

Por: Noticias ONU
ACNUR/Carolina Fuentes Lillian y sus cuatro hijos en su casa de Cartago, Costa Rica, que huyeron de Nicaragua hace seis años.
Un recorte del 41% está afectando gravemente la asistencia a los desplazados, principalmente a los refugiados nicaragüenses. La capacidad para registrar a los solicitantes de asilo recién llegados se ha reducido en un 77%, lo que retrasa el acceso a la documentación necesaria para garantizar el empleo, la atención sanitaria y la educación.
Mientras las necesidades humanitarias alcanzan niveles críticos en Costa Rica, un recorte de fondos del 41% está afectando gravemente la capacidad de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) de proporcionar asistencia a las personas desplazadas en el país, ha anunciado la Alta Comisionada adjunta de ACNUR para la Protección.
Las incesantes tensiones políticas y sociales en Nicaragua han obligado a la gente a cruzar la frontera, miles de personas han buscado seguridad en Costa Rica, que ha mantenido una “sólida tradición de asilo, proporcionando seguridad y dignidad a quienes huyen de la persecución”, declaró Ruvendrini Menikdiwela.
En marzo de 2025, Costa Rica acogía a más de 194.000 solicitantes de asilo nicaragüenses y a 9216 refugiados nicaragüenses reconocidos, lo que representa más de la mitad de todos los nicaragüenses desplazados en el mundo.
Los refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses representan ahora casi el 4% de los 5,1 millones de habitantes de Costa Rica, y el 83% de todos los refugiados y solicitantes de asilo del país.
La ayuda humanitaria, incluida la asistencia financiera crucial, han permitido a miles de nicaragüenses en Costa Rica acceder a asistencia jurídica, tramitar procedimientos de asilo y seguir otras vías legales.
También han proporcionado servicios vitales como protección infantil, atención de salud mental, educación, y formación y colocación laboral, con especial atención a las mujeres, los niños y las personas que viven en zonas de alto riesgo o remotas.
A su vez, los nicaragüenses están haciendo importantes contribuciones a las generosas comunidades de acogida.
Sin embargo, el sistema de asilo se encuentra “bajo presión”, dijo Menikdiwela.
Una fuerte reducción de la financiación ya ha obligado a suspender o recortar drásticamente muchos servicios esenciales. Como consecuencia, la ayuda crítica ya no llega a quienes más la necesitan, especialmente en comunidades remotas, y el futuro de estos programas “pende de un hilo”.
La capacidad para registrar a los solicitantes de asilo recién llegados se ha reducido en un 77%, lo que retrasa el acceso a la documentación necesaria para garantizar el empleo, la atención sanitaria y la educación. Con más de 222.000 solicitudes de asilo pendientes, incluidas las de otras nacionalidades, estos recortes “amenazan todo el sistema de protección”.
Costa Rica ha contribuido enormemente a afrontar el desplazamiento forzado con su compromiso continuo de ofrecer a los refugiados oportunidades para reconstruir sus vidas en condiciones de seguridad.
El país reafirmó su compromiso a través de su liderazgo en el Pacto Mundial sobre Refugiados, el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones, y el Proceso de Quito, trabajando para ofrecer soluciones duraderas a quienes han encontrado seguridad en su territorio.
Con el apoyo de ACNUR, el país ha reforzado su sistema de asilo y promovido la inclusión. Sin embargo, sin recursos suficientes, la capacidad de ayudar a las personas a permanecer, integrarse y prosperar está en grave riesgo.
Los gobiernos, donantes privados y particulares tienen “un papel que desempeñar para garantizar que la protección no falle cuando y donde más se necesita”, indicó Menikdiwela.
ACNUR hace un llamamiento a la comunidad internacional para que aumente su apoyo a fin de mantener las operaciones que salvan vidas en Costa Rica. La organización necesita 40,4 millones de dólares para “continuar este año su labor crítica en el país”, concluyó.