viernes 17 de octubre de 2025 - Edición Nº2508

Derechos Humanos | 17 oct 2025

Paraguay produce, pero el pueblo no accede

Día de la Soberanía Alimentaria: Paraguay produce, pero el pueblo no accede

10:07 |Mucho orgullo de los economistas, del empresariado y del propio Gobierno por los números macro de nuestro país, con aplausos de aquí para allá en los foros internacionales. Pero, ¿cómo nos va a la clase trabajadora?


Por: Fuente: https://www.conamuri.org.py/

Mucho orgullo de los economistas, del empresariado y del propio Gobierno por los números macro de nuestro país, con aplausos de aquí para allá en los foros internacionales. Pero, ¿cómo nos va a la clase trabajadora?

En Paraguay, la realidad de la alimentación refleja una profunda contradicción. Mientras el país proyecta más de 10 millones de toneladas de soja para exportación, las familias campesinas y urbanas se enfrentan a precios elevados y faltante de hortalizas básicas como tomate, cebolla o papa. En los mercados populares, se registran aumentos constantes y escasez, lo que golpea directamente la mesa del pueblo trabajador.

A esto se suma el contrabando de productos frutihortícolas, que inunda nuestros mercados y debilita a la producción nacional campesina. Aunque se realizan incautaciones, la permisividad estatal mantiene intacto un circuito ilegal que favorece a intermediarios y comerciantes, mientras los productores locales ven hundirse sus precios.

Los problemas de infraestructura y logística agravan la situación: rutas en mal estado, elevados costos de transporte y la bajante de ríos encarecen la circulación de alimentos. Además, para mantener el sistema hegemónico agroexportador, el Gobierno no duda en hacer uso de la fuerza pública: quemando ranchos, destruyendo cultivos de autoconsumo y arreciando la lucha por la tierra. En lugar de invertir en un modelo que fortalezca a la agricultura campesina y familiar, el Estado prioriza obras para sostener el agronegocio exportador.

Todo esto repercute en la dieta de la población, que se ve obligada a sustituir alimentos frescos y nutritivos por opciones más baratas y de peor calidad. La inflación alimentaria se mantiene por encima de la inflación general, profundizando la precariedad de los hogares.

Desde Conamuri, reafirmamos que la salida no está en los agronegocios, sino en la soberanía alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a decidir qué producir, cómo producirlo y para quién. Apostamos a la semilla nativa y criolla, a la agroecología, a la organización campesina e indígena que garantizan alimentos sanos, accesibles y en armonía con la naturaleza.

Venimos construyendo historia de lucha desde nuestros territorios contra el capitalismo colonial, el patriarcado, el racismo y el avance del fascismo. Como articulación de mujeres indígenas y campesinas, llevamos 26 años de organización, coordinando demandas y acciones colectivas. Nuestras compañeras no hablan solo desde la teoría, sino desde las prácticas cotidianas que sostienen la vida.

Porque para hacer soberanía alimentaria hay que hablar también del papel fundamental de las mujeres en la agricultura: la paciencia en observar la adaptación de semillas y plantas, el cuidado frente a plagas y la elaboración de bioinsumos, el conocimiento ancestral de las plantas medicinales. Estas tareas, muchas veces vistas como menores, son en realidad formas de resistencia frente a la agricultura industrial capitalista y constituyen oportunidades para fortalecer una visión común desde los territorios. En ese transitar, abrimos caminos nuevos a conceptos que conocemos bien, y sumamos propuestas y demandas que nacen de nuestra propia experiencia comunitaria.

¿Cómo se accede a la soberanía alimentaria?

Se accede a través de la lucha organizada de los pueblos, con políticas públicas que prioricen la agricultura campesina e indígena, con la defensa y multiplicación de las semillas nativas y criollas, con mercados locales que acerquen al productor con el consumidor y con el fortalecimiento de la agroecología como modo de producción. La soberanía alimentaria no es un regalo ni una promesa: es una conquista que se logra con organización, conciencia y resistencia frente al modelo del agronegocio.

En este Día de la Alimentación y de la Soberanía Alimentaria, llamamos a reflexionar sobre el modelo que nos imponen y sobre las alternativas que venimos construyendo. La agroecología no solo es respuesta a la crisis alimentaria que padecen nuestras comunidades, sino también a la crisis climática que amenaza la vida en el planeta. Apostar a la agroecología es apostar a la vida y a un futuro donde la tierra y los alimentos estén al servicio de los pueblos, y no del capital.

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