martes 16 de septiembre de 2025 - Edición Nº2477

Cultura | 16 sep 2025

Un Rincón en nuestras Vida.

En un rincón de septiembre

10:39 |Todo el mundo, bueno, casi todo el mundo, tiene su rincón en esta vida. Puede que no sea un lugar físico fijo, sino que uno se arrincona en él pese a que esté en distintos lugares, tiempos o condiciones.


Por: J. Ignacio ´Iñaki` Chaves G. Fuente: Agencia Pressenza

(Imagen de Iñaki Chaves)

Ese escondite, aunque esté a la vista, en el que somos en soledad

Todo el mundo, bueno, casi todo el mundo, tiene su rincón en esta vida. Puede que no sea un lugar físico fijo, sino que uno se arrincona en él pese a que esté en distintos lugares, tiempos o condiciones.

En ese espacio, cada persona conversa sola, a veces, con el hombre (mujer) que siempre va con ella sin esperar hablarle a nadie y sin pretender que alguien le escuche. Simplemente hablamos, sin decir palabra, y sentimos que nos respondemos. Tal vez respuestas que no buscábamos o que no queríamos, pero que, al fin y al cabo, resuenan en nuestro interior y nos refutan o confirman lo que nos estábamos diciendo.

Ahí nos preguntamos por la realidad del mundo que vemos y no entendemos; por la suerte de estar vivas y tener salud, amor y compañía; por las otras vidas que no tienen tanto y aun así sobreviven; por la ilusión de paz que no podemos soñar porque esa misma realidad la niega; por la injusticia que campa porque la venda tapa los ojos de quienes la imparten y que ni la espada ni la balanza impiden.

En nuestro rincón de septiembre también viajamos sin movernos, intentando, en nuestro caminar, cambiar algo de lo que creemos que está mal, que no nos gusta o que nos duele, sin más. Hay tanto por cambiar, tanto por vivir, tanto que nos mata, tanto por ver, tanto que nos ciega, tanto por soñar.

Es en ese sitio de nuestra existencia donde nos vemos, oímos y sentimos como realmente somos, sin la necesidad de aparentar ni de ser otra cosa que nosotros mismos. Estamos solos frente al mundo, que no nos ve; frente a nuestro yo o súper yo que nos mira sin ropaje que nos cambie, y frente a nuestras contradicciones que nos conforman y nos confrontan.

También en ese lugar podemos producir, además de pensar y reflexionar sobre lo que somos, decimos o hacemos. Sin necesidad de tecnologías, ni de chats, ni de IA (s), Producimos sensaciones que rara vez transmitiremos; creamos textos que puede que nadie lea; sentimientos que susurraremos; pensamientos que no compartiremos y deseos que no se cumplirán. Pero lo hacemos, y en alguna otra parte quedarán anclados a nuestra historia.

En una mesita con una pequeña lámpara; bajo el grifo de la ducha a puerta cerrada; en el banco de una plaza; en la sala semivacía de una biblioteca; en un trozo de arena mirando al mar; frente a una ventana desde la que observar; en una calle solitaria; en la cama, al lado de la persona amada; a la sombra de un viejo roble; en el catre de una celda; en el asiento de un transporte a ningún lugar. Cualquiera de esos rincones nos da la posibilidad de ser, de estar, de sufrir, de disfrutar o de soñar.

Esos sueños que nunca, o siempre, en tiempos que ni estuvieron ni vendrán, podremos alcanzar. Pero ahí están, a través del tiempo, en los lugares que no son, en compañía de la soledad que llena cada rincón en el que somos, soñamos o, simplemente, estamos. Después de un agosto nefasto, de un año criminal, de un cuarto de siglo genocida.

Sencillamente siempre o sencillamente nunca. En un suspiro del alma o en una nube del mundo, en nuestro corazón enamorado o en nuestra cabeza sentipensante, anidará la esperanza en un rincón de septiembre.

¡PAZLESTINA!

Palestina libre y en paz.

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