domingo 02 de noviembre de 2025 - Edición Nº2524

Internacionales | 1 nov 2025

Europa se Vacía Por Dentro.

Europa no se derrumba por bombas. Se está vaciando desde adentro

Europa no está en colapso por misiles ni invasiones ni ciudades reducidas a ruinas. La fractura viene por dentro. Lo que está ocurriendo es más lento y peligroso que una guerra y millones de jóvenes europeos se están yendo porque ya no hay futuro para ellos donde nacieron.


Por: Mauricio Herrera Kahn. Fuente:Agencia Pressenza

(Imagen de Smowl)

Europa no está en colapso por misiles ni invasiones ni ciudades reducidas a ruinas. La fractura viene por dentro. Lo que está ocurriendo es más lento y peligroso que una guerra y millones de jóvenes europeos se están yendo porque ya no hay futuro para ellos donde nacieron. Y mientras todo esto ocurre, Bruselas discute reglamentos que nadie lee. La hemorragia no tiene ruido. Pero está vaciando el corazón del continente. Europa no está en colapso por misiles.

Detrás de esa migración silenciosa hay un modelo agotado. Las economías europeas crecieron sin distribuir, integraron sin incluir, prometieron seguridad y entregaron precariedad. En Italia, Grecia o Portugal, generaciones enteras viven con salarios que no alcanzan para sostener una vida digna. En Francia, el Estado de bienestar se convirtió en campo de batalla. En Alemania, la prosperidad ya no alcanza para sostener su propio relato. El continente envejece, se encierra, se burocratiza y su mayor enemigo no está afuera, es la desilusión.

Esa desilusión está reconfigurando la política europea. En Hungría, Polonia, Países Bajos o Francia, los partidos ultranacionalistas crecen sobre el vacío dejado por las socialdemocracias. En el norte, Suecia y Finlandia giran hacia la militarización. En el sur, España e Italia se debaten entre el cansancio y la rabia. Europa ya no teme al futuro, pero lo evita. El continente que alguna vez dictó el rumbo del mundo hoy se pregunta cómo sobrevivir a su propio desencanto. La fractura europea no será un estallido, será una lenta desaparición demográfica, moral y política.

  1. El éxodo silencioso que Europa disimula

Europa perdió más de 8,3 millones de jóvenes en los últimos doce años. No es una estimación poética. Son cifras oficiales del Eurostat y del Banco Mundial. Solo Rumania vio emigrar a 3,7 millones de personas desde 2007, el mayor éxodo civil desde la Segunda Guerra Mundial. Letonia perdió al 25% de su población entre 2000 y 2023. Bulgaria perdió más de 2 millones de habitantes en treinta años y no hay bombardeos. Hay una evacuación económica en cámara lenta.

En 2023, más de 400.000 españoles menores de 35 años vivían fuera de España. Portugal tiene un 10% de su población total viviendo en el extranjero. Italia registra más de 1.200.000 emigrantes calificados desde 2008, la mayoría médicos, ingenieros y personal sanitario. Europa no está perdiendo turistas. Está perdiendo a quienes producen su mañana.

Y lo más revelador es que no huyen de Rusia ni de guerras, huyen del costo de la vivienda, del salario estancado, del empleo precario y de un sistema donde la energía y la tecnología se compran más caras que en cualquier otro centro del planeta. Mientras Bruselas juega a regular el futuro, el futuro está saliendo por la puerta.

  1. Los 13 países que ya están desconectándose

En Europa del Este la fuga humana tiene el tamaño de una economía entera. Rumania perdió casi 20% de su población y más de US$ 60.000 millones en talento productivo acumulado desde 2007.

Letonia ha perdido el equivalente a US$ 12.000 millones anuales en capital humano, al evaporarse el 25% de su fuerza laboral desde 2000; por su parte, Lituania, con un PIB de apenas US$ 76.000 millones, ha visto evaporarse población equivalente a US$ 15.000 millones en productividad futura y; Polonia perdió trabajadores calificados por un valor estimado de US$ 100.000 millones en impuestos no recaudados desde 2010.

