![Un piso de concreto mejora la estabilidad financiera y la salud de las familias](./uploads/noticias/3/2024/07/20240726110131_unnamed.jpg)
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Por: Agencia InnContext
La confianza entre individuos y gobiernos, es decir, la confianza institucional, es un elemento esencial para el funcionamiento de las sociedades. El pago de impuestos, la participación electoral, el cumplimiento de normas y leyes, y el uso de servicios públicos, dependen en gran medida de hasta qué punto los individuos confían en las instituciones a cargo. Cuando una institución es consistente y predecible en la prestación de servicios y confiable en términos de resultados, construye una relación de confianza con los ciudadanos. De manera similar, cuando las decisiones políticas y normativas se toman a través de procesos que se perciben como justos y equitativos, se construye la confianza.
De acuerdo con GraphForThought del PNUD, la región de America Latina y el Caribe ha estado luchando contra una desconfianza hacia los gobiernos significativa y progresivamente creciente. Datos del Latinobarómetro, a partir de 2009 y hasta 2018, muestran que la confianza en las instituciones disminuyó significativamente, alcanzando niveles cercanos al 20%. Es decir, sólo una de cada cinco personas expresó confianza en sus gobiernos.
El período entre 2018 y 2020 constituye una excepción. Durante este período, se observa una mejora significativa en la confianza hacia los gobiernos. “Aunque este fenómeno merezca un examen detenido, proponemos dos interpretaciones posibles. La primera, es que durante este período, las elecciones
Al observar la confianza social o generalizada, esto es si las personas confían en la mayoría de la gente, se ve un patrón similar. Los datos históricos muestran niveles consistentemente bajos de confianza social en ALC comparados con otras regiones. Entre 2009 y 2020, se evidenció una trayectoria marcadamente descendente. La confianza social implica una forma generalizada de confianza extendida a cualquier miembro de la sociedad y no solo a lazos cercanos; permite la creación de redes y coordinación facilitando la solución de problemas de acción colectiva (por lo tanto, se correlaciona con la confianza institucional). Y de hecho, los niveles decrecientes de confianza generalizada
En paralelo a este fenómeno de pérdida de confianza general e institucional, se observa que la confianza en las comunidades se mantuvo relativamente estable. Incluso hubo un momento en el que, mientras la confianza social e institucional disminuía, la confianza comunitaria experimentaba una ligera mejora (2009-2014). Las personas que residen en comunidades con fuertes dinámicas de confianza generalmente experimentan resultados de desarrollo más favorables, especialmente entre individuos de bajos ingresos. Una comunidad robusta permite a los individuos participar en actividades orientadas al futuro, como ahorrar u obtener un título.
La distribución geográfica de la población, particularmente en áreas urbanas, fomenta la formación de grupos de personas que
El declive en la confianza institucional, la disminución en la confianza en la mayoría de la gente junto a una confianza concurrentemente estable o incluso creciente en comunidades unidas, permiten entender la creciente distancia social y el aumento de la polarización en América Latina y el Caribe. “Para que nuestras sociedades prosperen, necesitamos pensar en reconstruir la confianza en las instituciones cumpliendo compromisos y entregando resultados positivos. Los formuladores de políticas deben tener en cuenta que sus medidas no solo deben evaluarse según si solucionan o no un problema específico. También según si contribuyen a reforzar las divisiones sociales o a la construcción de 'puentes' entre diferentes segmentos sociales, considerando tanto las dimensiones socioeconómicas como geográficas”, expresan desde PNUD.