domingo 26 de octubre de 2025 - Edición Nº2517

Internacionales | 26 oct 2025

Argentina; Base Militar de EEUU en Patagonia.

Argentina no es espectáculo. Es la nueva base militar de Estados Unidos

08:40 |No es folclore político. No es excentricidad. No es irrelevante. Lo que está ocurriendo hoy en Argentina no es un episodio de histrionismo presidencial. Es un giro estructural en la arquitectura militar de América del Sur.


Por: Mauricio Herrera Kahn. Fuente:Agencia Pressenza

(Imagen de WikiCommons)

“Hay presidentes que cantan para distraer. Y hay potencias que esperan exactamente ese momento para entrar.”

No es folclore político. No es excentricidad. No es irrelevante. Lo que está ocurriendo hoy en Argentina no es un episodio de histrionismo presidencial. Es un giro estructural en la arquitectura militar de América del Sur. Mientras Milei canta en escenarios como si gobernar un país fuera un acto performativo, el gobierno que encabeza ya autorizó el ingreso de tropas de Estados Unidos a territorio argentino para ejercicios “antiterroristas”, firmó acuerdos con el FBI, y abrió una vía directa de cooperación militar con Washington sin pasar por consenso regional alguno.

Esto no es ideología. Es estrategia. Y es peligrosa. Argentina puede estar convirtiéndose, sin debate nacional, en plataforma de proyección militar extranjera desde el cono sur y Chile, Brasil, Bolivia y Paraguay deben entenderlo con absoluta urgencia porque no es improvisación.

1.Es doctrina Monroe reactivada.

Estados Unidos no necesitaba un aliado ideológico. Necesitaba un país dispuesto a abrir puertas sin condiciones. Milei lo está haciendo. Sin contrapeso institucional. Sin control parlamentario real. Sin diálogo con la región.

El ingreso de soldados estadounidenses no es una cooperación simbólica. Es un movimiento de reposicionamiento hemisférico en plena era BRICS, CELAC reactivada y presión china sobre infraestructura estratégica. Washington busca lo que ya perdió en parte de Centroamérica y lo que no controla del todo en Colombia y es una base operativa desde donde proyectar poder militar y de inteligencia en Sudamérica, especialmente sobre la región austral y la Antártida, territorio que hoy disputa con China y Rusia.

2.Chile no puede mirar esto como problema ajeno

Chile comparte más de 6.000 kilómetros de frontera activa con Argentina. No frontera simbólica. Frontera viva. Flujos logísticos, energéticos y humanos. Si Argentina se convierte en plataforma militar estadounidense, Chile no puede evitar quedar expuesto, especialmente a los intereses estratégicos sobre el cobre, litio, hidrógeno y el corredor bioceánico.

La autorización de tropas extranjeras bajo narrativa “antiterrorista” es la antesala habitual de bases permanentes, inteligencia operativa secreta y tecnología de vigilancia integrada. No es especulación. Es historia. Afganistán, Irak, Paraguay 2005, Colombia post Plan Colombia. Es siempre el mismo manual.

3.El peligro no es Milei cantando. El peligro es lo que firma mientras canta.

Milei cantando está distraído a propósito, pero, mejor dicho, se distrae mientras otros deciden.

La firma de acuerdos con el FBI para “colaboración ampliada” implica que agentes estadounidenses podrán operar legalmente dentro del territorio argentino bajo la excusa del terrorismo y el crimen transnacional. ¿Quién define qué es un terrorista? Estados Unidos y ¿Quién entrega inteligencia sensible? es Argentina.

Esto ya ocurrió en México. Ocurre en Colombia. Termina siempre igual, con soberanía en retirada y regiones enteras operando bajo lógica de “zona de seguridad estadounidense”, no de país autónomo.

4.Trump ya anunció que Milei es funcional a sus intereses

No es casual que Trump haya elogiado públicamente a Milei. Más allá del espectáculo personal, Trump opera bajo una lógica clara, ya que reduce la OTAN en Europa pero fortalece pactos bilaterales extremos en América Latina para asegurar materias primas críticas, alineamiento ideológico y cercamiento a China en el Atlántico Sur.

