viernes 10 de octubre de 2025 - Edición Nº2501

Internacionales | 9 oct 2025

Sistema Global del Poder Ilegal

Anatomía del poder ilegal en el planeta

“El poder ilegal no es periferia ni sombra, es un sistema global que se alimenta de la política y la economía formal” — inspirado en Lucía Dammert


Por: Mauricio Herrera Kahn. Fuente:Agencia Pressenza

Economía Ilegal. (Imagen de WikiCommons)

“El poder ilegal no es periferia ni sombra, es un sistema global que se alimenta de la política y la economía formal” — inspirado en Lucía Dammert

El poder ilegal no es accidente ni excepción. Es un sistema paralelo que atraviesa continentes y que sostiene su fuerza en la connivencia con los Estados, en la captura de la política y en la economía global. No son bandas aisladas, son redes que mueven billones de dólares y que influyen en elecciones, gobiernos y mercados.

Cada continente tiene su anatomía. En América Latina el narcotráfico se fusiona con la corrupción política. En África la minería ilegal financia guerras y perpetúa la miseria. En Asia los laboratorios de drogas sintéticas y el tráfico de jade sostienen regímenes militares. En Europa los sobornos de gas y petróleo se mezclan con el contrabando y las mafias financieras. En Estados Unidos y Canadá la frontera entre lo legal y lo ilegal se difumina en paraísos fiscales y lobbies armamentistas.

Las cifras son brutales. Más de 11 billones de dólares circulan en cuentas offshore. El narcotráfico mueve USD 320.000 millones anuales. La trata de personas genera 150.000 millones al año. El cibercrimen alcanzó 8 billones en 2023. El poder ilegal ya no es marginal, es estructural. Su músculo económico supera el PIB de decenas de países juntos.

La anatomía del poder ilegal se sostiene en tres vértebras: dinero, violencia y política. El dinero fluye en bancos y criptomonedas, la violencia domina territorios desde las favelas hasta el Sahel, y la política legitima con discursos y contratos lo que debería combatir. Esa convergencia lo convierte en la amenaza más peligrosa del siglo XXI.

Este texto no pretende condenar moralmente sino mostrar con cifras duras y ejemplos concretos cómo lo ilegal se volvió indispensable para el funcionamiento de lo legal. El mapa es incómodo, ya que detrás de cada mina saqueada, cada niño esclavizado y cada refugiado expulsado, existe un engranaje global que se alimenta de la impunidad. La anatomía del poder ilegal es un espejo roto del planeta.

Finanzas clandestinas

El poder ilegal tiene su corazón en el dinero. No circula en bolsas negras sino en los mismos bancos que sostienen a la economía formal. Se estima que más de USD 11,3 billones se esconden en cuentas offshore, protegidas por estructuras financieras en las Islas Vírgenes Británicas, en Panamá, en Delaware o en Luxemburgo.

Ese dinero fluye en jets privados y también en transacciones digitales invisibles para los Estados que lo denuncian, pero lo toleran.

Es un negocio que supera a la mayoría de las exportaciones legales de América Latina y África. Cada cargamento de cocaína, cada tonelada de metanfetaminas, cada pastilla sintética termina convertido en dólares que se lavan en el sistema bancario global.

El lavado de dinero equivale al 2 a 5% del PIB mundial, una cifra que deja al descubierto la hipocresía de las instituciones financieras. Mientras los bancos multan a ciudadanos comunes por movimientos pequeños, abren puertas a flujos gigantescos que provienen del crimen organizado, de la corrupción política y del tráfico de armas.

La frontera entre legal e ilegal se borra en los balances. La anatomía del poder clandestino no está en los callejones oscuros sino en los paraísos fiscales donde se guardan las fortunas ilícitas que sostienen gobiernos, corporaciones y mafias.

El negocio político del poder ilegal

Lucía Dammert advierte que el poder ilegal no solo se expresa en las calles sino en la política misma. Captura partidos, financia campañas, compra lealtades y debilita a los Estados desde adentro. La corrupción estructural se convierte en la principal herramienta de expansión.

