Por: Noticias ONU
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Río de Janeiro, 28 de octubre de 2025 - Decenas de cadáveres son llevados por los residentes a la plaza São Lucas, en Penha, zona norte de Río de Janeiro.
Tras la operación policial más letal de la historia de la ciudad, en la que murieron 121 personas, António Guterres pide una investigación inmediata. El responsable de velar por los derechos fundamentales pide reformas en la policía y abordar el racismo sistémico contra los afrodescendientes en el país.
Tras la operación policial más letal de la historia de Río de Janeiro, realizada este martes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, declaró estar “extremadamente preocupado” por la gran cantidad de muertes.
En un mensaje transmitido este miércoles por su portavoz, Stephane Dujarric, el titular de la ONU enfatizó que el uso de la fuerza por parte de las autoridades policiales debe alinearse con las leyes internacionales de derechos humanos, y pidió que se lleve a cabo una investigación inmediata sobre el episodio.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, solicitó también “una reforma integral de los métodos de policía en Brasil”.
La operación policial a gran escala ocurrió el 28 de octubre en las comunidades del Complejo del Alemán y Complejo de la Penha, con el objetivo de cumplir cerca de 100 órdenes judiciales contra individuos vinculados a grupos del crimen organizado.
Según datos oficiales, al menos 121 personas murieron, incluidos cuatro policías. Otras 81 personas fueron detenidas.
Turk señaló que comprende plenamente “los desafíos de lidiar con grupos criminales violentos y organizados como el Comando Rojo”. Sin embargo, afirmó que “la larga lista de operaciones que resultan en muchas muertes, que afectan desproporcionadamente a los afrodescendientes, plantea preguntas sobre la manera en que se llevan a cabo estas incursiones”.

Tomaz Silva/Agência Brasil
Decenas de cadáveres son llevados por los residentes a la plaza São Lucas, en Penha, al norte de Río de Janeiro, Brasil.
El responsable de velar por los derechos humanos declaró que, durante décadas, “la alta letalidad asociada a la policía en Brasil ha sido normalizada”, especialmente en zonas como Río de Janeiro, donde ha aumentado significativamente.
Según Turk, “Brasil necesita romper el ciclo de brutalidad extrema y garantizar que las operaciones de seguridad pública cumplan con los estándares internacionales sobre el uso de la fuerza”.
Turk pidió investigaciones rápidas, independientes y eficaces sobre los hechos del martes y una reforma completa de la policía. Enfatizó que cualquier uso de fuerza potencialmente letal debe alinearse con los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y no discriminación.
El Alto Comisionado añadió que “abordar el racismo sistémico contra los afrodescendientes en Brasil es fundamental”. Agregó que “es hora de poner fin a un sistema que perpetúa el racismo, la discriminación y la injusticia”.
Según el Mecanismo Internacional Independiente de Expertos para Promover la Justicia Racial y la Igualdad en la Aplicación de la Ley, los asesinatos de afrodescendientes por agentes de seguridad en Brasil son “generalizados”.
Se estima que 5000 afrodescendientes mueren cada año en el país a manos de la policía, siendo los jóvenes negros de áreas empobrecidas los principales afectados.