva regional. Gaza: 90 % de la población desplazada, más de 58 000 muertos. Líbano: bombardeos en Bekaa y Litani. Siria: ataques cerca del Ministerio de Defensa en Damasco. Yemen: incursiones aéreas sobre Saná y Hodeidah, con la muerte del primer ministro hutí. Irán: la operación “Rising Lion” (León Ascendente) devastó instalaciones militares, desatando una guerra abierta de doce días. Israel ya no actúa como un Estado en defensa propia, sino como una potencia desatada que se arroga el derecho de atacar donde le plazca.

Epílogo: vivir bajo la ley del más fuerte.

El bombardeo sobre Doha es la síntesis de una impunidad institucionalizada. En rigor, equivale a una declaración de guerra contra Qatar, pero queda diluido en comunicados vacíos. Los mecanismos existen, pero no se usan: sí se puede sancionar, sí se puede aislar, sí se pueden imponer costos. No se hace porque detrás de Israel está el músculo de la mayor potencia militar del planeta.

Mientras Gaza arde, Líbano resiste, Siria se desangra, Yemen se hunde e Irán enfrenta la sombra de otra ofensiva, ahora incluso Doha se suma a la lista de capitales bombardeadas. Israel se ha convertido en el matón del barrio, y cada día que pasa sin respuesta efectiva confirma lo que todos saben pero pocos dicen: hoy el mundo vive bajo la ley del más fuerte.

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