Para Trump un presidente como Milei debiera ser visto como “excéntrico”.

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5.Sudamérica no enfrenta a un presidente descontrolado.

Enfrenta a un gobierno que podría estar reabriendo la puerta para el regreso duro del poder militar estadounidense al continente, esta vez sin multilateralismo, sin OEA, sin diplomacia, bajo la doctrina privatizada del garrote.

Si Chile, Brasil, Bolivia y la CELAC no responden de inmediato con visión geopolítica, no será Argentina la que se pierda. Será la integridad de Sudamérica como bloque soberano.

  1. ¿Qué significa esto para los recursos estratégicos del Cono Sur?

La posible instalación de una base estadounidense en territorio argentino reconfigura el tablero de los recursos naturales del Cono Sur. La región concentra algunos de los bienes más codiciados del siglo XXI: litio, agua dulce, gas no convencional y alimentos. Cualquier presencia militar en torno a la cordillera o la Patagonia no puede leerse al margen de esa disputa por materias críticas.

Washington busca asegurar cadenas de suministro estables frente al avance chino en la minería y la infraestructura. En paralelo, empresas norteamericanas y aliadas europeas presionan para blindar inversiones en Vaca Muerta, la Puna y la Antártida. Para los países del sur, el dilema es claro: o fortalecen mecanismos de control soberano y cooperación regional o aceptan un rol subordinado en la nueva cartografía energética global.

  1. ¿Cómo se prepararía Chile ante escenario de base estadounidense activa en Mendoza o Tierra del Fuego?

Una eventual base estadounidense en el extremo sur argentino alteraría el equilibrio estratégico chileno. Chile, que ha cultivado una política de prudente distancia en asuntos militares externos, se vería presionado a redefinir su doctrina de seguridad. El país observa con inquietud el avance de intereses foráneos cerca de su frontera austral, especialmente en zonas donde convergen rutas hacia la Antártida y corredores bioceánicos clave.

Una instalación militar de potencias extrarregionales podría implicar mayor vigilancia y reposicionamiento logístico en Magallanes o en el Pacífico Sur. Pero también abriría un debate interno y es ¿cómo conciliar su vocación multilateral con su dependencia tecnológica y comercial de Occidente? La respuesta chilena podría pasar por fortalecer su rol diplomático en la CELAC y UNASUR, impulsando un marco común de defensa que priorice cooperación científica, control civil y soberanía compartida antes que alianzas militares asimétricas.

  1. ¿Qué puede hacer la CELAC ya, o ya es tarde?

La CELAC enfrenta una de sus pruebas más serias desde su fundación: demostrar que puede actuar como bloque político ante una amenaza de militarización del Cono Sur. Si guarda silencio, perderá relevancia y confirmará la fragmentación latinoamericana.

La alternativa es la irrelevancia, mientras, cada país negocia por separado con potencias que compiten por litio, rutas y territorios polares. Pero aún no es tarde si hay visión compartida.

La CELAC puede convertirse en el espacio donde América Latina decida si vuelve a ser escenario o actor en la disputa global.

  1. Trump no viene a cooperar. Viene a colocar una ficha estratégica.

Su estilo ya está escrito en números. (1) Presupuesto militar de Estados Unidos por sobre los US$ 800 mil millones al año y gasto exterior que supera el de cualquier otra potencia. (2) Plan Colombia por más de US$ 10 mil millones en dos décadas. (3) Bases y acuerdos bilaterales sin OEA ni ONU como árbitro. (4) Historia que se repite desde la Doctrina Monroe hasta hoy.

Milei es la puerta fácil y canta para distraer mientras firma. Trump aplaude porque no busca aliados.

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Quien crea que esto es amistad no entiende el tablero. Esto es negocios con uniforme. Es control sin multilateralismo. Es poder que entra por invitación y se queda por inercia.

Sudamérica tiene memoria. Ya sabe cómo termina cuando el garrote sonríe. Si el continente no pone límites ahora, mañana no habrá negociación posible.

Porque el mapa ya estará dibujado por otros…

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