  1. En América Latina, más del 40% de las campañas investigadas en la última década tuvieron vínculos con dinero ilícito. En México, los carteles inyectan recursos a elecciones locales para garantizar control territorial. En Colombia, el narcotráfico financió a candidatos presidenciales y legislativos en más de un proceso electoral. En Brasil, el escándalo Lava Jato mostró cómo empresas mezclaban sobornos con fondos oscuros de redes criminales.
  2. En Estados Unidos, el poder ilegal se enmascara como lobby legal. El complejo militar-industrial mueve más de 100 millones de dólares en aportes de campaña cada año. Las corporaciones de armas, energía y seguridad privada influyen directamente en el Congreso, donde se aprueban presupuestos que superan los 800.000 millones de dólares anuales en defensa. La línea entre intereses nacionales y negocio privado es prácticamente invisible.
  3. En Canadá, el narcotráfico y el lavado de dinero encontraron refugio en el sector inmobiliario de Vancouver y Toronto. Informes oficiales estiman que miles de millones de dólares de carteles asiáticos y latinoamericanos se blanquearon a través de compras de bienes raíces, elevando los precios de vivienda y generando una crisis social.
  4. En Europa, el Azerbaiyán Laundromat y el Qatargate expusieron cómo dictaduras y autocracias compran influencia con maletas llenas de dinero. La corrupción atraviesa parlamentos y organismos internacionales.
  5. En África, el maridaje entre armas ilegales y concesiones mineras asegura fortunas a presidentes y grupos armados, mientras la población queda atrapada en guerras sin fin.
  6. En Asia, la frontera entre el partido único y los negocios ilegales es difusa. En Myanmar, el jade y las metanfetaminas financian tanto a militares como a insurgentes. En China y Rusia, las redes criminales funcionan bajo protección estatal, operando como brazos informales de la geopolítica.

El negocio político del poder ilegal es global. No distingue democracias de dictaduras. Se infiltra en campañas, parlamentos y gabinetes. No se limita a comprar voluntades sino que redibuja el mapa del poder.

Narcotráfico y drogas sintéticas

El narcotráfico es la columna vertebral del poder ilegal en América y uno de sus motores más rentables en Asia, Europa y África. Su anatomía es global, sus rutas cruzan océanos y sus ganancias se blanquean en bancos internacionales.

  1. En América Latina, la cocaína sigue siendo el epicentro. Colombia, Perú y Bolivia producen más del 90% de la cocaína mundial. Los puertos de Ecuador y Brasil son claves para el tráfico hacia Europa y Estados Unidos. La expansión de carteles ha convertido al Pacífico en un corredor estratégico que mueve toneladas invisibles al ojo del Estado.
  2. En México, los carteles se consolidaron como corporaciones criminales. Sus ingresos superan los 50.000 millones de dólares anuales, cifra que rivaliza con sectores formales como la industria automotriz o el turismo. Controlan territorios, financian campañas y negocian directamente con organizaciones en Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia.
  3. En Asia, el Triángulo Dorado (Myanmar, Laos y Tailandia) es hoy la principal fábrica de metanfetaminas del mundo. La producción creció hasta inundar mercados en China, India y Australia, generando un negocio de miles de millones que se mantiene pese a regímenes militares y sanciones internacionales.
  4. En Europa, el poder ilegal se mide en puertos. En 2024 se alcanzó un récord histórico: más de 300 toneladas de cocaína incautadas en Amberes y Róterdam. Ese flujo muestra cómo el continente se transformó en el destino final más lucrativo del narcotráfico latinoamericano.
  5. En África Occidental, los carteles internacionales hallaron un corredor perfecto. Países con Estados frágiles y costas extensas se convirtieron en plataformas de tránsito hacia Europa. La cocaína llega de Sudamérica, se almacena en Guinea-Bissau, Sierra Leona o Ghana y cruza el Atlántico hacia la península ibérica.