El sur vive otra dimensión del colapso. Grecia lleva una deuda superior a los US$ 400.000 millones, con más de 500.000 jóvenes emigrados desde la crisis; Portugal supera US$ 280.000 millones de deuda pública, mientras 1,5 millones de portugueses viven fuera, equivalentes a más del 15% del PIB perdido en productividad; mientras que España supera US$ 32.000 millones anuales en fuga neta de jóvenes que emigran y no regresan; y en Italia se ha perdido profesionales calificados valorados en más de US$ 200.000 millones en la última década, incluyendo 70.000 médicos y técnicos sanitarios.

La energía industrial en Europa llegó a costar US$ 300 por MWh en 2022, mientras en Estados Unidos no superó los US$ 70. Italia sostiene una deuda del 140% del PIB, equivalentes a US$ 3,1 billones y salarios mínimos que apenas sobrepasan los US$ 800 mensuales en Grecia, Portugal y Rumania. No se están yendo por guerra, se están yendo porque el modelo colapsó frente al costo de vivir y producir y Europa sigue existiendo en los mapas, pero ya no en las decisiones vitales

  1. El centro colapsa. Alemania y Francia ya sienten la sangría

La fuga ya no es solo humana. Es industrial. Alemania perdió más de US$ 90.000 millones en inversión industrial directa entre 2022 y 2024, desviada hacia Estados Unidos y China. BASF trasladó US$ 10.000 millones a una nueva mega planta química en Zhanjiang. Volkswagen, BMW y Mercedes confirmaron que más de US$ 50.000 millones en nuevas plantas para vehículos eléctricos se instalarán fuera de Europa, principalmente en Texas y Shanghái y no es especulación porque son fábricas que ya no estarán en Baviera ni Baden-Württemberg.

El atractivo estadounidense es puramente energético y fiscal. El Estado federal subsidia con hasta US$ 7.500 por cada auto eléctrico fabricado localmente. La electricidad industrial en zonas como Texas se paga a US$ 30 por MWh, contra los US$ 90 a US$ 120 por MWh en Alemania post–Nord Stream. Cada giga factoría que elige Texas en vez de Europa representa entre US$ 5.000 y US$ 10.000 millones de PIB futuro anual que se esfuma del continente.

Francia, por su parte, ya no exporta talento, lo importa. En 2023 reclutó más de 25.000 médicos extranjeros, principalmente de Marruecos, Túnez y Senegal para sostener un sistema hospitalario colapsado por falta de personal local. El déficit proyectado supera los US$ 12.000 millones anuales en reemplazo de trabajadores cualificados. Las universidades francesas forman menos ingenieros de los que su industria requiere. Europa no solo perdió el monopolio productivo, está perdiendo la capacidad humana para reconstruirlo con su propia gente.

  1. Europa ya no es un sueño. Es un lugar que se abandona

El símbolo más claro no está en las fronteras, sino en los aviones de ida. Más de 1 millón de portugueses viven hoy en Francia, generan más de US$ 15.000 millones anuales en PIB para otro país y más del 70% no piensa volver, según datos del Observatorio de Emigración Portugués. Portugal ya perdió en capital humano el equivalente a un 20% de su economía actual.

Letonia es el caso más extremo del Báltico. Pasó de 2,3 millones de habitantes en el año 2000 a apenas 1,8 millones en 2023. Una pérdida del 25% de su población activa, valorada en más de US$ 30.000 millones en productividad futura evaporada. Es una desaparición demográfica sin guerra. El país existe en los mapas, pero ya no sostendrá por sí mismo su pirámide laboral ni fiscal.

España sufre una fuga silenciosa y estratégica. Más de 100.000 profesionales calificados salen cada año, incluyendo médicos, científicos e ingenieros que generan en otros países un output estimado superior a US$ 25.000 millones anuales en valor agregado perdido. Alemania, Reino Unido y Suiza reciben ese talento sin pagar su formación. España financia su educación, otro absorbe su productividad, Europa ya no es el destino y si es la salida.

