Por: Redacción Central.
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La líder opositora venezolana María Corina Machado defendió este jueves la realización de una posible intervención del ejército de Estados Unidos sobre el territorio venezolano, contrario a lo que suele esperarse de una figura distinguida con el Premio Nobel de la Paz.
Machado dio estas declaraciones a la prensa en Oslo un día después de que su hija recibiera por ella el galardón, utilizando como excusa que Venezuela está ya ocupada por fuerzas de regímenes totalitarios --entre las que mencionó a Rusia, Irán, Cuba, Hezbollah, cárteles de droga y la guerrilla colombiana--. “Quien nos ha dedicado la guerra a los venezolanos ha sido el régimen de Maduro”, sostuvo la opositora y pidió que se bloqueen todos los ingresos económicos del país para forzar la caída del chavismo.
En su testamento, el científico e industrial sueco Alfred Nobel —creador de los premios que llevan su nombre y conocido por haber patentado la dinamita— establecía las condiciones para otorgar el Premio Nobel de la Paz: “A la persona que haya realizado el mayor o el mejor trabajo en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y la celebración y promoción de congresos de paz”.
Así, el argumento de que una intervención militar extranjera sería un paso necesario para liberar a Venezuela del gobierno de Nicolás Maduro, coloca a Marina Corina Machado en una posición que se aleja de la interpretación tradicional del galardón. Sin embargo, negó estar involucrada en las operaciones que la Administración de Donald Trump desarrolla en el Caribe. “No estamos involucrados en absoluto en las decisiones u operaciones relacionadas con la seguridad nacional de otros países. Es decir, cada país tiene su propio derecho a la legítima defensa y cuando sienten que su seguridad nacional está en juego, actúan en consecuencia", explicó, al justificar las acciones de Trump en el Caribe. “Han sido decisivas para llegar al punto en el que se está ahora, en el que el régimen está más débil que nunca”, agregó.
La líder opositora sí admitió que están trabajando de manera ardua no solo con Estados Unidos, sino también con otros gobiernos en América Latina y Europa, para explicarles los planes que tiene la oposición en sus “primeras 100 horas y los siguientes 100 días” en el poder en un país que, según ella, afronta una crisis multidimensional. “Se trata no solo de una crisis humanitaria, sino también una crisis financiera, de servicios públicos y de seguridad, todo al mismo tiempo”, manifestó. “El presidente Edmundo González y su equipo tienen un gran reto, pero quiero asegurarles que profesionales con mucho talento, experiencia y honestidad, tanto dentro de Venezuela como en el extranjero, están trabajando juntos. Tenemos los planes y equipos listos para tomar el control desde el primer día”, aseguró.
Machado aseguró que era su deber ir a por el premio “para llevarlo de vuelta a los venezolanos”, y dijo que volverá pronto a su país, donde llevaba más de un año sin conocerse su paradero, aunque no precisó la fecha ni tampoco los detalles de cómo se realizará o si Estados Unidos también le apoyará en esta tarea. “Pero será cuando se den las condiciones propicias”, aclaró.
La opositora insistió una vez más en que el premio es para todos los venezolanos, pero haciendo alusión a la generación más joven “que no ha conocido la democracia ni ha vivido en libertad, pero ha aprendido de sus padres, madres y abuelos lo que se necesita”. “Estos hijos nuestros están dispuestos a dar su vida por algo que nunca han conocido. Por eso estoy convencida de que tenemos la mejor generación de venezolanos de la historia, listos para concluir nuestra tarea, no solo para liberar a nuestro país, sino para construir una nación con pilares sólidos, pilares éticos, que representen la nueva institución democrática durante los siglos venideros”, sostuvo.
Trump ordenó en agosto un despliegue con buques y aviones militares en el Caribe bajo el argumento de la lucha antinarcóticos. El presidente Venezuela, Nicolás Maduro, afirma que las maniobras militares de Estados Unidos buscan forzar un “cambio de régimen” en el país y apoderarse de sus cuantiosas reservas de crudo. Fuerzas militares estadounidenses han bombardeado desde el pasado 2 de septiembre una veintena de embarcaciones en el Caribe y en el Pacífico supuestamente vinculadas al narcotráfico.
Los ataques han dejado más de 80 muertos. Venezuela cuestiona los bombardeos al tildarlos de “ejecuciones extrajudiciales”. Cada ataque es anunciado en redes sociales por la Casa Blanca, en publicaciones en las que por lo general se adjunta un video de una lancha flotando en el agua antes de una gran explosión y un incendio posterior. En ninguna ocasión Washington ha mostrado evidencias de que sus objetivos estuvieran traficando narcóticos o que representaran una amenaza para el país.
A estas tensiones hay que sumarle que Trump anunció la semana pasada que atacaría Venezuela por tierra bajo el pretexto de atacar a los grupos criminales y el martes aclaró en una entrevista que que Maduro “tiene los días contados”. Además, en medio de la escalada, el miércoles Guyana —país limítrofe con Venezuela— firmó un acuerdo con Washington para ampliar la cooperación militar. La Casa Blanca, en tanto, apoya al país sudamericano en su disputa fronteriza con Venezuela por la región del Esequibo, una vasta región de unos 160.000 kilómetros cuadrados, rico en yacimientos petroleros y recursos naturales, que Caracas disputa con Guyana, país que lo administra y también lo considera suyo.