El mapa del narcotráfico no es estático. Se adapta, se globaliza, cambia rutas y métodos con la misma lógica que cualquier multinacional. Su diferencia es que no paga impuestos ni rinde cuentas a nadie, pero financia guerras, compra gobiernos y deja miles de muertos cada año.

Minería ilegal y crimen organizado

La minería ilegal es un negocio global que se entrelaza con crimen organizado, corrupción política y destrucción ambiental. No es un fenómeno de países pobres, es una cadena que une territorios de extracción con centros financieros y mercados de consumo en todos los continentes.

  1. En Perú y Colombia, el oro ilegal genera más ingresos que el narcotráfico en varias regiones amazónicas. Miles de hectáreas se destruyen con mercurio y dragas, y el metal se exporta como si fuera legal con certificados falsos. Este oro termina en bancos de Suiza, refinerías de Miami y joyerías de Europa.
  2. En el Congo y la República Centroafricana, el coltán, el cobalto y los diamantes financian guerras y sostienen milicias armadas. Las cadenas globales de telefonía y electromovilidad dependen de esos minerales, y aunque se camuflan en contratos legales, buena parte proviene de extracción ilícita y trabajo esclavo.
  3. En Myanmar, las tierras raras y el jade generan más de 30.000 millones de dólares anuales en mercados ilegales. Este dinero sostiene tanto al régimen militar como a grupos rebeldes. La riqueza sale hacia China y a través de redes asiáticas que abastecen a la industria tecnológica global.
  4. En Brasil, los garimpos ilegales devastan la Amazonía. Los ríos contaminados con mercurio envenenan a pueblos originarios y destruyen ecosistemas. A pesar de operativos militares, el negocio sigue creciendo porque la demanda internacional es insaciable.
  5. En África, el tráfico de diamantes ilegales sigue activo a pesar del Proceso de Kimberley. Piedras extraídas en zonas de conflicto terminan en Dubái, Hong Kong y Amberes. El mercado negro mantiene vivo el mito de los “diamantes de sangre”.
  6. En Estados Unidos, la minería ilegal se concentra en el oro y en el carbón extraído sin permisos en estados como Nevada, Virginia Occidental o Alaska. El contrabando interno se mezcla con redes internacionales de lavado, y la frontera con lo legal es difusa por la debilidad regulatoria en territorios remotos.
  7. En México, la minería ilegal de oro, plata y hierro está bajo control de carteles. En estados como Michoacán y Guerrero, grupos armados cobran “derecho de piso” a empresas formales y controlan minas clandestinas que exportan minerales hacia Asia y Norteamérica.
  8. En Canadá, potencia minera global, la ilegalidad aparece en la forma de minería artesanal no regulada y en la complicidad de empresas que operan en África y América Latina. Varios informes de ONGs han denunciado que mineras canadienses han estado vinculadas indirectamente a conflictos por oro, plata y cobre en Guatemala, Tanzania y Perú.

La anatomía de la minería ilegal muestra que ningún país está fuera. Se trata de un sistema global que combina extracción clandestina, corrupción local, redes internacionales de contrabando y consumidores finales que nunca preguntan de dónde viene lo que compran.

Bloque 5. Tráfico de armas

El tráfico de armas es la sangre que alimenta al poder ilegal. Se calcula que mueve más de 8.500 millones de dólares anuales en el mercado negro según la ONU, y que existen 1.000 millones de armas ligeras en circulación en el mundo, de las cuales el 25% son ilegales. Ningún continente está libre de esta anatomía.

