Por: Mabel Severich Larrea. Fuente: Agencia Pressenza
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(Imagen de Mabel Severich Larrea)
El 24 de noviembre se realizó en Ciudad de México el Foro Internacional de Ciudades Feministas, un encuentro que reunió a ONU-Hábitat, ONU Mujeres, SEDATU, la Secretaría de Relaciones Exteriores y especialistas de toda la región. La premisa que guio la jornada fue contundente: las ciudades actuales no fueron diseñadas pensando en las mujeres, ni en sus tiempos ni en los cuidados que sostienen buena parte de la vida urbana.
El debate se sustentó en el Compromiso de Tlatelolco, adoptado en agosto de 2025 durante la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe de la CEPAL, que afirma que “la planificación urbana debe centrarse en el cuidado, la igualdad sustantiva y la seguridad de las mujeres”.
El cuidado: la estructura invisible de la ciudad
Uno de los datos citados durante el foro fue que las mujeres realizan el 71% de los cuidados no remunerados. Esa carga define sus trayectorias diarias, sus desplazamientos y la manera en que habitan el espacio público.
Por eso, recordaron las panelistas, una ciudad feminista no es una ciudad “para mujeres”, sino una ciudad que reparte mejor las cargas y crea condiciones reales de corresponsabilidad: transporte adecuado, rutas seguras, servicios cercanos, iluminación adecuada y modelos de vivienda que reconozcan nuevas formas de vida comunitaria y familiar.
Hablar de urbanismo feminista, en otras palabras, significa ordenar el territorio a partir de la vida cotidiana y no al revés.
La mirada conceptual de Leslie Kern
El foro tuvo como eje conceptual la obra de la geógrafa feminista canadiense Leslie Kern, autora del libro “Feminist City: Claiming Space in a Man-Made World”, quien estuvo presente y ofreció la conferencia central. En su intervención Kern subrayó que las ciudades modernas han sido diseñadas históricamente bajo parámetros masculinos que ignoran los tiempos, trayectos y necesidades de las mujeres.
Su propuesta plantea que una “ciudad feminista” no es solo aquella que incorpora protocolos de seguridad, sino una donde la vida cotidiana, el cuidado, la accesibilidad y la experiencia de las mujeres se convierten en criterios de planificación urbana.
Una conversación avanzada… pero ¿cómo llega a otros territorios?
Las mesas del foro fueron ricas en conceptos y propuestas: movilidad del cuidado, indicadores de seguridad feminista, viviendas no convencionales, urbanismo con perspectiva de género. Pero mientras avanzaban las intervenciones, surgía inevitablemente una pregunta: ¿cómo aterriza este debate en otras ciudades latinoamericanas, más pequeñas, más desiguales o con menos institucionalidad; y que enfrentan retos mucho más básicos?
Este punto parece clave, porque Ciudad de México no es un caso cualquiera. Es una metrópolis con larga tradición de políticas progresistas y que, hoy, además, forma parte de un proyecto nacional que coloca el feminismo y la igualdad como ejes centrales del gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum. Ese impulso institucional permite que debates tan avanzados encuentren espacio, respaldo político e incluso capacidad de implementación.
Pero en el resto de la región el panorama es otro. Todavía se discute: cómo garantizar la paridad real en los gobiernos locales, cómo incorporar la perspectiva de género a los presupuestos, cómo evitar que alcaldesas electas sean hostigadas o incluso impedidas de ejercer, y cómo asegurar que el espacio público sea seguro para las mujeres.
Mientras en CDMX se plantea avanzar sobre un urbanismo feminista, en otras ciudades, en otros países de nuestra región muchas mujeres en funciones de autoridad pelean por lo más básico: poder gobernar sin violencia política.
Por eso, más que preguntar si estas discusiones pueden replicarse, la pregunta correcta parece ser: ¿cómo se pueden adaptar estas ideas a realidades tan distintas y desiguales?
La Ciudad de Ellas: una herramienta para cerrar brechas
Uno de los aportes relevantes del foro fue la presentación de la nueva edición de La Ciudad de Ellas, una iniciativa de ONU-Hábitat que recopila experiencias, metodologías y aprendizajes para construir ciudades más seguras y equitativas.
Este recurso resulta especialmente valioso para América Latina porque propone ideas que pueden adaptarse tanto a megaciudades como a municipios medianos o pequeños; plantea intervenciones de bajo costo, útiles incluso donde la institucionalidad es débil; y muestra, mediante fotografías y testimonios, cómo las desigualdades se viven en el territorio.
Hacia dónde vamos: el rol clave de los gobiernos locales
El foro dejó conclusiones claras: la discusión sobre ciudades feministas avanza, pero no al mismo ritmo en toda la región. La ciudad feminista del 2035 será la que se comience a trabajar desde ahora.
Mientras las grandes capitales empiezan a experimentar con políticas urbanas con enfoque de cuidado, en muchas ciudades la igualdad sigue siendo una lucha primaria. Y en ese contexto, las autoridades locales —hombres y mujeres, alcaldes y alcaldesas— desempeñan un papel decisivo.
Son ellos quienes toman decisiones sobre el uso del suelo, definen presupuestos municipales, gestionan transporte, alumbrado, seguridad y servicios, y diseñan, o no, ciudades que tomen en cuenta las vidas de las mujeres.
Es indudable que el foro puso sobre la mesa una discusión que no suele ocupar un lugar central en la agenda urbana, y justamente por ello resulta relevante. El desafío ahora será lograr que estas ideas, innovadoras y conceptualmente avanzadas, encuentren espacio en la gestión cotidiana de los gobiernos locales, que es donde se toman las decisiones de la vida urbana.