Por: Agencia InnContext
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Más de setenta referentes territoriales de América Latina presentaron una síntesis ética y política rumbo a la COP30, en la que afirman que la acción climática sólo será efectiva si se construye desde los territorios.
El proceso Diálogos Territoriales hacia la COP30: Balance Ético Global, impulsado por Fundación Avina y Fundación Argentina 1.5, reunió a brigadistas amazónicos, redes por el agua, recicladores organizados, comunidades del Chaco y referentes científicos y culturales de la Patagonia. La conclusión central es que los impactos climáticos ya son una realidad que afecta vidas, economías y ecosistemas, y que las respuestas más sólidas están emergiendo desde las comunidades.
Por ejemplo, en la Amazonía, los brigadistas se identifican como actores climáticos esenciales que actúan en la primera línea frente a incendios cada vez más frecuentes y extremos. Su labor no se limita a apagar el fuego: realizan prevención, educación ambiental y articulación institucional, y sostienen el manejo integrado del fuego como estrategia central para proteger la selva. Señalan que ya enfrentan sequías severas, pérdida de lluvias y una reducción progresiva de la capacidad del bosque como barrera húmeda, factores que agravan el riesgo de incendios y la fragilidad de los modos de vida locales.
Las comunidades amazónicas enfrentan además vulnerabilidades estructurales que profundizan la crisis. La falta de agua, la escasez de peces, las olas de calor y las dificultades de movilidad afectan la salud, la alimentación y la economía familiar. A esto se suma la presión de modelos productivos extractivos que erosionan territorios y culturas. Los brigadistas advierten que sin preparación institucional y sin financiamiento accesible, la región se dirige a una crisis humanitaria, ecológica y climática.
Si bien reconocen algunos avances, los actores comunitarios denuncian la ausencia de políticas públicas estables y la fragilidad de las instituciones responsables de la gestión ambiental y de emergencias. Reclaman equipos adecuados, formación continua, contratación estable y el reconocimiento de su papel como trabajadores especializados en la protección climática. Señalan que fortalecer las brigadas comunitarias y a las juventudes en la Amazonía es una condición indispensable para preservar la selva y su función en la regulación climática global.
Rumbo a la COP30, los brigadistas llaman a gobiernos, sociedad civil y sector privado a asumir corresponsabilidad en la defensa de la Amazonía. Exigen el aumento de la ambición climática, el reconocimiento de los saberes tradicionales, el financiamiento justo para soluciones basadas en la naturaleza y la protección efectiva de los territorios. “La Amazonía no es periferia, es el corazón climático del mundo”, afirmaron. “Cuidarla es garantizar el futuro de toda la humanidad”.