  1. En África, circulan más de 40 millones de armas ligeras ilegales. El Sahel y Somalia concentran las mayores tasas de posesión clandestina, con arsenales que sostienen conflictos que han dejado más de 250.000 muertos en la última década. Una parte significativa de estas armas proviene de excedentes militares europeos y rusos desviados a través de Libia y redes de contrabando en el Golfo de Guinea.
  2. En Medio Oriente, Yemen y Siria son epicentros de un comercio que supera los 3.000 millones de dólares en la última década. Rifles Kalashnikov, fusiles M16 y drones artesanales circulan en un mercado donde las fronteras se disuelven. Las armas llegan desde Irán, Rusia y Estados Unidos, demostrando que los proveedores son globales y no ideológicos.
  3. En Europa del Este, la guerra en Ucrania abrió una nueva ruta de desvío. La UE reconoce que parte de los millones de armas entregadas a Kiev desde 2022 han terminado en mercados ilegales. El precedente es claro: tras las guerras en los Balcanes, más de 750.000 armas quedaron en manos de grupos criminales y aún circulan por Europa.
  4. En Estados Unidos, existen más de 400 millones de armas en manos civiles para una población de 335 millones. Cada año se producen más de 13 millones de armas nuevas. El tráfico hacia México es constante: la ATF estima que 70% de las armas decomisadas a carteles mexicanos provienen de contrabando estadounidense.
  5. En México, la violencia armada dejó más de 30.000 homicidios en 2024, la mayoría con armas de fuego. El mercado negro abastece a carteles que pagan hasta 2.000 dólares por un fusil de asalto. Las rutas de contrabando cruzan la frontera norte en camionetas, aviones pequeños y túneles, moviendo miles de armas cada mes.
  6. En Canadá, el problema se refleja en el aumento de homicidios con armas de fuego: el 37% de los asesinatos en 2023 se cometieron con armas ilegales, muchas ingresadas desde EE. UU. A su vez, se calcula que el contrabando genera más de 100 millones de dólares al año para bandas criminales en Toronto y Vancouver.
  7. En Asia, el sudeste asiático concentra un mercado de armas ligeras estimado en 2.000 millones de dólares anuales. Myanmar es abastecido desde Tailandia, Camboya y Laos, mientras Corea del Norte exporta armas clandestinas a África y Medio Oriente como forma de obtener divisas, a pesar de sanciones internacionales.

El comercio global de armas ilegales no es paralelo, es complementario al legal. Mientras la industria formal factura más de 600.000 millones de dólares anuales, el mercado negro se alimenta de filtraciones, corrupción y guerra.

Trata de personas y migración ilegal

La trata de personas y la migración ilegal son el rostro más brutal del poder ilegal porque convierten vidas humanas en mercancía. La OIT calcula que este negocio mueve más de USD 150.000 millones anuales, superando incluso a varias industrias legales de exportación en África y América Latina.

  1. Desde África subsahariana hacia Europa, las rutas están dominadas por redes criminales que controlan el Mediterráneo. Solo en 2024 más de 250.000 migrantes intentaron cruzar, y más de 3.000 murieron en el mar según la OIM. Mujeres y niños son las principales víctimas: 1 de cada 3 migrantes africanas es víctima de violencia sexual durante el trayecto.
  2. En Medio Oriente, el tráfico de trabajadores migrantes es un negocio oculto que involucra a millones de personas. En el Golfo Pérsico, más de 23 millones de trabajadores extranjeros viven bajo sistemas de contratación que en muchos casos derivan en esclavitud moderna. La OIT estima que las redes ilegales en esta región generan más de 40.000 millones de dólares anuales.
  3. En Latinoamérica, la selva del Darién se ha convertido en un corredor de horror. Más de 500.000 migrantes cruzaron en 2024, la mayoría provenientes de Venezuela, Haití y África. Las redes criminales que operan en Panamá, Colombia y México cobran tarifas que suman cientos de millones de dólares al año. Al llegar a México, estas mismas organizaciones cobran a cada migrante entre 2.000 y 10.000 dólares por el cruce hacia Estados Unidos.
  4. En Estados Unidos, se calcula que más de 11 millones de migrantes indocumentados residen en el país. Una parte de ellos llegó a través de redes de tráfico que generan ingresos estimados en 6.000 millones de dólares al año, según Homeland Security.
  5. En Canadá, además de recibir migrantes legales, también se investiga un aumento del tráfico ilegal de personas, especialmente mujeres asiáticas para explotación sexual. Informes recientes calculan que las ganancias criminales en este mercado superan los 400 millones de dólares anuales.