  1. Estados Unidos y China ganan. Europa solo observa

Estados Unidos está absorbiendo la industria que Europa ya no puede sostener. Desde 2022 las empresas europeas han anunciado más de US$ 200.000 millones en inversiones industriales trasladadas a suelo estadounidense, atraídas por energía tres veces más barata y subsidios federales directos del Inflación Reducción Act por US$ 369.000 millones. Tan solo Alemania ha desviado US$ 100.000 millones en proyectos químicos, automotrices y farmacéuticos hacia Texas, Luisiana y Ohio. Washington no está conquistando fábricas, las está recibiendo sin resistencia.

China juega otro tablero. Compra energía cuatro veces más barata que Europa gracias a contratos con Rusia y Arabia Saudita por debajo de US$ 10 por MWh, y con ese diferencial está reemplazando a Europa como exportador global. En 2024 el superávit comercial chino con la UE superó los US$ 400.000 millones, y Pekín está captando a los jóvenes investigadores europeos que ya no encuentran financiamiento local. Solo en 2023 China atrajo más de 12.000 científicos europeos con contratos superiores a US$ 120.000 al año, algo inaccesible en universidades europeas bajo austeridad.

Mientras tanto, Bruselas invierte miles de horas legislando cargadores USB y cuotas de emisiones, pero no ha logrado fijar un precio energético estable para su industria ni un plan real para retener talento. La discusión es normativa y la fuga es global. Europa sigue hablando y sus hijos ya no están escuchando.

  1. 2030. La UE puede seguir existiendo… pero vacía

La Unión Europea puede llegar a 2030 institucionalmente intacta, parlamento funcionando, comisión emitiendo directivas y cumbres diplomáticas impecables. Pero detrás de esa fachada puede haber un continente vacío, sin tejido industrial, sin masa laboral joven y sin poder estratégico real. El riesgo no es el colapso institucional, es la irrelevancia.

Si la tendencia actual continúa, Europa perderá más de US$ 1,5 billones en inversión industrial acumulada entre 2024 y 2030 a favor de Estados Unidos y Asia y más de 15 millones de trabajadores podrían salir del sistema productivo europeo sin ser reemplazados por nuevas generaciones.

La edad mediana en Italia y Alemania superará los 50 años, mientras que en países como India será de 29 años. No es solo un problema demográfico, es un quiebre del pulso económico.

El continente puede transformarse en lo que ya muchos analistas llaman su destino silencioso y es un museo global, con ciudades-perfecto-postal que reciben a turistas chinos, árabes y estadounidenses que aportan más de US$ 600.000 millones al año en gasto turístico… mientras la industria europea se reduce a piezas de museo también. Europa puede continuar existiendo, sin fuerza, sin proyecto y sin futuro propio.

7. Europa no muere. Se disuelve.

Europa no enfrenta una invasión ni un colapso repentino. Enfrenta algo más peligroso. Se está disolviendo en silencio, no por guerra sino por irrelevancia. Por haber delegado la energía en Rusia, la industria en China y la estrategia en Estados Unidos. Por haber enseñado al mundo democracia y derechos, pero haber olvidado defender con el mismo rigor su propia soberanía material.

Todavía hay margen. Quizás cinco años y no más. Si Europa logra recuperar el control del precio y origen de su energía, si decide producir donde vive y no solo consumir lo que otros fabrican, si vuelve a hacer del talento joven una prioridad en lugar de un recurso de exportación, entonces puede no solo sobrevivir, puede renacer, pero el reloj ya no marca décadas y marca ciclos electorales.

Europa no está condenada a desaparecer. Está condenada a elegir entre seguir administrando ruinas gloriosas o volver a construir un futuro que no dependa de nadie más.

Y esa decisión no será tomada por los discursos oficiales. La tomarán los que hoy están haciendo las maletas.

 

Bibliografía:

  • Eurostat, Demographic Trends & Migration Report 2023–2024
  • FMI, Regional Outlook on Europe — Structural Decline Indicators
  • Banco Mundial, Global Talent Drain & Human Capital Flight in the EU
  • IEA, Energy Price Divergence between EU–US–China 2022–2024
  • Comisión Europea, European Industrial Competitiveness Report 2024
  • OECD, The Silent Migration Crisis in Southern Europe
  • Bloomberg & Financial Times, Factory Exodus & IRA vs EU Analysis 2023–2024
  • McKinsey Global Institute, Industrial Relocation and Talent Flows 2030 Risk Model
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