Burak Dogan, miembro de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Bahçeşehir con sede en Estambul es una de las personas que realizaron un informe para el Centro de Investigación de Economía Islámica de la Fundación «Ilke» en el cual se estudió «los efectos del boicot durante los primeros períodos (de la guerra en Gaza), y notamos que los precios de las acciones de las empresas afectadas cayeron entre un 10% y un 15%».
Al menos en Turquía, las pérdidas de ganancias de estas empresas en 2024 fueron notables y se interrumpió la tendencia de crecimiento que registraban en años anteriores.
El informe muestra que el impacto del boicot no es puntual, sino que es posible verlo a lo largo de varios trimestres consecutivos.
El genocidio que se está llevando adelante en Gaza con decenas de miles de asesinados, cientos de miles de heridos y millones de desplazados forzosos ha convertido al movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) en uno de los ejes de las campañas de apoyo al pueblo palestino y de repudio al plan criminal de exterminio conducido por el extremismo sionista.
La merma de ganancias de estas empresas en los mercados globales las llevó a invertir millones de dólares en propaganda para contrarrestar el efecto. La palabra boicot ya forma parte de los informes internos de dichas empresas, entre las cuales se encuentran multinacionales gigantes como Microsoft, Intel, Carrefour, Chevron, Coca-Cola, Nivea o Starbucks.
El economista turco manifestó que algunas empresas empiezan a tomar consciencia del cambio radical que está teniendo su reputación comercial y esto puede implicar su inestabilidad financiera.
Dogan enfatizó que el verdadero impacto del boicot radica en su continuidad, «no es tan importante que se unan nuevos boicoteadores como que quienes lo iniciaron mantengan su posición. De hecho, las empresas enfrentan pérdidas significativas».
En efecto, algunas empresas han anunciado su salida de algunos países de la región asiática occidental como son Pizza Hut, Kentucky Fried Chicken o Carrefour.
No puede considerarse solo como un efecto del boicot internacional, pero el sitio económico israelí Wasla informó que 60.000 empresas israelíes cerraron sus actividades en 2024 y el turismo en Israel se redujo un 70 % en 2024, comparado con 2023, según las estadísticas oficiales.
Algunas empresas no aprenden
O bien algunas empresas no entienden de leyes y derechos humanos, o ven en estos contextos oportunidades para hacer pingües negocios.
Es así como Zara abrió este año su local más grande en Israel, con más de 4500 metros cuadrados en Tel Aviv, que se suma a la larga lista de negocios de Inditex en los territorios ocupados de Cisjordania.
También Google aprovecha para hacer negocios sobre la sangre derramada. El sitio web Drop Site News reveló que la empresa estadounidense firmó un contrato de 45 millones de dólares con la oficina del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para amplificar la propaganda israelí a través de sus plataformas, principalmente YouTube.
Desde el gobierno israelí definieron a la propaganda como una “campaña digital para aclarar que no hay hambre” en Gaza. Así que si tus vecinos no saben que las fuerzas de ocupación israelíes no permiten la llegada de medicamentos, alimentación y combustibles a los palestinos es gracias a este cerrojo informativo impuesto por Google como parte de la “hasbara” (es el nombre para la diplomacia pública y o propaganda del Gobierno y el ejército israelí).
Con información de Anadolu, VTV y El Periódico