La trata de personas y la migración ilegal no son fallas del sistema, son parte de un negocio transnacional que combina violencia, pobreza y corrupción estatal. Cada frontera cerrada fortalece a las mafias que la cruzan.

Cibercrimen y poder digital ilegal

El poder ilegal encontró en el espacio digital un territorio más rentable que la droga o el oro. El cibercrimen movió más de 8 billones de dólares en 2023 y se proyecta que superará los 10 billones en 2025, lo que equivale a la tercera economía mundial si fuera un país.

  1. En Rusia y Europa del Este, las redes de ransomware atacan hospitales, bancos y gobiernos. Solo en 2024, Europol reportó más de 300.000 ataques de ransomware en el continente, con pagos de rescate que superaron los 1.200 millones de dólares. Estas mafias digitales operan como corporaciones, con departamentos de servicio al cliente y manuales de negociación.
  2. En Corea del Norte, el régimen financia parte de su programa nuclear con criptomonedas robadas. El FBI y la ONU estiman que hackers norcoreanos han sustraído más de 3.000 millones de dólares en criptoactivos en los últimos cinco años. Es dinero que termina en misiles y arsenales, demostrando que el cibercrimen puede sostener a un Estado.
  3. En Nigeria, las estafas digitales se volvieron una industria paralela. Redes de fraude por correo electrónico y phishing global mueven cientos de millones de dólares al año. En 2023, el FBI señaló que el 40% de las denuncias de fraude digital en África provenían de Nigeria, confirmando la magnitud del fenómeno.
  4. En Estados Unidos, el cibercrimen también golpea con fuerza. En 2024, la FTC reportó pérdidas de 10.000 millones de dólares por fraudes en línea a ciudadanos y empresas. Canadá informó cifras récord: 660 millones de dólares en pérdidas por ciberestafas en 2023, el doble que en 2021.

El cibercrimen es el nuevo petróleo del poder ilegal. No necesita territorio ni ejércitos, solo computadoras y conexiones seguras. Su capacidad de infiltración en bancos, empresas y gobiernos lo convierte en la amenaza más expansiva del siglo XXI

Corrupción estructural

La corrupción no es un accidente administrativo, sino el cemento que sostiene al poder ilegal. El FMI estima que su costo equivale al 3% del PIB mundial, más de 3 billones de dólares al año. Ningún continente queda fuera.

  1. En América Latina, el caso Lava Jato en Brasil reveló un sistema de sobornos que movió más de 2.000 millones de dólares y salpicó a presidentes, partidos y constructoras en al menos 12 países. Odebrecht reconoció haber pagado sobornos por 788 millones de dólares en la región.
  2. En México, la corrupción se convirtió en un engranaje del poder ilegal: el caso Pemex–Odebrecht mostró cómo altos funcionarios recibieron millones en sobornos para influir en contratos y elecciones; además, se estima que la corrupción cuesta al país más de 60.000 millones de dólares al año, el equivalente al 9% del PIB, según cálculos de la ONU. Esta debilidad institucional permitió la expansión de carteles que compran policías, jueces y gobernadores.
  3. En África, la corrupción en contratos mineros y petroleros desvía cada año más de 89.000 millones de dólares según la Comisión Económica de la ONU para África. Angola, Nigeria y la República Democrática del Congo concentran los mayores escándalos vinculados a petróleo, diamantes y cobalto.
  4. En Asia, cleptocracias como Turkmenistán y Kazajistán canalizan fortunas hacia cuentas en Europa y Estados Unidos. La OCDE calcula que más de 500.000 millones de dólares salen ilegalmente cada año de Asia Central y del Sur por corrupción y sobornos ligados a energía y minería.
  5. En Europa, la corrupción atraviesa tanto al Este como a Bruselas. El escándalo Qatargate mostró cómo eurodiputados recibieron sobornos de países del Golfo. En los Balcanes, Transparency International estima que la corrupción sistémica desvía más del 15% del gasto público en algunos Estados.
  6. En Estados Unidos, la corrupción se esconde en lobbies legales: en 2023 se gastaron más de 4.000 millones de dólares en cabildeo político, donde parte de esos fondos provienen de corporaciones investigadas por fraude o contratos inflados.
  7. En Canadá, auditorías federales reportan pérdidas anuales de más de 5.000 millones de dólares por corrupción en licitaciones y evasión vinculada a empresas extractivas.

