Por: Agencia InnContext
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En la región del Chaco boliviano, el programa Voces para la Acción Climática Justa (VAC) se ha convertido en un actor clave para visibilizar los esfuerzos locales de adaptación al cambio climático, fortaleciendo las capacidades de comunidades que enfrentan transformaciones ambientales y sociales profundas.
Para Regis Viveros, representante de la organización NATIVA, el aporte de VAC ha sido decisivo en la revalorización de saberes ancestrales y el fortalecimiento del liderazgo comunitario. Uno de los ejemplos es el proyecto de recuperación del tejido guaraní ancestral en la comunidad de Chimeo, una iniciativa que ha permitido rescatar prácticas tradicionales y abrir nuevas oportunidades económicas para las mujeres locales.
“Al inicio del proyecto se identificaron a tres mujeres adultas mayores que tejían en sus hogares. Con el apoyo de VAC, se desarrolló un proceso de capacitación certificado al que asistieron 25 mujeres, entre adultas y jóvenes. Aprendieron nuevas técnicas, innovaron en diseños y recuperaron símbolos de la cosmovisión guaraní”, explicó Viveros.
Hoy, diez de ellas son tejedoras activas que producen piezas artesanales para la venta, pero más allá del impacto económico, el proceso “ha devuelto el valor y la transmisión intergeneracional de un conocimiento propio”, señaló.
El trabajo conjunto entre NATIVA y VAC también dejó aprendizajes profundos sobre la importancia de la articulación institucional. “La alianza entre NATIVA y VAC transmite a las comunidades que la unión de esfuerzos con enfoques y propósitos alineados, sumada a los recursos financieros, genera una sinergia que invita a la imitación”, destacó Viveros.
Según explicó, este tipo de experiencias muestran que las intervenciones más efectivas son aquellas que se centran en fortalecer las capacidades locales y promueven la autogestión. “No se trata solo de intervenir, sino de acompañar procesos que integren conocimiento técnico con la experiencia comunitaria y su realidad cotidiana”, dijo.
Otro aprendizaje relevante fue la inclusión de los jóvenes en la implementación del proyecto, lo que aportó dinamismo y continuidad a las acciones emprendidas.
Mirando al futuro, Viveros considera que la sostenibilidad y la adaptabilidad alcanzadas por las comunidades abren la puerta a la replicabilidad de estas iniciativas en otros territorios. “Hoy, con o sin presencia institucional, los procesos continúan impulsados por las propias organizaciones comunales. Ya gestionan recursos ante entidades públicas y privadas, lo que demuestra que el cambio es sostenible y puede multiplicarse”, afirmó.
