

Por: Emir Sader.
Donald Trump.
¿Se arriesgará Donald Trump a cometer la locura de intentar invadir Venezuela?
La lista de países invadidos o atacados por Estados Unidos durante el último siglo es larga y afecta a casi todos los países de Latinoamérica.
La última obsesión es la intervención en Venezuela y el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro. Esta obsesión comenzó mucho antes de la primera elección presidencial de Hugo Chávez.
La preocupación de Estados Unidos por un líder que ha ganado influencia continental se ve agravada por el hecho de que Venezuela posee las mayores reservas de petróleo conocidas del mundo. Esto hace al país aún más peligroso, dadas sus autosuficientes reservas petroleras y sus ingresos por exportaciones.
Los argumentos utilizados para justificar la intervención fueron los de presuntos terroristas, según la propuesta de Tony Blair. Todos los prisioneros palestinos, por ejemplo, son acusados de ser terroristas, sin ninguna prueba. Pero esto fue válido para la intervención y destrucción de Irak, alentada por Tony Blair, sin ninguna prueba de que el país tuviera armas nucleares.
Estados Unidos lleva varios meses bombardeando y destruyendo embarcaciones en aguas territoriales venezolanas, alegando que transportaban drogas al mercado estadounidense. En lugar de atender las recomendaciones de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum de limitar el consumo de drogas en Estados Unidos —el mayor mercado de drogas del mundo—, la administración de Donald Trump se centra en amenazas de intervención en países que, según él, canalizan drogas al mercado estadounidense.
La administración Trump no se atreve a intervenir en México, por donde transitan cargamentos de drogas producidos en Bolivia, Perú, Colombia y otros países sudamericanos, dada la postura de la líder mexicana. En cambio, se centra en Venezuela. ¿Se atreverá a esta nueva intervención?
China y Rusia han reafirmado sus acuerdos de seguridad mutua con Venezuela. Además de la amplia solidaridad que Venezuela recibiría de varios países del continente,
demostraría que Estados Unidos había olvidado el estrepitoso fracaso del intento de invasión a Cuba. Los estadounidenses esperaban que, tan pronto como anunciaran la invasión a Cuba, recibirían un amplio apoyo del pueblo cubano. Nada de esto ocurrió, y en 72 horas, tuvieron que retirarse de Playa Girón y Cuba, derrotados.
Lo mismo ocurriría sin duda, contrariamente a la predicción de la reciente ganadora del Premio Nobel de la Paz, quien incita a Estados Unidos a invadir Venezuela, donde supuestamente sería recibida con el apoyo del pueblo venezolano.
¿Se arriesgaría la administración de Donald Trump a todos estos riesgos? Quizás, pero pagaría un alto precio, tanto por la probable derrota como por la condena generalizada en el continente y en todo el mundo.
Donald Trump nos ha acostumbrado a amenazas que nunca se materializan, incluso una de las más absurdas, la de incorporar a Canadá como una estrella más en la bandera estadounidense. ¿Podría ser esta otra de esas amenazas?
La movilización de buques estadounidenses cerca de la costa venezolana y la decisión de desembarcar tropas parecen socavar la palabra del presidente estadounidense. Una vez más.
Ojalá que así sea, porque las consecuencias de otra aventura imperialista estadounidense serían desastrosas para ellos y para la propia América Latina. En las próximas semanas sabremos si esta nueva locura se materializará o si es simplemente otro discurso intrascendente de Donald Trump.