La corrupción estructural es la argamasa del poder ilegal. Permite que la droga circule, que el oro se lave, que las armas crucen fronteras y que los contratos públicos se conviertan en fortunas privadas. Sin corrupción, las otras economías criminales no tendrían raíces tan profundas.

 

El costo humano y ambiental

El poder ilegal no solo se mide en dinero sino en vidas rotas y en ecosistemas destruidos. La OIT calcula que más de 50 millones de personas viven en esclavitud moderna en el planeta, atrapadas en trabajos forzados, explotación sexual o servidumbre doméstica. Uno de cada cuatro esclavos modernos es un niño, una cifra que revela el rostro más cruel de este sistema.

La violencia criminal desplaza a millones cada año. En 2024, la ONU registró más de 43 millones de desplazados forzados por guerras, mafias y grupos ilegales. México y Centroamérica aportan cientos de miles de refugiados por el control de carteles; África subsahariana concentra más de 15 millones de desplazados internos; y en Asia, Myanmar y Afganistán siguen expulsando poblaciones enteras.

El impacto ambiental es devastador. La minería ilegal arrasa más de 100.000 hectáreas de selva amazónica al año, contaminando ríos con mercurio y destruyendo biodiversidad única. En África, el contrabando de minerales ha provocado la deforestación de miles de kilómetros cuadrados. En Asia, la explotación clandestina de jade y tierras raras deja lagos envenenados con desechos químicos. El costo ecológico es irreversible: especies extinguidas, ríos muertos, suelos contaminados durante generaciones.

Las comunidades indígenas están entre las principales víctimas. En Brasil, más de 500 territorios indígenas han sido invadidos por garimpos y taladores ilegales. En México, pueblos enteros han sido despojados por carteles que controlan minas y rutas de tráfico. En Canadá, los pueblos originarios denuncian desde hace décadas que empresas extractivas, muchas veces con operaciones cuestionadas en África y América Latina, han violado sus territorios ancestrales.

El costo humano y ambiental del poder ilegal no se mide solo en cifras, se mide en generaciones condenadas a la pobreza, en culturas arrasadas y en selvas que no volverán a crecer.

El poder ilegal como sistema global

El poder ilegal no es marginal ni periférico. Es global, estructural y funcional a la economía mundial. No solo destruye vidas, también sostiene gobiernos, corporaciones y bancos. Se alimenta de la corrupción, se camufla en las finanzas internacionales, se fortalece en conflictos armados y se legitima en democracias que lo toleran.

El reto no es moral sino político. No se trata de buenos contra malos, se trata de desmontar un sistema que beneficia a quienes deberían combatirlo. La anatomía del poder ilegal muestra un mapa crudo pero real: bancos que lavan, Estados que se corrompen, empresas que se enriquecen y mafias que gobiernan territorios.

El futuro dependerá de la capacidad de la sociedad global para enfrentarlo. Puede aceptar convivir con este sistema como si fuera inevitable o puede organizarse para denunciarlo y desmontarlo. La anatomía del poder ilegal revela que la amenaza más grande del siglo veintiuno no está solo en el crimen, sino en la complicidad que lo convierte en parte del orden mundial.

 

Bibliografía

  • Dammert, Lucía. Anatomía del poder ilegal. Editorial Planeta, 2023.
  • Tax Justice Network. State of Tax Justice Report, 2023.
  • World Drug Report, 2023-2024.
  • Yearbook on Armaments, Disarmament and International Security, 2024.
  • Transparency International. Corruption Perceptions Index, 2023.
  • Global Estimates of Modern Slavery, 2022.
  • IOM (OIM). World Migration Report, 2024.
  • Cybersecurity Ventures. Cybercrime Report, 2023.
  • The Cost of Corruption Report, 2023.
  • Global Trends Forced Displacement Report, 2024.
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